“En pocas palabras, el neuro-sexo es el resultado de una integración armónica entre la imaginación y la conciencia corporal que se facilita por una forma particular de respiración”, explica
Helio Olivares, especialista en hipnosis clínica y regresiva.
Dice que la técnica de autoinducción del placer no es nueva y que tiene sus raíces en diversas prácticas tántricas de oriente, que se habrían dado a conocer en occidente a fines de los años 60, durante la revolución de las flores y la época de los hippies. Pero también en los ’70, cuando la ciencia retomó el entusiasmo por explorar el potencial de la mente humana.
Pero su máximo esplendor fue cuando el VIH apareció en escena, provocando estragos en la vida sexual de muchos, según
Bárbara Carellas , una escritora, artista y educadora sexual, dedicada a motivar a la gente para que explore y amplíe sus posibilidades sexuales, espirituales y emocionales a través de los talleres, coaching, programas y libros que publica sobre sexo.
La experta en desarrollo de la sexualidad, precisa que aprendió la técnica de autoestimulación sexo-mental, durante la década de los ochenta en Nueva York, ante la paranoia que causaba ver tanto sufrimiento y muerte a causa del Sida.
Dice que desde esa fecha empezó a buscar maneras alternativas de sentir placer sin correr riesgos de contagio y las encontró. Hoy es una experta.
“Realmente me gusta el sexo solitario. No estoy casada únicamente con la idea del sexo en pareja, creo que nuestra sociedad es extremadamente limitada en su percepción sobre la sexualidad”, afirma.
Es que eso es el neuro-sexo, “la” alternativa para aquellas parejas que ya no "vibran como antes", propone, al igual que esta frenética motivadora de los placeres, el especialista Helio Olivares.
“Puede ayudar a la pareja a volver a conectarse y experimentar nuevamente el deseo de uno por el otro”, asegura. De todas maneras, afirma que la mayoría de las personas estarían aplicando la técnica sin saberlo. Esto, porque define al neuro-sexo el momento en que una persona se permite tener alguna fantasía sexual o "soñar despierto" con algo relacionado con sexo.
“Sin embargo, para que se puede experimentar de manera más plena, lo recomendable, es aprender auto hipnosis para luego utilizar esta herramienta en el contexto de la sexualidad”, aconseja Olivares que se dedica a impartir talleres en el continente.
¿Sexo frío y fome?“El sexo es uno de los instintos básicos que nos permite perpetuar la especie, así como el instinto de ataque y huida, de alimentación, por lo que no hay cosa más arraigada en el ser humano que el acto sexual”, afirma el psicólogo
José Luis Rojas quien tiene variados estudios en hipnosis.
Asegura que es posible conseguir el orgasmo inducido solo por la mente, porque nuestro cuerpo tiene una cantidad infinita de terminales nerviosos, que al ser estimulados, son procesados a nivel cerebral. A su vez, el cerebro no distingue fantasía de realidad solo percibe y disfruta o sufre según las fibras que hayan sido estimuladas.
“El neuro-sexo activa el sistema de recompensa del cerebro, que es nuestro sistema límbico y comienza una escalada en el proceso del placer y como es agradable, el ser humano tiende a repetirlo”, explica.
Declara también que practicar el sexo mental es más fácil para las mujeres que los hombres. “La mujer es más auditiva, es más de piel, fantasiosa y esto se debe a su naturaleza de madres cuidadoras de la próxima generación”.
Sin embargo, es enfático en señalar que al envolverse mentalmente en lo se desea, es necesario y básico tener una respiración adecuada, ya que ayuda a que el cuerpo se estimule mayormente al ingresar mayor o menor cantidad de oxígeno, como en la hiperventilación que incluso puede llevar a estados alucinatorios.
¿Cómo practicarlo?El psicólogo chileno que estudia actualmente en Italia, dice que simplemente regulando la respiración y practicando la autohipnosis. El primer paso, claro será aprender a cómo regular la respiración para llegar a estados de conciencia necesario para agitar o calmar la respiración según lo que vaya viviendo en el trance.
Luego, aprender en 3 ó 4 sesiones la técnicas de autohipnosis, donde también se enseña a cómo respirar, imaginar y sentir, se podrían alcanzar estados de conciencia placenteros y la persona iría vinculando su emocionalidad a sus sensaciones corporales. Aparte, el experto dice que en estos estados hipnóticos uno sería capaz de crearse un mundo privado a su alrededor y disfrutarlo intensamente.
“La gente actualmente no se da el tiempo de sentir ya que estamos inmersos en el hacer. Creo que si las personas sintieran más e hicieran menos, viviríamos en una sociedad más sana”, reflexiona.
Por este motivo, invita a practicarlo ya sea en solitario y también en pareja para disfrutar de las endorfinas y los neurotransmisores endógenos que producen placer.
Pero advierte, que el ejercicio del neuro-sexo, podría llegar a convertirnos en autómatas sexuales adictos a las neurocópulas y olvidarnos de la verdadera esencia del sexo en su goce, pasión y entrega que implica un acto sexual entre dos.
Y en ese caso, la clave, estaría en saber moldear el pensamiento para definir esas nuevas realidades y animarse a que los sueños de bienestar contribuyan a crear vidas más estimulantes y mágicas.