“Hey, ¿podrías nombrar cinco cosas que amas de mi cuerpo?”, le preguntó Brittany Gibbons a Andy, su marido. Y él respondió: “trasero, cabello, rostro, boca, escote (…) Pero para ser honesto, no te he visto totalmente desnuda en años”.
Esa era la realidad de esta mujer de 32 años de Ohio. La madre de tres niños, con sus respectivos tres partos, vivía de forma dramática los cambios que su cuerpo tuvo después de haberse embarazado, con un sobrepeso que parecía no poder evitar, y, lo peor, una vergüenza de su propia aspecto físico, que estaba deteriorando su vida sexual con su marido y, por ende, perjudicando su matrimonio.
“No podía apagar mi inseguridad y el sexo se convirtió rápidamente en una experiencia que inducía la ansiedad”, escribió la mujer en su blog “Brittany, Herself”, donde también dio a conocer la medida que adoptó para revertir esta situación: tener sexo todos los días –a excepción de que uno de los dos estuviera enfermo- con su marido hasta sacarse las trancas con su cuerpo.
No fue una tarea fácil. No le gustaba su estómago, sus muslos, cómo se veía recostada de espaldas y “una gran cantidad de cosas irracionales”, según explicó, por lo que evitó por años el sexo con excusas como calambres o que una de sus hijas tenía miedo de dormir sola, así que la llevaba a la cama matrimonial.
Pero entre las mayores complicaciones estaba el explicarle a Andy por qué, por más que él le dijera que la encontraba hermosa, eso no le bastaba a ella para sentir confianza en sí misma. Necesitaba, por sobre todo, estar ella bien consigo misma, antes de aceptar los elogios de su marido.
“Tengo tres hijos chicos, y como muchas madres sabrán, lo que sucede con tu cuerpo y autoestima después de tener hijos es tanto inesperado como abrumador (…) Tres años después de tener a nuestro último hijo, yo todavía no me podía sentir sexy desnuda, y quería cambiar eso”, comentó la mujer al Mail Online.
En su cruzada, la pareja se concentró en retomar la fogosidad y vida sexual que tenían antes del nacimiento de sus hijos, y que las inseguridades aparecieran en la vida de Brittany. Y tal fue el éxito, que hoy la mujer asegura que el tiempo de intimidad con su marido es el de mayor paz del día.
“Para mí, un año de sexo significó no tanto retomar mi vida sexual, sino que dejar que mi cabeza se pusiera tonta cuando me sacaba la ropa”, dijo, agregando que: “(En) Los momentos en que no teníamos sexo, como en los viajes por trabajo o cuando estábamos enfermos, empecé a extrañar esa conexión. Al final, realmente comprendí lo que significa la intimidad; y a veces no tiene nada que ver con las relaciones sexuales, sino que con lo que sucede alrededor de ellas”.
Por fin, Brittany explicó que una mañana logró dejarse llevar y disfrutar siendo ella, con su cuerpo. “Tomó un par de meses llegar a eso, pero una vez ahí, valió la pena”.
“Ser capaz de ser abierta y honesta con mi esposo, y no avergonzada o ansiosa por estar desnuda, fue maravilloso; y él se merecía eso. Los dos lo merecíamos en realidad”.
Para Brittany, la clave fue comprender que las cosas no se darían al tiro. Sino que fue un proceso de “ensayo y error”, hasta retomar la confianza en su cuerpo.
Parte de su trabajo fue analizar las cosas que le ayudaban a sentirse más linda con su cuerpo, como usar ropa interior bonita, aunque nadie la fuera a ver. Asimismo, usar prendas que acentuaran sus atributos naturales, como su escote, o caderas. Por su parte, aconseja a otras mujeres en una situación similar, probar con estos ejemplos.