Cristián Soto, El Mercurio.
“Siento que estoy en mi mejor momento”, asegura Julio César Rodríguez (43) en el casino de Chilevisión. A minutos de entrar a conducir “SQP”, el hualpenino pidió no entrar a la pauta para poder darnos esta entrevista, y llegó raudo desde la Radio Bío Bío -donde hace “Podría ser peor” - con la afeitadora y una corbata en la mano, delatando que su día a día es más o menos intenso.
Después del espacio de farándula que comenzó a animar este año, tras su partida de “Bienvenidos” (Canal13), el periodista se irá de regreso a la radio a conducir su programa, no sin antes otra parada. “Me voy rajado por los portones, así nadie me ve. Trato de no dar cuñas para poder llegar rápido al late (‘Síganme los buenos’), que queda cerca del canal”.
Recién a las 6 pm, según lo establecido cada semana, se juntará con Joaquín o con la pequeña Julieta, sus hijos, hasta eso de las 8 y media, hora en que ya se tienen que acostar para ir al otro día al colegio. Luego vendrá alguna animación de evento, hasta terminar con algún asado, donde Laura Prieto, su polola, lo esperará seguramente con invitados en la casa.
“Creo que soy un privilegiado. Estoy viviendo un súper buen momento y la gente me ha permitido estar en las distintas áreas, me ha creído. Eso ya es súper difícil en Chile, porque acá somos súper prejuiciosos y homogéneos. El que hace algo, no puede hacer otra cosa. ‘Pero si tú eres pintor, ¿cómo ahora estás cantando? Oye pero cómo si tú eras editor de un diario (“La Nación Domingo”). ¿Qué haces ahora en la tele?’ No, si me las he comido todas”, confiesa.
Y no exagera cuando dice que ha pasado por varias cosas, desde las más devastadoras, como la pérdida de un hijo, hasta la impotencia de que en la prensa se hable de sus quiebres amorosos -con las guapas Francisca García-Huidobro y Claudia Arnello- o que todo un país viera cómo, preso de la rabia, fuera hasta el canal que hoy lo acobija a pedirle explicaciones a Rodrigo Danús, entonces director de “SQP”, por hablar de de su vida sentimental, en momentos en que su propia ex pareja (García-Huidobro) trabajaba en el programa.
El que hoy sea este mismo programa el que forma parte de su rutina laboral, es catalogado por personajes como Larry Moe, como un acto “nobleza suprema”.
Transparente como él solo, pocas veces se le ha visto en tv disimulando sentimientos, claro que para esto, debió pasar por un doloroso proceso que le permite hoy aceptarse tal cual es y, de paso, hacer lo que le gusta en su trabajo, entrevistando en un mismo día a algún político y luego a algún personaje de farándula o el espectáculo.
“La otra vez sacábamos la cuenta, con el equipo del late -que es el mismo con el que hacíamos ‘Sin dios ni late’, y ya he hecho más de mil capítulos. Por eso ya sé picanear a los panelistas y conozco las claves para que suban si están bajoneados o que se relajen si andan eufóricos. Con la doctora Cordero, por ejemplo, sé cuando está cansada, muy down, así que le empiezo a hablar bien de Michelle Bachelet: ‘Doctora, estuve mirando a la candidata, y debo confesarle que hasta bonita la encontré’. Entonces, ella se enoja: ‘¡De qué estás hablando! ¡Se volvió loco!’ Y ahí ya podemos hablar de todo”.
-¿Es la misma técnica que usas para conquistar mujeres tan guapas?
“No. En mi vida más personal, creo que tiene que ver con características de personalidad, que son cosas que uno nunca sabe del todo. Yo me considero un tipo súper normal. Por eso siempre me rio cuando hacen reportajes de por qué yo tengo estas pololas. Dicen que es porque tengo buen verso; pero en la cotidianeidad, soy mejor para escuchar que para hablarle a alguien”.
-¿Puede ser esa la razón del éxito amoroso?
“Quizás. No soy un campeón, soy súper tranquilo; alguien que logra entablar una conversación y permitir que la otra persona hable más que yo, así la voy conociendo. En general, mi vida es latera. Estoy todo el día trabajando y me suele pasar que mis parejas tienen una vida mucho más chora, con más cambios. Por eso me siento y escucho mucho. Lo que sí, soy súper entretenido. Me gusta salir, ir a los conciertos, ir al teatro. No soy de los que se achanchan”.
-Ese podría ser otro don de conquista.
“Creo que es algo bueno, porque agrega sorpresa. La gente piensa que uno está guardado siempre en la casa. A mí me gusta estar allá, pero también me gusta salir. Yo disfruto con mi pareja, que sean las doce de la noche y salir a tomarnos un pisco sour. Eso es entretenido y suma a la relación”.
-¿Qué te pasa con esas teorías que aparecen en televisión sobre tu forma de enamorar?
“Me rio mucho. Hay muchas especulaciones, desde sexuales hasta emocionales. Pero siempre son bien divertidas y respetuosas”.
-Por ahí hasta se ha mencionado el factor ‘regalos’, a lo Mauricio Israel. ¿Sirven?
“No. A ver, éste es el principio número uno de la vida y del amor. Sé que somos todos distintos y no hay una receta, y seguramente hay mujeres a las que les encantan los regalos y otras a las que les dan lo mismo. Pero desde mi punto de vista, todo lo material es secundario cuando quieres tener una relación importante y verdadera. Hay mucha gente que compra relaciones, pero las relaciones buenas se construyen de otra forma. Me cargan estos hombres, o rostros y figuras que aparecen en algunas notas de ‘SQP’, que son conocidos porque regalan carteras… Lo encuentro demasiado chulo”.
-¿No es que seas apretado, o sí?
“No, soy súper generoso en mi vida; con mis amigos, mi pareja, mi familia, porque tengo una formación más de provincia. En mi cotidianeidad son muy cariñoso, como los sureños. Soy bueno para invitar a la casa. Los santiaguinos son buenos para salir a comer. Y yo también lo hago con mi pareja, pero cuando me junto con amigos, soy bueno para invitar a la casa. A eso súmale que la Laura es uruguaya y es buena para hacer asados. A los dos nos interesa compartir”.
-Tu mamá ha dicho en televisión que eres ‘amamado’ y que de niño siempre fuiste ‘la joya de la casa’…
“Es que fui, prácticamente, criado entre puras mujeres, con mi mamá, mi abuela y mi madrina”.
-¿Ahí aprendiste a moverte entre mujeres?
“Sí, y a desarrollar mi lado femenino. Yo soy hijo único y hasta los 18, fui bien regalón. Eso desarrolló en mí un súper buen trato con las personas, y es una muy buena herencia de mi familia; ser cariñoso, manifestar lo que siento, mis emociones, si tengo pena o alegría, siempre lo estoy comunicando”.
-Ni en televisión te acompleja mostrar lo que sientes. ¿Cero pudor?
“¡Ah, no! Mira, yo por mucho tiempo fui muy rudo en la tele. Tengo un hijo que murió a los 12 años (Pablo, que falleció en 2007). Y después de su muerte, como que algo me quedó siempre rondando, hasta que llegó un minuto en que me cansé y ya no quise contenerme más, ¡para qué! Decidí abrirme, reír cuando quería hacerlo, ir al cine y si me daba pena, llorar. Opté por no racionalizar más mis emociones. Eso me ha servido mucho para la vida, para mi trabajo y los proyectos, y por supuesto, para las relaciones con la gente que quiero”.
-¿Tanto así?
“Claro, a veces te guardas tanto que terminas racionalizando tu vida y armándola con lo que debiera ser y no de lo que es. Y eso, hoy, para cómo está la sociedad, tiene mucho valor; ser como tú eres y no como los demás quieren que seas. Para eso, tienes que dar un paso importante, que es ser honesto contigo mismo y luego, con los demás”.
-Un paso importante que no es difícil de dar.
“Sí, yo sentía que mucha gente hablaba de mí, pero diciendo cosas que no tenían que ver con mi forma de ser. Y pensaba ¿quién soy yo, finalmente? Porque no todos podían estar equivocados o hablar solo porque me tenían mala. Así que comprendí que yo estaba traspasando algo que no era. Cuando mi hijo estuvo mucho tiempo enfermo, en coma, yo hacía ‘La tele o yo’ y me preocupaba de no mostrar mis emociones.
“Me acuerdo muy bien que la gente decía que yo era un creído, orgulloso, cerrado… Pero yo andaba con todo lo de mi hijo aquí, y jamás comenté que después de grabar me tenía que ir a la clínica todos los días. Nadie cachaba, solo me veían como alguien parco”.
-Hasta que surgió el cambio.
“Sí, y dije ‘no más. ¿Por qué tengo que seguir siendo algo que no soy? Si sigo así lo voy a pasar mal’. Salí de TVN y me fui a hacer lo que me gustaba, que era el late en el cable. Y con la misma pasión que he tenido desde chico para hacer todo, empecé a ganar mi espacio, pero desde algo honesto”.
-¿Cuál es tu vicio privado?
“En mi casa tengo unos cinco mil discos de películas y música. Gasto toda mi plata en eso, es mi hobbie. Por mi pega, estoy siempre viendo cine que, por lo general, no llega a Chile y los discos los tengo antes de que los empiecen a vender aquí. Mi pega me ayuda mucho en mi fanatismo”.
-¿Algo para recomendar?
“En música soy ‘sabinero’, y tengo unas cajas de (Joaquín Sabina) que son súper poco conocidas. Y con respecto al cine, me gusta un director que se llama Wong Kar-Wai con su película “Deseando amar”.