Cara Delavingne abrió el desfile en un amplio y largo tapado en tweed, una de las piezas mejor logradas de la colección.
Reuters
PARÍS.- Con Karl Lagerfeld los desfiles siempre reservan sorpresas y para el otoño e invierno próximos,
Chanel lleva la moda femenina al supermercado, donde irrumpieron zapatillas y otros elementos del sportswear.
El Grand Palais de París fue transformado para la ocasión en "Chanel Shopping Center". "La última vez hicimos una galería de arte, es decir un supermercado para ricos, ahora hicimos el verdadero supermercado", lanzó Lagerfeld a los periodistas tras el desfile.
Mientras esperaban que comenzara, los invitados se sacaron fotos entre las góndolas y carritos del "supermercado", donde todos los productos, desde el agua mineral "Eau de Chanel" hasta las latas de conserva tenían el logo de la casa de modas con las dos "C" entrelazadas.
La modelo top británica Cara Delavingne abrió el desfile en un amplio y largo tapado en tweed, una de las piezas mejor logradas de la colección. Por debajo llevaba una especie de pantalón de buzo rosado con agujeros. Sus zapatillas, obra de Massaro, hacían juego con el abrigo.
Sus calzados deportivos, que ya había aparecido en el desfile de alta costura en enero, subieron acordonados sobre la pantorrilla, como si se tratara de las zapatillas de un boxeador. "Me gusta que las mujeres sean como los hombres: todo el mundo camina sobre superficies planas", explica el diseñador.
Para el otoño e invierno, el vestido y el traje sastre de Chanel podrán llevarse con un pantalón irisado, de cintura bien ajustada. En su cómoda colección hubo mucho colorido y energía, con cortes amplios y largos.
Una gran camisa gris estampada con formas geométricas azules, rosadas o rojas se asocian a un abrigo verde y un pantalón de cuero negro.
El diseño de la tela tweed continuó siendo un elemento inevitable de la marca, presente hasta en el armazón de las gafas de sol.
¿Porqué presentar la colección en un supermercado? Karl Lagerfeld habló del "reflejo de la vida cotidiana en el lujo" y de influencia del "arte pop". "Si alguien lleva objetos muy caros proclamando 'miren lo caro que es' es una vulgaridad. Hay que saber llevar cualquier cosa como si fuese un jean de 100 euros, de otra forma no es elegante", agrega el diseñador, aunque admite que nunca va al supermercado. "Estoy muy ocupado con tantas colecciones, de modo que otros van por mí".
