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Sarah Smith tiene 42 años, pero según ella y tal como delata su fotografía parece de 52.
Preocupada por su aspecto anciano, los dolores de cabeza a diario y una mala digestión decidió, previa consulta con su médico de cabecera y los consejos de un neurólogo y una nutricionista, comenzar a tomar mucho más agua de lo que consumía en forma habitual.
La meta que se propuso fue beber 3 litros de líquido al día.
“Leí un estudio que decía, que al menos una de cada cinco mujeres en el Reino Unido, consume menos de la ingesta diaria recomendada de agua. Reflexioné y decidí hacer un experimento para saber qué pasaría conmigo si yo bebía esa cantidad de agua”, escribió en el Daily Mail.
Es que su apariencia no era sana. Ojeras, bolsas debajo de los ojos; arrugas en la cara y hasta en los labios; manchas rojizas y sin brillo en la piel eran algunas de las características horrorosas que lucía la inglesa.
“Nuestro cuerpo necesita mantener un equilibrio hídrico para que todos, todos los sistemas del cuerpo funcionen a la perfección”, afirma Patricia Rodríguez, nutricionista de Clínica Alemana.
En ese sentido, explica que la experiencia realizada por Smith es algo extrema, pero factible y que no causa problema alguno en el organismo. Es más, dice que hidratarse en forma constante debe ser un hábito en cualquier época del año.
“Pero no podemos confundir que por tomar más agua nos vamos a mejorar de alguna enfermedad. Una buena medida son 3 litros, aunque con 1 litro y medio en invierno a 2 diarios en verano, una persona puede considerarse que está bien hidratada”, subraya.
Claro es que también las frutas y verduras hacen su aporte hídrico a nuestro sistema. De todas maneras, la proporción necesaria, según la nutricionista, también dependerá de la edad, la actividad física que se practique y fundamentalmente, la temperatura ambiental y personal que tenga cada individuo.
Sin embargo, la Rodríguez señala que uno no baja de peso por tomar agua sino que, lo que puede suceder es que uno se ordene con las comidas y deje de confundir el hambre con la sed.
“El problema es que si no consumes suficiente agua se resiente todo tu cuerpo, porque no debemos olvidar que entre el 60 y 65% del peso corporal es agua y si no hay agua en tu cuerpo, comienzas a llenarte de toxinas, tu corazón, y todos tus sistemas colapsan y hasta te puedes llegar a morir si te deshidratas”, explica.
Por lo tanto, alienta a tomar más agua. “Es muy raro que exista una intoxicación hídrica y en caso de suceder, sería por sobrepasar la filtración que hace el riñón. Pero eso casi nunca sucede”, afirma.
El experimento
Los resultados fueron impresionantes. En la semana 1, comentó: “Mi médico me recomendó tomar una gran jarra de agua en la mañana, otra en la tarde y la última en la noche. Lo estoy haciendo. Al final de mi primer día he ido 5 a 6 veces a orinar, y el color amarillo oscuro de mi orina está más clara. Aprovecho también de exfoliar la cara todos los días para tratar de sacar las manchas secas que tengo, y me doy cuenta de las toxinas que salen de mi piel”.
Sarah Smith incluso confiesa que se va de copas, pero al hacerlo mezcla entre copas del vino blanco que toma, agua de soda durante toda la noche. Como resultado, amanece sin resaca. “Durante años he estado haciendo diez minutos de yoga cada mañana justo después de levantarme, pero en los últimos seis meses me había sentido muy rígida. Sin embargo, desde que empecé a beber más agua mi flexibilidad ha mejorado. Gemma Critchley, de la Asociación Dietética Británica, confirma que el agua ayuda a lubricar las articulaciones”, afirmó.
En la semana 2, dijo que las manchas en su cara fueron disminuyendo al igual que sus ojeras. Pero que todavía se veía con arrugas debajo de los ojos, pero mucho menos que antes.
“Me sentí contenta cuando mi cuñada me dijo que mi piel lucía más clara. Tengo mucho trabajo así que compro agua embotellada de medio litro. Parece que mi aliento ha mejorado. No he tenido un dolor de cabeza hace más de una semana, lo cual es inusual para mí, y estoy encantada de que mis entrañas están trabajando mucho mejor”, reseñó en el periódico.
Además, señaló que su estómago no se ve más abultado con todo el exceso de agua sino que al contrario, se ve más plano de lo habitual y que su marido notó que la celulitis de sus glúteos y muslos han ido desapareciendo.
En la semana 3, notó que la piel estaba más sana. Perdió cerca de 1 kilo de peso y su cintura disminuyó un centímetro. “Las ojeras y las arrugas bajo mis ojos han desaparecido prácticamente, y mi piel se ve más nutrida, tersa y elástica. Mi amigo, que es un terapeuta de belleza, dice que esto se debe a que el agua está ayudando a mis células de la piel se regeneran de manera más eficiente”.
Como son tantas botellas de agua que compraba, decidió en un acto ecológico, dejar de hacerlo y volvió a beber el agua de las cañerías en botella reciclable. Además, sintió que estaba comiendo menos porque el agua con las comidas la hacía sentir más satisfecha.
La semana 4, bajó otro kilo más y su cintura se redujo en otro centímetro más. “Realmente no puedo creer la diferencia. Me veo como una mujer diferente. Las sombras oscuras alrededor de los ojos han desaparecido y las manchas se han ido también. Mi piel está tersa, saludable. La transformación es más que notable”.
Sarah Smith concluyó que está feliz y que seguirá tomando los 3 litros diarios. “¿Quién en su sano juicio no querría probarlo y obtener estos resultados tan increíbles?”, reflexionó.