"Tengo 26 años. Soy soltera. Soy una apasionada de los niños y sueño con convertirme en madre algún día. Y tengo nivel III, casi IV, de endometriosis. Soy infértil".
Las palabras fueron escritas por Leah Campbell el 4 de diciembre de 2009, en la primera entrada de su
blog titulado "Single infertile female… now what?" ("Mujer infértil sola… ¿ahora qué?"), el cual no ha dejado de escribir hasta ahora, ya que -según afirma- la escritura es una de las pocas cosas que le salen de forma natural.
Campbell, quien actualmente tiene 29 años, siempre había querido tener un blog, pero no encontraba un tema interesante que pudiera mantener por un largo período de tiempo. Hasta 2009, cuando los doctores le diagnosticaron endometriosis y le dijeron que ése era el momento para quedar embarazada o, de lo contrario, nunca sería madre.
"La ironía es que dos veces doné mis óvulos a parejas infértiles. Siempre quise tener niños y nunca tuve una razón para cuestionar su presencia en mi futuro. Sólo estaba esperando al hombre correcto, el hogar correcto, el trabajo correcto… tenía tiempo", afirma.
La mujer relata que siempre consideró una gran injusticia que parejas que deseaban tener hijos no pudieran hacerlo y, por otro lado, mujeres que no los querían, pasaran todo el tiempo embarazadas. Así que, cuando se le presentó la oportunidad de ayudar a dos parejas a convertirse en una verdadera familia, la tomó de inmediato.
"Todos los doctores a los que vi decían que estaba destinada a tener hijos cuando llegara el momento oportuno, que mis órganos reproductivos estaban impecables. Era la mujer perfecta para ayudar a esas mujeres por quienes sentía tristeza. Se suponía que nunca iba a ser una de ellas", cuenta.
Campbell se percató de que algo andaba mal cuando sus menstruaciones comenzaron a ser irregulares e incluso a veces pasaban meses entre una y otra. Consultó con un médico y éste le dijo que no se preocupara. Sin embargo, luego comenzó a experimentar terribles dolores, que se repetían día tras día.
Así estuvo durante cuatro meses, hasta que el especialista decidió hacerle una ecografía, cuya conclusión fue: "Tus ovarios se ven como el infierno". El comentario la dejó impactada, porque recién un año antes había donado sus óvulos y, según le habían dicho, todo estaba perfecto.
Leah cambió de médico a una doctora que le realizó una cirugía laparoscópica exploratoria. Su diagnóstico fue una agresiva endometriosis, que le había atacado una de sus trompas e incluso su apéndice, los que debieron ser removidos. Sin embargo, la especialista aún confiaba que su paciente podría quedar embarazada en forma natural.
Pero cinco meses después el pronóstico cambió radicalmente. La endometriosis había regresado y había incapacitado los ovarios de Leah, así como la trompa que hasta poco estaba a salvo. Incluso se había extendido a su vejiga, sus intestinos y todo el tejido circundante.
Un invasor silenciosoAunque Leah estaba convencida de que la endometriosis generalmente se manifestaba poco después de las primeras menstruaciones y no en la adultez, como le ocurrió a ella, no siempre es así. Además, se trata de una de las enfermedades ginecológicas más comunes a nivel mundial.
En el caso de Chile, se calcula que aproximadamente un 10% de las mujeres sufren de endometriosis, cifra que aumenta hasta un 60% si sólo se analiza a quienes presentan infertilidad.
Sonia Villa, especialista de la Unidad de Medicina Reproductiva de la Clínica Monteblanco, sostiene que las causas de esta condición no se conocen con certeza y que aparentemente surge por una suma de factores, que en definitiva hacen que el endometrio -el tejido que reviste las paredes internas del útero- se localice en sectores donde normalmente no existe, como la superficie del útero, las trompas de Falopio, los ovarios, el intestino, la vejiga, etc.
"Estos implantes pueden generar quistes endometriósicos en los ovarios, nódulos que se ubican en el espesor del tejido que se encuentra entre la vagina y el recto, pared intestinal, vesical, etc.", explica la ginecóloga.
Todo esto finalmente se manifiesta en fuertes dolores menstruales que pueden llegar a ser invalidantes, lo que afecta la calidad de vida de quienes padecen endometriosis. Incluso, es posible que la enfermedad perjudique la relación de pareja, ya que en algunos casos produce dolor con la actividad sexual.
El tratamiento es variable y va desde la ingesta de medicamentos, hasta la cirugía laparoscópica, la misma que Leah tuvo que realizarse en varias ocasiones y que cruelmente le reafirmaban que le sería muy difícil cumplir su sueño de quedar embarazada.
Por esto, la mujer decidió agotar todas las posibilidades y se aventuró con la fertilización in vitro para, eventualmente, convertirse en madre soltera.
"Elegí un donante de esperma y fui hacia adelante con la creencia de que esto sería difícil, pero que en el otro extremo estaría el éxito. Después de dos ciclos de fertilización in vitro fallidos, estoy inmersa en deudas de fertilidad y tengo el corazón destrozado", cuenta en su blog.
Leah Campbell ha aparecido en diversos medios estadounidenses relatando su historia. En "The Huffington Post" contó que ahora está dedicada a ofrecer asesoría a otras mujeres infértiles o que padecen de endometriosis, a través de su blog y página de Facebook.
Asimismo reveló que ahora que se acerca a los 30 años, está evaluando la idea de la adopción. "He trabajado muy duro, aceptando el hecho de que la adopción probablemente estará en mi futuro; he trabajado mucho para estar lo más saludable posible, porque estuve muy enferma (…) No sé si pasar por un nuevo proceso de fertilización in vitro será lo mejor para mi salud física o mental, pero en realidad no sé qué ocurrirá en el futuro… podría intentarlo de nuevo, quién sabe", afirmó.