TOKIO. - "Tengo la sensación de que este niño no es mi hijo", sospechó durante toda su vida la madre de un japonés hoy sexagenario hasta que unas pruebas de ADN demostraron que estaba en lo cierto, un temor que aún hoy comparten muchas jóvenes madres japonesas.
La justicia nipona sentenció el martes que un hospital pagara 38 millones de yenes (281.000 euros) en daños e intereses a Yamada (nombre ficticio), un habitante de Tokio nacido en 1953, por haber sido víctima de un intercambio de bebés al nacer.
El cambio le supuso vivir una vida de pobre cuando en realidad procedía de una familia acomodada. Durante todo ese tiempo, sus padres biológicos, a los que no conoció, no dejaron de dudar sobre su supuesto hijo mayor, hacia el que siempre sintieron una especie de "malestar", según los otros hijos de la familia.
El japonés aseguró que cuando unas pruebas confirmaron en 2009 que había sido víctima de un error que cambió el curso de su vida, "lloró todos los días durante meses por la dureza de (su) existencia cuando debería haber disfrutado de un entorno familiar privilegiado".
"Me gustaría volver 60 años atrás", declaró de forma anónima ante la prensa. El bebé con el que lo intercambiaron aparentemente es ahora directivo de una agencia inmobiliaria heredada de su falso padre, y no tiene una buena relación con sus hermanos, según la prensa.
Una de las explicaciones de este error es el elevado número de partos que tuvieron lugar a inicios de 1950, en una población más reducida, y a la existencia de unas infraestructuras más arcaicas.
Sin embargo, en la actualidad las madres aún temen estos errores, a pesar del uso de pulseras identificativas y de que la madre ve inmediatamente a su bebé.
"Estaba muy débil tras el parto y no pude ver a mi bebé hasta dos días después. Envié una foto a su padre, que estaba trabajando y que sí lo había visto al nacer", contó de manera anónima una madre a un servicio de consejos para padres jóvenes. El padre no tardó en responder que ese bebé era "diferente".
"¡Tenía razón! La maternidad se había equivocado y pidió perdón", explicó la madre.
En Japón es frecuente que los bebés sean llevados a la guardería infantil mientras las madres permanecen en la habitación, acudiendo unas siete u ocho veces al día a una sala colectiva de lactancia.
Otra madre confesó estar obsesionada con que el niño con el que volvió a casa no es el suyo. "Había otro que se parecía al mío", dice con una preocupación que le hace plantearse realizar un test de ADN, que sólo podría mostrarle si tiene un vínculo biológico con el niño que cría.
Entre 1957 y 1971 se registraron unos 32 casos de niños cambiados en Japón, según la prensa del país.
En 2005, un cuadragenario fue noticia tras descubrir que había sido educado por los padres de otro hombre, que había nacido en el mismo sitio y casi en el mismo momento.
En las últimas décadas, las maternidades aseguran que se toman todas las medidas necesarias, pero la preocupación renace en las jóvenes madres cada vez que un nuevo caso sale a la luz.