“(Esto) representa cómo le pateé el trasero al cáncer y cómo los pechos no definen qué persona o mujer soy”, escribió
Kelly Davidson (34) al subir su fotografía en topless a la página de Facebook de “
Why we Ink”. Allí mostraba su orgullo; el gran tatuaje que cubre las cicatrices de la doble mastectomía a la que debió someterse, que decora el espacio de su cuerpo donde antes tenía sus pechos y que le recuerdan cada vez que se mira desnuda al espejo que sigue viva.
“Decidí dar vuelta lo negativo a positivo, y poner una hermosa pieza de arte sobre algo que para mucha gente es devastador”, dijo la mujer canadiense a su medio nacional
Toronto Star, donde han rescatado su caso, luego de que
su foto haya alcanzado más de 700 mil “Me gusta” en el mismo día de ser publicada, y en solo 48 horas, haya sido compartida casi cien mil veces.
El historial médico de Kelly no solo registra el cáncer de mama que le fue diagnosticado a los 28 años. A los 11 años venció un linfoma de Hodgkin (cáncer del tejido linfático) y hace dos años, un cáncer de tiroides.
“Vivo y amo la vida. No dejaré que el cáncer me derrote. Si vuelve, seguiré luchando como lo he hecho antes (…) (El tatuaje) es mi insignia de honor y fuerza. Me recuerda cada día las batallas que he superado. He ganado esta guerra y, espero, la haya vencido completamente”, señaló.
El tatuaje, que se transformó en viral en internet, muestra un hada, frente a una cascada, y unas mariposas que vuelan hacia el cielo. “El hada hasta cierto punto, me representa, y las mariposas que están volando a lo lejos, representan al cáncer que se ha ido de mi cuerpo. “Es una metamorfosis, como una trasformación, algo así como mi nuevo cuerpo”, explicó la mujer, quien en un par de meses tiene planeado casarse con su novio, Doug Strudwick, un asistente médico que conoció entre sus recuentes visitas al hospital.
Paralelamente, promociona el libro “Wound”, que reúne, además de su caso, el de otras seis mujeres que tuvieron que realizarse una mastectomía a causa del cáncer, lo que se suma a su trabajo, apoyando a pacientes que han perdido, como ella, la parte del cuerpo que, culturalmente, más se relaciona al género femenino.
“Obviamente es devastador para cualquiera perder sus pechos, porque nos definen en lo femenino y como mujer, pero en mi caso, lo recibí con los brazos abiertos (…) Sigo siendo yo, sigo siendo hermosa; no necesito pechos para sentirme así ni para demostrarlo a otras personas”, dijo al
Ottawa Sun, revelando parte del espíritu que quiere transmitir a otras luchadoras de la enfermedad. “Siempre he querido rodearme de gente que pueda ayudar. Puedo reconocer en la calle a quienes que está pasando por lo mismo que yo”, agregó.
A este medio, explicó que en su caso, supo desde el comienzo que una cirugía reconstructiva de su busto no sería una opción. “Pensé, qué mejor forma de celebrar mi batalla y victoria, que poner algo hermoso en mi pecho. (El cáncer) es simplemente una parte de ti. No es algo que puedas guardar en un cajón y olvidarte”.
Asimismo, la mujer participa en “Cancer world” un “club exclusivo”, como lo define, en el que se reúnen personas que han padecido la enfermedad, comparten sus historias y se animan para no avergonzarse del proceso que están viviendo.
“No queremos que la gente diga ‘oh, pobrecitos’. No estamos aquí para quejarnos de nuestros tormentos. Estamos, para celebrar que seguimos estando aquí”.