LONDRES. - Nunca fue una supermodelo al uso. Con fama de rebelde, a Kate Moss se le atribuyen excesos con las drogas y el alcohol, aunque quizá sea gracias a ese historial poco común en el mundo de la moda que a pesar del paso del tiempo siga siendo un icono del estilo.
El jueves, la top model británica cumple 40 años. El mundo de la mda celebra el cumpleaños de una de sus figuras más queridas y polémicas con exposiciones, mientras la propia Moss sigue fiel a su reputación de "enfant terrible".
Kate Moss pertenece a la generación de supermodelos de los 90. Para hacerse un hueco en las pasarelas y portadas de las principales revistas tuvo que "pelearse" con top models como Cindy Crawford, Claudia Schiffer o Eva Herzigova.
Pero la británica no era una belleza mansa que se plegara al sector. Así, junto a la casa Calvin Klein creó el concepto de "heroinómana chic": aspecto andrógino, extrema delgadez, rostro pálido y ojeras.
En 2008, Marc Quinn la inmortalizó en una escultura de 50 kilos de oro. Moss encarna "el ideal de belleza del instante", dijo el artista. Lo cierto es que la británica logró el éxito sobre las pasarelas convertida en una especie de antimodelo. Con sus 1,70 metros de altura era un tanto bajita y no tan perfecta como sus rivales.
Pero con tan sólo 14 años -uno después de la separación de sus padres-, su particular rostro llamó la atención de una agente en el aeropuerto JFK de Nueva York.
La joven chica de Croyden, cerca de Londres, comenzó de inmediato a trabajar como modelo. A comienzos de los 90 se desnudó para la campaña de ropa interior de Calvin Klein.
A los 20 años tenía ya 2,2 millones de dólares (a día de hoy 1,6 millones de euros) en su cuenta, y en 2007 según la lista de superricos del "Sunday Times" su patrimonio ascendía a 45 millones de libras (hoy 54 millones de euros).
Su rápido éxito también le pasó factura en lo personal. En 1998, su relación de cuatro años con el actor Johnny Depp hizo aguas. Aún en 2012, cuando ya llevaba tiempo casada con Jamie Hince, reconocía en una entrevista con "Vanity Fair" que lloró "durante años".
Imagen de marcas como Calvin Klein, Dolce & Gabbana, Chanel o Gucci, Moss huyó de la imagen de alcohol y drogas que le achacaban los medios, pero nunca lo reconoció oficialmente. Su relación con el cantante Pete Doherty fue también una cuestión de imagen.
En 2005 salió a la luz una fotografía en la que aparecía tomando cocaína. La firma sueca H&M rescindió su contrato, y otras marcas como Burberry no prolongaron los suyos.
Su boda campestre con Jamie Hince, el 1 de julio de 2011, trajo más estabilidad a la vida de esta mujer, que entre tanto tuvo una hija de ahora 12 años. Aquel año volvió a causar sensación cuando se fumó un cigarrillo sobre la pasarela de París y dejó ver las primeras huellas de celulitis.
Además, con una sesión fotográfica conjunta para "Vogue" ayudó a su viejo amigo John Galliano a regresar a primera línea tras el escándalo de sus insultos nazis en París.
Para celebrar sus 40 aparecerá en una portada de Playboy, vestida, como no, de conejita: corsé negro, tacón de aguja y las clásicas orejas alargadas.
La agenda en los próximos meses de la 'top model', que ha diversificado sus actividades, viene cargada. Debutará como periodista de moda para la edición de primavera de Vogue, coincidiendo con el lanzamiento de su nueva colección como diseñadora para la marca británica Topshop, siete años después de la primera.
En Londres, una exposición celebra el aniversario con pinturas hechas a partir de fotografías de su carrera de modelo. Y la televisión francesa Paris Première ha estrenado su documental "Looking For Kate".
Veintiséis años después de su debut, la modelo sigue fascinando. Se prodiga más en las portadas de revistas que en la pasarela y sigue prestando su rostro para muchas campañas publicitarias.
Moss tiene contratos con Versace y Rimmel, entre otras empresas, y es la cuarta modelo mejor pagada del mundo. Según la revista estadounidese Forbes, ganó 5,7 millones de dólares (4,2 millones de euros) entre junio de 2012 y junio de 2013.
Esta omnipresencia va acompañada de una gran discreción en los medios. Apenas da entrevistas y sigue el consejo que le dio el que fue su novio Johnny Depp: "Nunca te quejes, nunca te expliques", reveló en su libro "Kate: The Kate Moss Book", de 2012.
"Por eso no uso Twitter ni todas esas cosas. No quiero que la gente conozca la verdad siempre, es lo que mantiene el misterio", explicó. Un misterio que alimenta la curiosidad por la vida de la londinense, madre de una hija de once años -Lila Grace- con el periodista de tendencias Jefferson Hack. Desde 2011 está casada con el roquero Jamie Hince, tras una relación tempestuosa con otro músico, el torturado y toxicómano Pete Doherty.
Actitud rock n'roll"Kate encarnó siempre una actitud rock n'roll. Desde los novios estrellas del cine hasta su armario lleno de hallazgos retro, tiene estilo, así de simple", comentó Katherine Ormerod, redactora de moda de la revista Grazia, que ha dedicado 17 páginas al cumpleaños de Kate Moss.
"Nuestras lectoras se identifican con su lado divertido. Sus fiestas legendarias y su indumentaria glamurosa hacen que no sea una modelo como las otras. Y además tiene un estilo inimitable, que ha mantenido constante sin seguir las tendencias", agregó en una entrevista con la AFP.
Kate Moss fascina también a los artistas: inspiró al pintor Lucian Freud y al escultor Marc Quinn. Hija de un camarero y de una agente de viajes, Moss creció en Croydon, un suburbio popular y sin encanto del sur de Londres, y siempre ha estado rodeada el escándalo.
Cuando fue descubierta, la joven de rostro pálido y silueta frágil se convirtió en estampa de la tendencia "heroína chic", la glorificación estética de la delgadez y blancura de los adictos a esa droga. Se la acusó de hacer apología de la anorexia cuando declaró que "nada sabe tan bien como estar delgada".
A Cara Delevingne, de la nueva generación de modelos británicas, se la compara a menudo con Moss. Pero "no habrá nunca una nueva Kate, del mismo modo en que no habrá nunca otra Coco Chanel o Marilyn Monroe, es única", sostiene Katherine Ormerod.
A menos que su sucesora se encuentre en su propia familia: su hermanastra Lottie, de 16 años, acaba de firmar un contrato con la misma agencia que ella, Storm Models.