Archivo
LONDRES.- Un enfermo mental de 36 años, "incapaz" de utilizar los medios contraceptivos, será esterilizado "por su propio interés", decidió hoy por primera vez un tribunal británico.
Este hombre, presentado como "DE", tuvo un hijo nacido en 2010 y no desea tener más hijos, pero su retraso mental le impide tomar una decisión sobre una vasectomía, según los expertos médicos.
Fueron sus padres, su médico general y los servicios sociales los que hicieron la petición para "DE", dotado de un coeficiente intelectual de 40, equivalente al de un niño de entre 6 y 9 años.
"DE", que vive con sus padres en el centro de Inglaterra, es perfectamente capaz de tener relaciones sexuales, pero no sabe cómo hacer para que "PQ", su compañera desde hace 10 años, también retrasada mental, no quede encinta, opción que nadie desea.
La incapacidad de la pareja para recurrir a la contracepción llevó a las autoridades a tomar medidas drásticas para impedir a "DE" encontrarse a solas con su novia.
Esta decisión fue tomada tras el nacimiento de su hijo, que tuvo un "un impacto profundo" en las dos familias y en la pareja.
Según el juez, "DE" quedó muy perturbado por la llegada de su hijo y no entiende que es consecuencia de sus relaciones sexuales con su pareja. La vasectomía se hace para "el propio beneficio de 'DE'", pues le "hará posible reiniciar su relación con 'PQ' y le devolverá todas sus aptitudes y su independencia", dijo la juez Eleanor King el viernes.
Angus Moon, que defiende los intereses de "DE" ante el tribunal, insistió antes del juicio en el hecho de que es "innegable" que se trata de una operación deseada.
"Este caso nada tiene que ver con el eugenismo y no es la historia de un hombre que es objeto de una vasectomía contra su propia voluntad", agregó.
"Estamos ante un caso excepcional, el primero en esta jurisdicción (Inglaterra y Gales) y no debe ser el punto de partida para otra vasectomías en los retrasados mentales", agregó.
La esterilización obligada para los enfermos mentales con fines eugénicos, ampliamente practicada en la primera mitad del siglo XX, está considerada como un crimen contra la humanidad desde la adopción del Estatuto de Roma, en 1998.
