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La peor pesadilla que puede tener una madre es, sin duda, que le quiten a su hijo recién nacido y eso es precisamente por lo que Alessandra Pacchieri está pasando. La mujer italiana ha vivido 15 difíciles meses, desde que el 24 de agosto de 2012 fuera sometida a una cesárea sin su consentimiento y luego fuera alejada de su hija para que sea dada en adopción.
La tormentosa historia de Alessandra comenzó cuando, con cuatro meses de embarazo, viajó a Londres para asistir a un curso de entrenamiento para ser azafata. La mujer se hospedaba en un hotel en el aeropuerto Stansted y de pronto se vio sin dinero para pagar la cuenta. Aterrada ante la posibilidad de perder su nuevo trabajo, preocupada por su bebé y estresada por la toda la situación, Alessandra sufrió una crisis de pánico.
En su desesperación, la mujer llamó a la policía, la que tomó contacto con su madre en Italia. Ésta informó que su hija tenía trastorno bipolar y explicó que debía tomar regularmente sus medicamentos para controlar sus cambios de humor. El problema es que, debido a que los fármacos podían dañar a Amelia, su hija en el vientre, Alessandra los había dejado de tomar.
"Estaba durmiendo y lo único que recuerdo es a oficiales de policía golpeando la puerta de mi habitación, por lo que los dejé entrar (…) Me dijeron que querían llevarme al hospital para comprobar que mi bebé estaba bien, así que accedí a ir con ellos", contó al "Daily Mail".
Alessandra asegura que una vez en el hospital, debió esperar 10 horas para ser atendida. "Realmente perdí la calma. Estaba cansada y no había comido nada en todo el día. No me dejaban ver a un médico y tampoco dejaban que me fuera", afirmó.
Finalmente, la mujer fue atendida por dos psiquiatras, quienes la derivaron al área de salud mental. Allí, los encargados intentaron obligarla a que tomara sus medicamentos para tratar su depresión, pero ella se negó. Asimismo, los tribunales de familia ordenaron que quedara detenida como una paciente con desórdenes mentales.
"Estaba asustadísima. Tenía la sensación de que querían quitarme a mi bebé. Les supliqué a los doctores que me dejaran regresar a mi país. Les dije que quería recurrir a la justicia para solucionar la situación", relató.
Sin embargo, sus ruegos fueron en vano y a comienzos de julio, cuando ya tenía más de siete meses de embarazo, fue transferida a la sección de maternidad de un hospital en el condado de Essex. Allí, trabajadores del servicio social le dijeron que su hija quedaría bajo su custodia una vez que naciera.
"Invadieron mi cuerpo y robaron a mi bebé"
La mañana del 24 de agosto de 2012, Alessandra se levantó, se duchó y fue a preparar su desayuno, pero al llegar a la cocina se percató de que ésta estaba cerrada con llave. Fue a preguntar la razón y le explicaron que no debía comer porque ese día sería sometida a una cesárea bajo anestesia general. El procedimiento había sido autorizado por los tribunales de familia, bajo el argumento de que la mujer tenía un 1% de posibilidades de sufrir una ruptura uterina si su hija nacía por parto natural.
"Les rogué que no me hicieran la cesárea. Faltaban sólo cuatro días para la fecha de parto y no había razón para que me sometieran a una intervención tan invasiva con anestesia. Quería un parto natural", contó.
Pero las enfermeras no la escucharon y le inyectaron un sedante. Lo último que recuerda es que le instalaron una mascarilla sobre el rostro y que se sintió sofocada.
Un rato después Alessandra se despertó en una pieza rodeada por trabajadores sociales y enfermeras, una de las cuales le pasó a su bebé. Estuvieron juntas durante media hora y luego se la quitaron. Dos horas después se la volvieron a llevar, pero le prohibieron alimentarla.
Finalmente, un médico le dijo que debía irse del hospital porque necesitaban el lugar para otra paciente. Así, la llevaron sin su hija a la unidad de psiquiatría de otro recinto. Tres días después le dijeron que Amelia estaba en custodia para ser adoptada.
"Invadieron mi cuerpo y robaron a mi bebé", reclamó Alessandra al "Daily Mail". "Me hicieron algo muy injusto. Estoy luchando por tener a mi bebé de regreso y que nunca otra madre inocente sufra lo que yo he sufrido", agregó.
Tras el nacimiento de Amelia, la mujer fue obligada a regresar a Italia, donde recibió tratamiento por su trastorno bipolar. En febrero de este año, acudió al tribunal de familia de Chelmsford para pedir que le devolvieran a su hija, pero el juez decretó que Amelia debía ser adoptada porque en cualquier momento su madre podía dejar de nuevo sus medicamentos.
Familiares de Alessandra e incluso el padre de Amelia, ofrecieron hacerse cargo de la niña, pero la justicia británica rechazó la idea. De esta manera, en mayo pasado madre e hija pudieron reunirse por última vez, rodeadas de funcionarios del servicio social y en un centro de familia de Essex.
Última carta
Tras un año y cuatro meses de haber comenzado, la pesadilla de Alessandra aún no llega a su fin. Amelia ya está con padres adoptivos, mientras el abogado de su madre reclama que la adopción no ha sido autorizada por Alessandra, quien espera que su hija le sea devuelta.
"Ella es fuerte, tiene un trabajo, tiene una casa, tiene una vida normal (…) No existe ninguna razón para que esta mujer no tenga una segunda oportunidad", señaló Stefano Oliva.
En tanto, según publicó hace algunos días "The Telegraph", la mujer ha recibido ofertas de ayuda legal experta por parte de profesionales británicos, quienes temen que la reputación de la Justicia de su país se vea perjudicada con el caso.
Asimismo, ciudadanos comunes y corrientes le han ofrecido dinero para crear un fondo que le permita costear sus viajes desde Italia a Gran Bretaña y viceversa.
El polémico caso ahora está en manos de Sir James Munby, el juez de familia de más alto rango en Gran Bretaña. Mientras tanto, Alessandra sólo desea que su hija sepa que está preocupada por ella y que espera algún día volver a reunirse con ella. Por esto, el 15 de diciembre pasado le suplicó al "Daily Mail" que publicara la siguiente carta:
"Querido amor:
Te extraño muchísimo y pienso en ti todo el tiempo.
Me pregunto cómo estás y qué estás haciendo.
Le ruego a Dios que todos los días te proteja, que te aleje del mal y que te bendiga.
Eres mi pequeña princesa. No te he visto desde mayo y me puedo imaginar lo grande que estás ahora.
Le ruego a Dios que un día puedas reunirte conmigo y con tus hermanas, porque te amamos muchísimo. Quiero lo mejor para ti y me hubiera gustado que nos hubieran dado una oportunidad para estar juntas.
No sé cuándo pueda verte de nuevo, pero sé que algún día lo haré… soy optimista sobre eso y tengo fe.
Por favor, siempre recuerda que te amo y que quiero que estés conmigo.
Te envío todo mi amor y rezo para que un ángel te cuide.
Tu madre".