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SAN LUIS. - La edición del Rally Dakar que comenzó el domingo en Argentina es, para muchos, la más difícil de las que se llevaron a cabo en Sudamérica.
Por su dureza, se podría creer que es una competencia exclusiva para hombres, aunque a la española
Laia Sanz eso no le importa.
"Sé que será un Dakar muy duro pero cuento con un gran equipo y una moto muy buena. Esta es una moto de verdad, por eso me animo a soñar con llegar entre los 25 primeros", dijo la piloto de 28 años, que compite para Honda.
Sanz tuvo un susto el sábado porque su moto se le detuvo en dos ocasiones antes del inicio simbólico del sábado. Como los pilotos en este trayecto no pueden tener asistencia del equipo, uno de sus compañeros de Honda, el argentino Pablo Rodríguez, la ayudó para que encendiera su máquina y pudiera ser parte de la ceremonia inaugural.
Fue una suerte de presagio de lo que se viene y Sanz lo sabe muy bien, tras haber finalizado la primera etapa en el puesto 35 a 16:33 minutos del líder, su compatriota Joan Barreda Bort.
"Todo indica que estamos ante un Dakar extremamente duro, con mucho calor, mucha altitud, más kilómetros que otros años y más horas encima de la moto", dijo la española.
"La primera semana será demoledora. Que nos separen de los coches ya indica que tendremos etapas muy técnicas y extensas", indicó Sanz, que cree haber dejado atrás la lesión que sufrió hace pocas semanas en un entrenamiento.
Pese a las dificultades, Sanz confía en que ésta será una buena competencia para ella y sueña con obtener su mejor ubicación final y olvidarse de que en 2013 tuvo que abandonar por la rotura del motor de su moto y terminó dos veces en los últimos puestos.
"Estoy muy animada porque hay muy buen ambiente en el equipo y eso siempre se agradece cuando tienes tantos días y tan intensos por delante. Espero que podamos hacer un buen Dakar", se ilusionó Sanz, que cuenta entre sus pergaminos con 13 títulos mundiales de trial y dos de enduro.
En esta edición habrá nueve mujeres desafiando a la carrera más exigente del mundo. Entre ellas, además de Sanz, están la italiana Camelia Liparoti (Yamaha), habitual competidora en cuatriciclos, y la española Rosa Romero Font (Yamaha), esposa de Nani Roma, que este año es gran candidato a quedarse con el título con su Mini.
Las ilusiones de Sanz tienen un precedente que la invita a soñar: en 2001 la alemana Jutta Kleinschmidt dejó en claro que una mujer no solo puede animarse a disputar la competencia sino que también puede ganarla, como lo hizo ella tripulando un auto Mitsubishi y entrando en la historia como la primera mujer en adjudicarse el Dakar.