Es frecuente ver en los espacios públicos a padres que trotan llevando a sus hijos en coches. De la misma manera, es común ver a muchas personas corriendo con sus mascotas. Esta forma de practicar el running va desde ser una actividad cotidiana hasta una competencia deportiva. Tiene ventajas y defectos, pero puede ser una buena forma de compartir el deporte en familia y con los animales domésticos.
En el caso de los padres, salir a hacer deporte e incluir al hijo en la actividad se transforma en una solución para pasar tiempo con él y no descuidar el ejercicio. Preocuparse tanto del niño como de la manera en que se corre, es muy importante.
Federico Gili, traumatólogo de la Clínica Alemana, le recomienda al corredor “que se vaya chequeando que vaya tan recto como cuando trota, con los codos en semiflexión, no empujando como si fuera un auto en panee”. Así se evitan posibles complicaciones físicas.
El entrenador del club JG Coaching, Juan Carlos Torres, afirma que “lo único que se ve afectado es la postura desde el punto de vista de que no hay un buen balance con el braceo, ya que inmoviliza los brazos porque vas sujetando el coche”.
Para el niño, la actividad que haga mientras va en el coche es fundamental. “Se pueden aburrir mucho. Si el papá es un poco egoísta y no le pone juguetes, agua para tomar y cosas para ver, y no para cada determinado rato ni lo hace jugar o pasear, el niño no va aguantar”, sostiene Gili.
Por otro lado, sacar a trotar a las mascotas requiere una mayor cautela. Las distracciones que perciben los animales y la fuerza que tienen, exigen más atención y esfuerzo del deportista. Sin embargo, con un buen entrenamiento previo, es posible crear un espacio de ejercitación en compañía de los animales.
Las medidas de seguridad
Pese al vínculo que el running genera con los niños y con las mascotas, esta actividad cambia la postura en que las personas deberían correr. Considerando que el peso o la fuerza de algunos animales superan la del dueño, hay que controlar los movimientos inesperados.
Juan Carlos Torres, advierte que “normalmente se produce que, en el caso de los perros, se detienen a cada rato porque reciben muchos estímulos, entonces se frena y al hacerlo bruscamente se puede provocar un poco más de daño. Uno va concentrado con un ritmo y al parar bruscamente podría ocasionar incluso un desgarro”.
El traumatólogo Federico Gili señala que la precaución con los animales es que la correa sea del largo adecuado, porque “se pueden interponer de modo inadvertido un poste o una señalética y la persona queda por un lado y el perro por el otro”, explica.
En la situación de salir con la mascota, Torres dice que hay que ir gradualmente enseñándole al animal el ritmo de corrida que se espera. “Por ejemplo, si sale tres veces por semana, las primeras debería salir a caminar, luego empezar a combinar un poco de trote con caminata, después ya correr, trotar, caminar, hasta que ya se pueda llegar a la totalidad de la corrida”, comenta.
Para salir con niños son más los factores involucrados. Es fundamental indicar que el carro diseñado para el trote es diferente al que suele usar el bebé la mayor parte del tiempo. Se les denomina jogging strollers o carros de trote. Estos tienen tres ruedas y son más ligeros para que el esfuerzo no sea perjudicial para la salud.
Gili aconseja fijarse en que la capota cubra completamente al niño, que las ruedas sean neumáticas, que el eje trasero del coche sea muy ancho para doblar fácilmente, que tenga un arnés de cinco puntas para sostener al niño y que la manilla de empuje esté a la altura de la cintura.
En cuanto a las precauciones, el entrenador Juan Carlos Torres aconseja emplear bien los carros para optimizar la calidad del trote. Señala que “tienen una especie de tope de seguridad que ayuda en que si en un momento sueltas un poco el coche, porque hay algunos corredores lo liberan a medida que van corriendo y se van dejando llevar por la corriente, el tope ayuda a afirmar el carro”.
El niño o niña igualmente debe estar preparado para evitar problemas con el deporte. “Lo importante es que el niño tenga el suficiente sistema inmunológico para poder salir a la calle. Bien abrigadito si es invierno. Si es verano hay que tapar bien el sol, usar un bloqueador solar que sea apto para los niños, y sacarlos no más de treinta minutos”, recomienda Juan Carlos Torres.
Por su parte, el traumatólogo Federico Gili señala que antes de los seis meses el niño no debiera salir en carro, porque aún no afirma bien su cabeza. De la misma manera, explica que “para partir con esta actividad, no porque trotes mucho te vas a pasar a trotar la misma cantidad de tiempo con el carrito. Entre carro y niño, seguramente se llevan más de quince kilos”, por lo que hay que aumentar la distancia paulatinamente.