“Es una terapia muy antigua”, dice el doctor Gustavo González, que hace 17 años practica la medicina biológica y la terapia neural.
Cuenta que sus primeros exponentes fueron los hermanos y médicos alemanes Ferdinand y Walter Huneke, en 1925, después de colocar por “accidente” un anestésico local junto con otro medicamento para manejar la migraña a su hermana. El resultado positivo fue inmediato.
Desde ese incidente, partieron los experimentos con procaína, que es el anestésico principal que se usa y con el correr del tiempo, descubrieron que además tenía efectos a distancia. Es decir, curaba dolores cuando ponían la procaína en cicatrices.
“El caso típico fue el de una señora con dolor de hombro que le pusieron pinchacitos alrededor del hombro en varias sesiones. Pasado algún tiempo, regresó diciendo al doctor Huneke, que el dolor permanecía y que la cicatriz que tenía en una pierna a raíz de una osteomielitis cuando niña, le había empezado a doler, la sentía inflamada y que iba a ver si con los pinchacitos le ayudaba. Se la pincho en la pierna izquierda y sorpresa, se le quito el dolor del hombro derecho”, comenta.
Este hecho sirvió para que los Huneke plantearan el término de “campos de interferencia”, que son los eventos en nuestra vida, cicatrices de todo tipo, inclusivo emocionales, que generan un campo interferente en el sistema nervioso y eso puede manifestar síntomas a distancia, cualquiera que sea.
Serían los que ocasionan los desequilibrios. Sin embargo, la escuela rusa a finales del siglo 19 ya había descrito el manejo terapéutico con anestésicos locales. “Ellos establecieron que el sistema nervioso era el comandante de todo el sistema y como está presente en todo el cuerpo, puede distribuir la información que se le presenta, dependiendo del estímulo que se le de”, añade el doctor González, (
gusgonmar@gmail.com ) de origen colombiano y residente en Chile desde hace 11 años.
Estos tempranos conocimientos, dice el doctor, no llegaron a occidente producto de la Guerra Fría y en el continente fue conocida gracias a los viajes del doctor Julio César Payán, que fundó en Colombia el semillero de médicos divulgadores de esta terapia y que en mayo de 2013 se apronta a venir a Chile.
¿Cómo funciona?Para los que no confían en las terapias complementarias o alternativa. Esta es medicina biológica y es impartida solo por médicos, porque se emplean jeringas, agujas, inyecciones que obviamente se debe tener un conocimiento básico medico para saber donde pinchar y que pacientes son los más aptos para recibir la terapia y saber manejar las posibles reacciones.
Es que la base científica que la explica estaría en que la célula humana es una mini batería de potasio, de acuerdo a lo que explica el especialita.
“Tiene potasio al interior de la célula, sodio en el exterior y la membrana celular tiene un potencial de acción de membrana, medida en milivoltios, que se maneja entre 40 y 90 minivoltios, y esta célula, mantiene un especie de respiración eléctrica, por decirlo así. O sea, se carga y descarga o se está polarizando y despolarizando continuamente. Es un movimiento iónico y energético real medido en milivoltios”, afirma.
Entonces, el experto dice que cuando la célula o el tejido celular se enferma, bajo el punto de vista de la terapia neural hay una despolarización crónica o sostenida. En otras palabras, que el umbral energético de ese tejido está por debajo del normal y es lo que genera los síntomas.
“La procaína tiene grandes propiedades repolarizantes y lo que hacemos es un shock eléctrico, que eleva el potencial de acción a más o menos, 250 minivoltios. Y ese impulso hace que la célula empieza otra vez a retomar su nivel energético de base”, explica.
Pero esto será posible, siempre y cuando ese tejido todavía sea viable y no haya un daño total o que el tejido esté muerto o desvitalizado. Luego, se espera que el sistema nervioso haga su lectura y la mandé a través de todo el sistema, de una manera completa y casi inmediata.
“Todas las células están interconectadas a través de la matriz extracelular y el sistema nervioso, y todo el sistema se entera de lo que le pasa en todo el sistema. No puedes decir que una persona solo se enfermó del hígado o el estómago. Puede hacer manifestaciones en el hígado, pero está enfermo todo el sistema”, sostiene.
Además, cuenta que la terapia Neural tiene propiedades anfotropas, en el sentido que si hay algo que está en hiperactividad, lo baja y si está en hipoactividad, la sube. De ahí que se afirme que es biorreguladora, bio-remodeladora o auto-eco-organizadora, porque la filosofía que la sustenta es que “todos somos parte de un cosmos y no podemos abstráenos que somos seres insertos en un macrocosmos y que adentro tenemos microcosmos, lo de arriba es abajo, adentro es afuera. Todo esta interrelacionado”.
Una sesiónPrimero el especialista hará la historia clínica y anotará también los eventos emocionales, junto con los tratamientos médicos y dentales que se haya sometido el paciente, ya que son grandes generadores de “campos de interferencia”.
Luego, para el tratamiento en sí, se utilizará procaína al 0,5% o en su defecto, lidocaína entre 0,25 y 0, 5% dependiendo de la escuela en que se haya aprendido la técnica, donde incluso se llega a usar al 1%. Aparte, está la jeringa con una aguja cuyo tamaño y grosor va a depender de lo que se trabaje. El estímulo, agrega el doctor González, se puede hacer desde un punto intradérmico subcutáneo superficial, o en el segmento afectado.
“Se aborda desde la piel, con unos pinchacitos haciendo papulitas o ronchitas con la procaína, lo que provoca que se mande un estímulo al sistema nervioso periférico a todos los receptores que hay en la piel, hacia los órganos internos a través de la vía refleja que es la vía cutivisceral, por lo que no necesariamente hay que pinchar los órganos directamente”.
Ahora, para cada persona tendrá una respuesta individual y única por lo que no hay un punto determinado para una enfermedad. Incluso, la respuesta biorreguladora que se espera puede ser de equilibrar emociones y en ese caso, se liberan rabias, tristezas, llantos que están relacionados con algún evento traumático, dando pautas también para realizar un trabajo psicoterapéutico en paralelo y una sanación profunda. “Mente, órganos, emociones y tejidos están conectados a una misma red nerviosa”.
Las sesiones que se requiera van dependiendo de la respuesta. Ahora si es necesario, el especialista complementará el tratamiento con homeopatía, nutrición biológica y si la situación lo amerita, psicoterapias.
Las enfermedades que trata
“Mediante inyecciones en puntos específicos, según la historia de vida de cada persona, el sistema nervioso buscará un nuevo orden de mayor equilibrio, en el cual, el dolor, la infección, la alergia, el desarreglo hormonal... quizás ya no tendrán necesidad de ser”, explican en
la web oficial .
En ese sentido, el doctor Gustavo González, dice que la terapia Neural sirve para el paciente, donde se biorregula o bio modela el proceso que está viviendo, pero es común que lleguen a la consulta por procesos dolorosos. Aunque, sostiene, que es perfecta para complementar cualquier tratamiento médico alopático. Para los que quieran probar la lista de patologías que aborda, siempre y cuando no haya daño grave ni quirúrgico, y como tratamiento coadyuvante, desde la cabeza a los pies son:
• Migrañas, jaquecas, cervicalgias de todo tipo
• Patologías ostioarticular, bursitis, artritis, artrosis, contractura musculares, lesiones musculares, tendinitis, tendinosis, síndrome túnel carpiano que no haya generado un daño grave.
• Problemas tiroideos y de la zona de la garganta.
• Sinusitis agudas como crónicas
• Problemas pulmonares y estados asmáticos
• A nivel digestivo: gastritis, reflujo, úlceras
• A nivel abdominal, todo lo relacionados con intestino
• Problemas renales
• Infarto miocardio
• Síndrome de déficit atencional
• Trastorno del sueño
• Dolores en general provenientes de patologías crónicas y autoinmunes.