Agencia
MIAMI. - El deporte masculino empezó a romper en 2013 el tabú de hablar abiertamente de la homosexualidad, aceptada desde hace años en otros ámbitos de la sociedad como el cine, la música y la política.
"Soy un pívot de la NBA de 34 años. Soy negro. Y soy gay". Con esa frase, portada de la revista "Sports Illustrated" en abril, Jason Collins fue el primer jugador en activo de las ligas profesionales de Estados Unidos en admitir públicamente su homosexualidad.
"Estoy aprendiendo a aceptar el puzzle que soy... No quiero que mi raza me defina más y tampoco mi orientación sexual. No quiero ser etiquetado", dijo en un emotivo artículo escrito en primera persona.
Collins habló una vez acabada la temporada con los Washington Wizards. Era y es agente libre y desea seguir jugando, pero de momento espera la llamada de algún equipo.
¿Su revelación ha sido un obstáculo? ¿O el problema son sus números mediocres, su edad y los 1,4 millones de dólares que cobraría? Collins, que encontró un amplio respaldo público liderado por Barack Obama y Kobe Bryant, espera la oportunidad de hacer historia que le "robó" el futbolista Robbie Rogers.
El estadounidense reveló en febrero desde Inglaterra, donde jugaba, que era gay y que abandonaba el fútbol. Sin embargo, en mayo se convirtió en el primer deportista abiertamente gay en disputar un partido de una de las grandes ligas de Estados Unidos.
"Nunca olvidaré esta noche", escribió Rogers en twitter tras el debut con Los Angeles Galaxy. También admitieron ser gay Darren Young, una de las estrellas de la lucha libre en Estados Unidos, y el saltador británico de trampolín Tom Daley, medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
El boxeador puertorriqueño Orlando Cruz peleó por convertirse en el primer púgil abiertamente homosexual de la historia en ser campeón del mundo.
Aunque Martina Navratilova, una de las grandes leyendas del tenis, abrió el camino para las mujeres ya en los '80 al reconocer que era lesbiana, también fue noticia en 2013 la admisión de la gran estrella del baloncesto femenino estadounidense, Brittney Griner, sacudida por los insultos en Internet.
De burlas en twitter también supo la luchadora Fallon Fox, que ganó en mayo su primera pelea desde que se conoció que nació hombre y que se sometió a un cambio de sexo en 2006.
"Me siento como la persona que debería haber sido", aseguró Fox tras un anuncio que puso bajo escrutinio público su vida actual y pasada, sirvió de altavoz a la ignorancia y la intolerancia y alimentó a los millones de chistosos que habitan en Internet.
Tanto la liga de fútbol americano (NFL) como la de hockey sobre hielo (NHL) pusieron también en marcha en 2013 iniciativas de aceptación adelantándose al hecho de que una de sus estrellas pueda reconocer abiertamente su homosexualidad.
Estados Unidos marca el paso en un asunto que volverá a destacar en 2014 por los Juegos Olímpicos de invierno de Sochi en febrero, donde se esperan protestas contra la "ley anti-gay" rusa, que sanciona la propaganda de identidades sexuales "no tradicionales" y que ha generado duras críticas contra el COI (Comité Olímpico Internacional) y el gobierno ruso del presidente Vladimir Putin.
El nuevo presidente del COI, Thomas Bach, asegura que ha recibido certezas de Moscú de que la norma no regirá durante los Juegos ni afectará a los deportistas y visitantes.
"Hablar abiertamente puede que no desarme del todo los prejuicios, pero es un comienzo", dijo Jason Collins, quien dio el primer gran golpe a un tabú que en 2013 empezó a resquebrajarse.