“Ambos, (hombres) divorciados y los que nunca han estado casados, pueden ser maravillosos. Y ambos pueden ser unos patanes”, asegura la escritora Jackie Pilossoph.
Ella, autora de “
Divorced Girl Smiling” (Chica divorciada sonriente) y frecuente columnista del Chicago Sun-Times y
The Huffington Post, es una madre de dos hijos, divorciada hace siete años y que vivió todo lo que significa el sentimiento del fracaso en el proyecto matrimonial, con 41 años, y el temor de que nadie volviera a fijarse en ella nunca más.
Pero superó el proceso. Ayudada de mucho trabajo en su autoestima y enfocándose en su realización personal, hoy dice que es feliz y que incluso se encuentra locamente enamorada de su nueva pareja. Por esto, ha decidido ayudar a otros divorciados -ya sea con libros, en su blog o en sus ensayos, tratando de hacerles entender que sí es posible recomenzar y sentirse nuevamente plenos-, y, de paso, quitarle entre los solteros, los prejuicios que puede haber hacia los que, como ella en el pasado, quieren recomenzar su vida amorosa.
¿Deberías salir con alguien que está en proceso de separación, pero aún no firma los papeles?, se pregunta en una de sus columnas, en la que pide no descartar a un divorciado en proceso, solo por su ambiguo estado civil actual. “Podrías dejar pasar a alguien con quien realmente podrías conectar”, advierte.
Y a continuación, repasa cuáles son los principales temores que surgen al enfrentarse a la disyuntiva de darle o no la oportunidad a alguien que está en vías de separación, como que la persona no está lista para comenzar una relación, porque aún no cierra sus heridas de la ex y está viviendo el duelo de su matrimonio.
Ante eso, reflexiona: “Recuerda que existe una gran diferencia entre salir con alguien que recién se ha separado (lo hace dos meses y su prontamente futura ex recién se mudó la semana pasada), y una persona que vive separada de su ex hace dos años”.
“Además, hay muchas personas que se han divorciado hace años, incluso décadas, y no lo han superado”, dice. Así que, según Pilossoph, el tiempo transcurrido da lo mismo.
El segundo temor: La persona aún debe estar viviendo con su futuro ex. Al respecto, la escritora asume que el que un pretendiente aún viva con su ex es un buen argumento para no salir con él, pero hace un llamado a tomar en cuenta que el mercado inmobiliario y la situación laboral a veces no permite que dos personas que compartían los gastos, separen sus cuentas y vivan de forma independiente, cada uno en su propio hogar.
Otro inconveniente que podría surgir es el miedo a que, como aún no están los papeles firmados, esté la opción de que él y la ex terminen arreglándose y vuelvan a estar juntos. Pero según Pilossoph, éste es “el peor argumento (…) porque cualquier pareja puede volver en cualquier minuto. Tener un pedazo de papel que diga que estás divorciado no previene una reconciliación”.
Si estás evaluando salir con alguien que está pasando por esto, aconseja Pilossoph, “confía en tus instintos, sé honesta contigo misma, y sé honesta con la otra persona”, habla directamente con él acerca de los temores, para saber en qué categoría está; si está preparado para comenzar algo nuevo o aún se encuentra apegado al pasado.
Divorciado versus solteroAntes de la idea de que lo mejor es evitarse problemas y mejor preferir como cita a alguien que nunca ha pisado el altar, la escritora
sale en defensa de los separados, mencionando los pros que éstos tendrían como potencial pareja.
Según Pillosoph, los divorciados tendrían una mayor facilidad para desenvolverse en la vida doméstica, habiendo ya compartido ésta con una pareja.
“Seamos realistas. Una vez que has estado casado, lo has visto todo; la desnudez a plena luz del día, esos hábitos desagradables, como tener toda la ropa tirada en el suelo”, entre otros más molestos aún.
“¿Puede alguien que nunca ha estado casado manejar esto? Tal vez sí, tal vez no. Quizás (el soltero) ya ha vivido con alguien antes, o quizás, escapará por los cerros la primera vez que te vea sentada al lado de la tina cortándote las uñas de los pies”, reflexiona.
Otro punto a favor del hombre ex casado es su nivel de compromiso. Él, a diferencia de uno que ha permanecido soltero hasta el presente, ya se atrevió a ofrecer su lealtad en una relación monógama, delante de varios invitados, de forma legal y a veces hasta religiosa. Es decir, no tiene problemas con entregarse por completo y ya está comprobado.
Pero no todo es color de rosa, y Pillosoph lo admite, cuando se trata del peso que carga el separado en sus hombros. “Aquí hay un plus (para el que nunca se ha casado). Acarrea menos peso que el divorciado. Él no anda hablando mal de su ex cada tres días, no se tiene que despedir de sus hijos para luego quedar con esa mirada triste en su rostro, y tampoco tiene esa mirada herida que dice ‘mi esposa me arruinó la vida’”.
Divorciado o desde siempre soltero, lo importante, según Pillosoph, es cada historia individual y las intenciones de él para abrirse y amar incondicionalmente a una pareja.