Daily Mail
"Estoy demasiado cansada, demasiado distraída por mi carrera y en mis asuntos, para satisfacer sus constantes demandas de tiempo y atención. Llámenme egoísta si es que quieren, porque estarán absolutamente en lo correcto".
La sincera confesión fue hecha por Jackie Brown, una periodista británica que a fines de febrero publicó una columna en el periódico "Daily Mail", en la que se refiere a lo “cuesta arriba” que se le ha hecho la maternidad a los 47 años de edad.
La mujer tuvo a su primera y única hija a los 43, y señaló que ahora se siente "demasiado vieja para ser una buena madre". "Ciertamente, al dejarla (la maternidad) para tan tarde, no me he transformado en la madre que pensé que sería. No he hecho espacio en mi vida para esta pequeña bomba rubia que constantemente me pide que dibuje con ella, hornee galletas y la lleve a nadar", dijo.
Jackie se refiere a su pequeña hija Charlotte, de tres años, que llegó a su vida en un momento que ella calificó como "puro egoísmo de mi parte". "Llegué a los 40 años y, sin antes haber querido ser madre, repentina e inexplicablemente deseé un bebé más que nada en el mundo", señaló.
Según la honesta mujer, probablemente su reloj biológico le "avisó" que tenía la última oportunidad de convertirse en madre y que había que tomarla. Sin embargo, reconoció que no tomó en cuenta cómo se sentiría su hija al ser criada por una madre ya mayor, que siempre ha puesto su carrera antes que todo y que estará pensionada cuando ella comience la universidad.
"Nunca me pregunté qué sería lo mejor para ella. Ahora sé, en mi corazón, que indudablemente la respuesta es una madre más joven que yo", afirmó.
Sin espacio para ser madre
En su columna, Jackie Brown relató cómo fue el proceso que tanto ella como su esposo Steve vivieron para tener a Charlotte. Ambos ya eran mayores al momento de casarse, por lo que tenían claro que probablemente nunca se convertirían en padres.
Convencida de que sus posibilidades de quedar embarazada eran mínimas, la periodista dejó de usar métodos anticonceptivos y seis meses más tarde confirmó que esperaba un hijo. Sin embargo, el embarazo no transcurrió bien y a las siete semanas tuvo una pérdida.
Rápidamente quedó embarazada de nuevo, pero la gestación tampoco llegó a término. Sin embargo, era tal su deseo de convertirse en madre, que se dedicó un año completo a la misión de quedar embarazada, hasta que lo logró. "No podría haber estado más entusiasmada", admitió.
Cuando Charlotte nació, Jackie y su marido estaban muy emocionados. "Con nuestra preciosa hija en brazos, asumimos que la parte difícil había terminado (…) ¡Qué equivocada estaba!", dijo.
"No sé qué esperaba, pero cuando miro hacia atrás, veo que no hubo ninguna transformación, ningún cambio de la mujer que amaba su carrera, a la que en ese momento era madre", reconoció.
Por esto, tras el nacimiento de Charlotte, la vida de Jackie siguió tal y como era antes. "No alteré mi vida de ninguna forma. Quizás, estaba demasiado ocupada en mis asuntos para hacer espacio a ser madre", explicó.
La mujer agregó que el shock le llegó cuando descubrió que tener una hija no la hizo más paciente o tolerante. De hecho, reveló que cuando Charlotte le habla, ella siempre tiene su mente puesta en cualquier otra cosa, usualmente en lo que tiene que hacer en su trabajo. "Y ella tiene que suplicarme para que hagamos las actividades que los niños aman, como dibujar y pintar. Simplemente, no es algo natural para mí", dijo.
Y su sorprendente confesión fue incluso más allá: "Si alguna vez llego temprano del trabajo, prefiero tomarme un par de vasos de vino, que llevar a Charlotte a la cama (…) Debo confesar que disfruto leyendo los diarios y salir con mis amigos los fines de semana, mucho más que pintar o ver dibujos animados con mi hija".
Asimismo, relató sin vergüenza que no hace mucho las madres de la guardería a donde asiste su hija -"todas unos 10 años más jóvenes que yo"- la invitaron a unirse a un club de natación. "Debido a que nunca hago cosas como ésa, acepté. Pero el cloro de la piscina arruinó mi pedicure, por lo que no la he vuelto a llevar", contó.
"Nunca juego con Charlotte o la llevo al parque. Prefiero llevarla a una cafetería y pasarle mi teléfono celular para que juegue, mientras yo leo un libro. Puede sonar horrible, pero creo que no me gusta el gran esfuerzo que requiere la maternidad", reflexionó.
Sin embargo, Jackie reconoció que no se siente orgullosa de su actitud y que está segura de que a medida que crezca, su hija se dará cuenta de su falta de interés en la maternidad. Por esta razón, tomó una drástica decisión: renunció a su trabajo a tiempo completo y ahora lo hace como freelance.
"No puedo volver el tiempo atrás o mágicamente transformarme en alguien más joven. Pero sí puedo comenzar a vivir mi vida por mi hija y disfrutar de ella antes de que sea demasiado tarde", concluyó esperanzada.