Imagínate la siguiente escena: estás frente al televisor junto a tu pareja, relajándote después de un largo y difícil día de trabajo, y aunque en realidad no tienes muchas ganas de "regalonear", te acercas a él o a ella para acurrucarte.
O esta otra: acabas de cortarte el pelo y quieres la opinión de tu pareja. "¿Cómo me queda?", le preguntas. "Estupendo", te contesta él o ella, aunque de verdad no le gusta para nada pero prefiere no confesarlo.
En ambos ejemplos, uno de los miembros de la pareja claramente le está mintiendo al otro, aunque de seguro lo hace sin darse cuenta o sin mala intención. Si te ha ocurrido y en este momento piensas que en realidad este tipo de conductas son malas para una relación, retoma la calma porque según un reciente estudio las mentiras son algo común en las parejas que no están casadas.
La investigación -que será publicada en la revista Communication Quarterly- fue realizada por Sean Horan, profesor asistente de la Facultad de Comunicación de la Universidad DePaul, y en ella colaboraron 57 personas, una por pareja, de entre 18 y 27 años de edad.
A los participantes se les solicitó que durante una semana escribieran en un diario qué sentimientos tenían hacia su pareja, cómo los expresaban en concreto y por qué lo hacían de esa forma. Tras revisar los resultados, los investigadores determinaron que quienes colaboraron en el estudio mentían a sus parejas en promedio tres veces a las semana.
Este fenómeno se conoce con el nombre de "deceptive affection" o "afecto engañoso", y básicamente consiste en expresar ciertos sentimientos hacia otro individuo cuando en realidad no se sienten.
“Mentiras blancas”Es probable que consideres que esta realidad es un poco desilusionante, pero según Horan este tipo de engaños no son tan negativos para la relación. "A pesar de que (las mentiras) son muy comunes, los motivos detrás de ellas no son malos", sostuvo el autor del estudio. Y, ¿cuáles serían esas razones? "Evitar el conflicto, los sentimientos negativos o herir a la pareja", son las principales de acuerdo al académico.
"Las parejas usan el 'afecto engañoso' porque se sienten mal con sus parejas y quieren pasar inadvertidos, evitar avergonzarlo/la o mantenerse al margen de una situación que puede ser complicada", agregó, según aparece en la
página web de la casa de estudios.
En otras palabras, quien abraza o toma la mano de su pareja sin tener las ganas de hacerlo, en realidad es para que él o ella no se sienta menos querido/da. Y si dice que el new look le queda muy bien, cuando de verdad no es así, es para que él o ella no se sienta mal.
Y otro ejemplo más: uno de los participantes del estudio reconoció que le dijo a su novia que la amaba, sólo para que ella colgara rápido el teléfono y él pudiera ir a ver un partido de básquetbol en la televisión. Claro, porque si le hubiera dicho la verdad -que quería que terminara rápido la conversación- ella probablemente se hubiera molestado.
"No queremos conocer la verdad todo el tiempo", sostuvo Horan, quien agregó que según revelaron los resultados de la investigación, las personas utilizan el "afecto engañoso" de manera verbal y no verbal, pero siempre con el objetivo de esconder sus verdaderos sentimientos.
"Usar el afecto para mentir parece ser una actividad regular en las relaciones románticas que a la mayoría de la gente parece no importarle", dijo el académico, y agregó: "De hecho, el 'afecto engañoso' en realidad podría ayudar a mantener una relación".
De esta manera, adoptar esta conducta sería bastante inofensivo, a no ser de que los engaños se usen para esconder algo más importante, como que se quiere terminar la relación o que se tienen a un/una amante, lo que seguramente haría más mal que bien.
"En cualquier relación, si confías principalmente en el engaño, entonces de verdad tendrás problemas", concluyó el autor de la investigación.