PARÍS.- Manteniendo un aura de de cool, rock y juventud, Hedi Slimane presentó para
Saint Laurent su más reciente colección otoño invierno.
Recordando su tendencia “grunge” del año pasado, el diseñador presentó una falda plisada de tela escocesa, extremadamente corta, y botas, que bien podrían recordar quienes fueron adolescentes en la década de los 90.
En esta sexta colección de Slimane para Saint Laurent, también se ocupó el estampado escoses en abrigos, y se empapó de referencias al rock, los años sesenta –con vestidos muy cortos- o el lejano oeste.
Las incrustaciones brillantes fueron numerosas pero no abusivas y destacaron sobre todo las de los resplandecientes zapatos bajos, con una tira abrochada con una hebilla.
Una capa roja con capucha dio vida a una Caperucita moderna, mientras que los lunares gigantes blancos sobre fondo negro conectaron con el mundo de la fantasía.
Una alegría y frescura que el público asistente comentaba a la salida del desfile, que tuvo lugar en el Carreau du Temple, un antiguo mercado de abastos construido en el siglo XIX, en el que Slimane colocó unas aspas doradas que se levantaron a ambos lados de la pasarela.
El espectáculo contó con una gran representación del mundo de la moda y del espectáculo, desde los modistos Jean Paul Gaultier o Azzedine Alaia, hasta las actrices Catherine Deneuve o Isabelle Huppert, y los incondicionales Pierre Bergé, compañero de Yves Saint Laurent, y Anna Wintour, directora de Vogue.
Slimane quiso darse un homenaje citándose a sí mismo. Fue con una nueva versión, esta vez con un lazo, del sombrero negro de ala ancha de su primera colección, una de las piezas que más éxito ha tenido desde su llegada a la casa.
Elie Saab: Diseños en degradéEl libanés
Elie Saab, maestro del encaje, la pedrería y las alfombras rojas, ha desarrollado en su prêt-à-porter para el próximo otoño-invierno una de las líneas que más destacaron en su última colección de Alta Costura: el degradado del negro hacia otro color.
Este acierto le permite vislumbrar nuevos derroteros, y puede que también nuevas ventas, a la vez que muestra que es capaz de renovar su estilo.
El fundido fue principalmente de negro hacia los tonos rosáceos, al igual que en la Alta Costura, aunque también probó a dejar la oscuridad en el centro de la prenda e ir coloreando los extremos.
Otra de sus innovaciones se orientó hacia sus habituales bordados de pedrería, que evolucionaron desde el palacio de la princesa hasta las noches de fiesta, ya que predominaron las cascadas de lentejuelas metalizadas que recubrieron los vestidos.
El terciopelo se integró en el otoño-invierno de Saab, confeccionando modelos enteros o haciendo apariciones estelares sobre materiales fluidos.
Incluso el encaje fue más rebelde que de costumbre. En negro, y combinado con rejilla, se hizo pasar por gótico.