El anhelo por el crecimiento espiritual y la conquista mutua en forma diaria son los motores que impulsan el quehacer terapéutico de Camilo Estay Cabrera y Michelle Cordovero Laynez, psicólogos, master en Programación Neurolingüística, PNL, y con manejo de Flores de Bach, que se dedican a realizar
terapias de parejas en dupla.
“Queremos que se curen las palabras, las heridas, las situaciones y liberar creencias limitantes, y dar vida a un nuevo escenario”, declaran como sus principales objetivos.
Su apuesta conceptual se basa en que la pareja es un cuerpo, un sistema global en donde lo que le pasa a uno, le pasa al otro. “Por esto, instamos a nuestros pacientes a que sean transparentes, en post del autoconocimiento y de la pareja, para que hablen un mismo lenguaje y crezcan juntos”, explica Camilo Estay.
Afirman que, el trabajo de parejas en duplas es más poderoso y completo, porque frente a una misma situación y en un mismo momento, tienen una doble interpretación y múltiples enfoques, lo que a su juicio, abre la posibilidad real de encontrar en el inconsciente del otro, aquello en donde el síntoma golpea.
“Desde lo femenino y masculino formamos el equilibrio perfecto para contener al otro, provocando un trabajo intenso, profundo y radical, en vías de un cambio significativo en sus patrones internos y de este modo, en su conducta”, detalla Michelle Cordovero.
El objetivo se resume en el lema: “conócete a ti mismo” y luego, dicen, acepta lo que traes contigo y transforma lo que te impide avanzar.
“Lo que das, te lo das”La cita pertenece al psicomago y escritor chileno, Alejandro Jodoroswky y representa lo que a esta pareja terapéutica y en la vida real, sienten cuando trabajan.
“Estamos juntos porque amamos lo que hacemos y ese potencial lo usamos en promover una convivencia profunda, radical y que se libere de los estereotipos sociales, que suelen ser una limitante para el desarrollo y crecimiento de los seres humanos y de éstos en pareja”, sostienen.
En ese sentido, la observación en la consulta los ha llevado a definir que las relaciones de parejas se crean bajo una mirada infantil en lo emocional. Este punto de partida, comentan, provocaría que se creen expectativas irreales sobre el otro, imagen que además, fomentaría el narcisismo.
“En nuestra terapia el trabajo busca que las personas se hagan cargo de sí mismas, asumiendo las consecuencia de sus actos amorosamente, y de este modo, se conviertan en adultos que hacen lo que aman, que son coherente en lo que dicen y sienten y hacen”, especifican.
La terapia Michelle Cordovero comenta que la terapia que hace con su pareja trabaja en varios niveles. Primero, se crea un escenario, donde generalmente son 4 personas que interactúan sobre la base de una problemática que lleva uno o los dos pacientes.
“Y tratamos de sensorializar un evento que provoca el conflicto, y en base a ello comienzan aparecer las creencias que cada uno tiene con respecto a sí mismo, al otro, lo que espera, lo que ha interpretado y muchas veces lo que nunca ha dicho”, perfila.
Es ahí donde desarman ilusiones, ideas y creencias que se han mantenido en la pareja por años y pueden ver al otro en todas sus dimensiones y amar lo que es y no lo que anhelan infantilmente.
Asegura que eso solo se logra en una conversación guiada y porque la presencia femenina y masculina ayudaría a equilibrar, sobre todo la necesidad de los pacientes de ser comprendidos.
“Las técnicas y herramientas que usamos están a merced de la necesidad del paciente y no al revés. En términos teóricos nos basamos en la PNL, la sistémica, la psicología transpersonal, algunas ideas del psicoanálisis, también la mirada desde la metagenealogía que propone Jodoroswky”, describe la psicóloga de la Universidad ARCIS.
Otra particularidad de las sesiones, de acuerdo a lo que comentan, es que los pacientes valoran el rápido avance que logran en conjunto en cada sesión. Explica, que eso se debe en gran parte porque se descubre que hay patrones familiares aprendidos y que solo causan daño en su relación de parejas.
Para complementar, se apoyan con Flores de Bach, y a veces se trabaja en forma individual. “Cuando estamos los tres somos espejo de su parte femenina y masculina, y luego esta sesión se comenta con la pareja en cuestión y se logran cambios profundos que se manifiestan en conductas y sobre todo en una conversación que no es agresiva”, dice la psicóloga.
La idea es que la persona logre ser empática consigo misma, su pareja y abrace en su totalidad, al otro. Y, de paso, aprendan a proponerse metas como pareja y no solo económicas o sobre la crianza de los hijos, sino propósitos que tiendan a construir un vínculo que se base en la colaboración, el apoyo, la transparencia y sobre todo, en el amor consciente.
“Cuando entiendes en profundidad el concepto de pareja que manejamos, sacas de la cabeza esa idea de querer cambiar al otro por aceptarlo y asumes la tarea de una transformación conjunta en post de un desarrollo, que va más allá de lo que la sociedad espera de estas uniones. Son metas espirituales que pueden cambiar la sociedad en que vivimos”, declaran los terapeutas.