Un increíble estudio británico acaba de determinar que nueve de cada 10 fotografías con algún contenido sexual explícito que comparte amigos en la red, termina en sitios de pornografías.
La investigación hecha la organización internacional que lucha contra la pornografía Internet Watch Foundation confirma así lo que los expertos señalan hace años: todo material subido al ciberespacio nunca, nunca, se podrá retirar y corre el riesgo de ser mal usado.
Los resultados del estudio se conocen a una semana que una joven canadiense se suicidara, luego de haber sido acosada durante años por unas imágenes desnudas que, de adolescentes, entregó a unos desconocidos en la red. El caso de Amanda Todd ha causado impacto y ha iniciado un debate sobre la persecusión del ciberbulliyng.
La ONG analizó por un mes el destino de más de 12 mil imágenes y videos subidos a la web y determinó que casi en su totalidad son copiados de la fuente original, ya sea Facebook y otros, y son subidos a sitios dedicados a la pornografía.
La investigación también se hizo cargo de una serie de denuncia sobre la violación de información que sufren muchas personas, dado que algunos testigos señalan no haber subido nunca material fotográfico a la web y aún así haberse encontrado con fotos de ellos en sitios que desconocía.
La organización cuestionó la actual cobertura legal. Según Susie Hargreaves, directora de la organización, consideró que este hábito podría afectar para siempre a la vida de los jóvenes, comprometiendo su desarrollo personal e, incluso, devastar sus vidas, como ya ha sucedido en algunos casos en que ha habido personas, especialmente mujeres, que han intentado quitarse la vida tras descubrir la incapacidad de controlar la libre circulación de fotografías que ingenuamente subieron a la red.