Tras casi un año de
haber sido arrestada, de pagar 25 mil dólares de fianza, y luego de
haber formado incluso parte de campañas para el cuidado de la piel –asegurando haber entendido que padecía una adicción - Patricia Krentcil, conocida mundialmente como “tanning mom”, aseguró estar pensando en volver a sus andanzas con los rayos UV, esta vez en Inglaterra.
Allí, la catalogada como “la peor madre del mundo”, espera escapar de lo que ha descrito como un “infierno”, en el que se encuentra inmersa desde que fue acusada por la justicia de New Jersey de haber llevado a si hija, Anna, de solo 6 años, al solárium con ella.
Sin embargo, y luego de que este martes un jurado decidiera dejar sin cargos la acusación en contra de Krentcil –quien hasta hoy asegura ser inocente-, se supo a través de la prensa que la mujer aún mantiene su prohibición a utilizar algún solárium de los estados de Nueva York, New Jersey y Connecticut.
“Nací para broncearme. Pero en el último año, me han echado de los centros de solárium. Ahora tengo que pasar horas bañándome en bronceador para tener el color que quiero”, comentó a The Sun.
“No puedo recordar alguna época de mi vida en la que haya estado pálida. Desde muy niña asocié el estar bronceada a ser bonita. Me pasaba horas tomando sol en la playa o en mi jardín. Mientras más quemada estaba, más linda me sentía”, aseguró la mujer que no reniega su tanorexia, adicción al bronceado, desde que comenzó a usar el solárium hace doce años.
Con todo, agregó que en su ciudad, últimamente el clima no la ha acompañado –dado el invierno boreal-, por lo que no ha podido broncearse a gusto en su jardín. Es por esto que espera poder mudarse con toda su familia a Londres, cuidad que, si bien es conocida por su tiempo nublado, es menos estricta en cuanto a sus reglas en los solárium y donde, la madre espera, nadie la moleste ni se burle de ella en la calle, como ocurre en su ciudad.
“Hace casi un año que me detuvieron y, sin exagerar, mi vida se convirtió en un infierno. No puedo dormir, no puedo comer y todo lo que hago es llorar”, comentó, agregando que para colmo, hoy, su matrimonio está al borde del quiebre.
Según señala el periódico, tanto los hijos de Krentcil (Ashley, 19; Alec, 18; Autin, 16; Anna, 7 y Addison, de 4 años), como su esposo, Richard (47) se sienten avergonzados de salir a la calle con la mujer, dado el bullying del que dicen ser víctimas. Asimismo, Krentcil asegura encontrarse en plena crisis nerviosa.
“No tenemos dinero”, aseguró Krentcil, debido a que Richard fue recientemente despedido de su trabajo. “Tampoco tenemos vida, porque no podemos poner un pie fuera de nuestra casa”, se lamentó, viendo como una única luz de esperanza, la nueva vida que espera comenzar en Europa, donde planea también, lanzar una línea de bronceadores.