Los niños como los adultos parecen ser que no paran nunca. No sólo se mueven de un lado a otro sino que las exigencias del colegio, los talleres de la tarde, las tareas, los deportes, el estudio, la TV, los video-juegos, comer y jugar son parte de las actividades que en forma cotidiana, repletan su tiempo en la semana y también los fines de semana.
Suena agotador, pero esa es la vertiginosa realidad que muchos escolares viven a diario. Y, el descanso, ¿cuándo?
En los ratos libres, cuando se alimentan, ven televisión o salen a jugar. Pero, ¿eso es un buen descanso? ¿Por qué es importante descansar de la forma adecuada? ¿Cuál es esa?
Alejandra Villegas, directora de
Playeducation, que se dedica a entregar servicios educacionales a domicilio dice que descansar, significa tiempo para el ocio, la calma y horas de sueño, porque durante esas horas el cerebro aprovecha de asimilar el esfuerzo del día, ordena los conocimientos y las experiencias del día.
“Es tener tiempo para uno y para no hacer nada que signifique una obligación”, específica.
Sin embargo, dice que muchos niños no saben descansar y se dedican a pasar horas pegados en el computador o la TV sin prestar atención a cómo están física y emocionalmente, ni cubren las demandas que el mismo cuerpo pide a gritos.
Entonces, el descansar y cómo hacerlo surge como una tarea más de los padres para no criar hijos estresados ni sobre demandados que no atienden a las necesidades de su cuerpo, mente y espíritu.
“Los padres debieran integrar el concepto de un descanso de calidad acompañado también de rutinas diarias claras, porque eso lo hace consciente de cuando pueden tener tiempo para desarrollar un tiempo descanso de acuerdo al contexto y las capacidades de cada niño”, afirma.
En ese sentido, la psicopedagoga Alejandra Villegas indica que todo dependerá del estilo de aprendizaje que tenga el pequeño. Normalmente no son sólo auditivos, kinestésicos o visuales, muchas veces van en par. Si es auditivo, se relajará escuchando música y si es auditivo-kinestésico, también le gustará escuchar música y bailar. Para los visuales, pintar, dibujar y para los kinestésico todo aquello asociado al movimiento por tiempos cortos.
“No es necesario dormir o no hacer nada. La idea del descanso es que el niño pueda expresarse sin presión en actividades relajantes, recreativas y no, que esté durmiendo todo el día, porque si tienes a un niño abúlico acostado en la cama te tienes que preocupar”, aconseja.
¿Qué observar?Como el objetivo es que los niños sean buenos estudiantes y que no terminen vomitando o con dolores de estómago cuando tienen que ir a dar una prueba o al ponerse a estudiar en la casa, la especialista en educación Alejandra Villegas, indica 4 aspectos que alertan que los chicos deben tomarse un break, tal vez, cambiar rutinas y dar más espacio a la vida libre y sin presión.
1. El estado emocionalLos nervios, preocupación y tensión son los pésimos amigos cuando hay que ponerse a estudiar, porque son estados emocionales negativos que impiden que cualquier aprendizaje sea eficaz. Es lo mismo si están cansados, tristes o rabiosos. El estudio no anda y se convierte en una pérdida de tiempo y energía. El consejo es repartir las tareas en sesiones cortas intercalando con descanso. Pero habría que entender que el estado emocional es transversal a la experiencia de enseñanza - aprendizaje, por tanto es fundamental evaluar que tan significativo es el malestar del niño frente a las actividades escolares.
2. Tensión constante, no se relajaSi las exigencias han sido demasiadas, el cuerpo físico anda a penas y la mente no retiene más materia. Su estado de ánimo se vuelve irritable y todo le cuesta hacer. La mejor recomendación es darse un día libre para descansar y dedicarse a disfrutar. Para luego, volver a emprender con más energía y entusiasmo.
3. Tiende al olvidoDicen que el cerebro está programado tanto para aprender como para olvidar, por eso no hay que alarmarse tanto. Lo recomendable es que los padres puedan generar circunstancias de aprendizaje en la vida cotidiana y llevar al entorno concreto de los niños, las habilidades y destrezas que desean desarrollar. Por lo que el olvido se restringe con la practica concreta del proceso de enseñanza- aprendizaje y pone freno a la forma mecánica de aprender o memorística.
4. Sin tolerancia a la frustraciónEstá relacionado con la maduración pero también al ritmo de cada niño por procesar o metabolizar lo que va aprendiendo. Si se apura y los conceptos nuevos no han madurado tenderá a comparase, frustrarse por no comprender a cabalidad lo que le están enseñando y su visión de sí mismo quedará dañada. El consejo es reconocer sus capacidades, méritos y animarlos a establecer pequeñas metas para cada día.