“Me diagnosticaron depresión endógena con bipolaridad hace 21 años atrás, tomaba muchas pastillas, tuve varios episodios de intentos de suicidio y estaba muy mal, sentía que mi vida tocaba fondo. Y hace dos años supe que un amigo se había tratado su alcoholismo con Kambó, y se le notaba, había hecho un cambio drástico en su vida. Y me atreví a probar. Después de las tres primeras sesiones mi vida dio un vuelco y dejé los medicamentos, pero siempre con asistencia psiquiátrica. Me cambió el estilo de vida, ahora soy vegetariana, no tomo alcohol y es sorprendente. La medicina te va guiando, es muy sabia y fue tanto, que me atreví y estoy estudiando otro tipo de medicinas para ayudar a la gente”, comenta Silvia, como testimonio de que el Kambó sirve.
La “vacuna”, como también se le llama al Kambó, proviene de una comunidad étnica de Katukina formada por cerca de 500 miembros en el Amazonas brasileño, y en su lengua se llama Noke Kui, que significa gente verdadera y mansa.
“La vacuna curará cualquier enfermedad que tengas y también traerá buena suerte a tu vida del amor”, dicen los indígenas que habitan el estado de Acre. ¿Verdad o creencias?
Al parecer, la sudoración de la rana, que se coloca en la primera capa de la piel mediante un procedimiento ancestral, funciona.
Según cuenta en Unión Chakraruna que entrega tratamientos con
Kambó en Brasil y varias farmacéuticas de Estados Unidos y Japón están buscando patentarla y comercializarla, pero las alianzas y negociaciones entre la tribu y las trasnacionales no han sido fáciles. Además, la rana no funciona en cautiverio.
“Las moléculas aisladas de la rana, phyllomedusas bicolor, son altamente antibacterianas y se ha usado para combatir el VIH y se dice que es más eficaz que la morfina y serviría para enfermedades del sistema nervioso, cáncer, problemas cardiovasculares, depresión, fibromialgia y también, según los Katukinas la vacuna combate la holgazanería y la mala suerte de los cazadores”, comentan.
¿Cómo se aplica?El Kambó llegó a Chile hace 9 años, según cuenta la sanadora de
María Luna de Pucón cuando una delegación de la tribu de Katukina se instaló a enseñar y dar a conocer su medicina.
“Es una vacuna milagrosa. No sólo sana enfermedades sino que también el sudor de la rana verde fosforescente eleva tu nivel energético haciendo una limpieza profunda de tu astral y cuerpo físico y también, despeja tus caminos”, asegura.
Dice que ha tenido resultados positivos en cáncer, tumores, enfermedades mentales, problemas de insomnio, depresión y hasta en trastornos de personalidad. Pero, que lo más sorprendente, es que te ayuda a cambiar la forma de ver la vida.
Un tratamiento básico, consiste en aplicarse el sudor de la rana en tres sesiones consecutivas antes que termine el mes, y con 8 ya es uno completo. Aunque también pueden usarla por períodos más largos.
Para aplicarla, usan una vara especial o liana que viene también del Amazonas, y la encienden y con la pequeña brasa que se forma, queman la primera capa de la piel. Esta se saca y ahí se coloca este gel de rana en pequeñas cantidades en forma subcutánea.
En las mujeres, se les coloca en las piernas y a los hombres, en los brazos, entre 4, 7 y hasta 25 puntos. Pero, la primera vez siempre son muy pocos. Cuenta también que, quienes dan Kambó han sido autorizados por la tribu y que en el país son sólo 10. Cada uno de ellos, tuvo que colocarse durante un año esta “vacuna”.
“Parece un tanto agresivo, pero no existe dolor, ni sangre en el proceso de aplicación”, afirman en Unión Chakra Runa. Para ellos es una medicina preventiva y apta para todos quienes quieran probarla sin necesariamente padecer un trastorno, porque además se usa para despertar la intuición y la voz o sabiduría interna.
Dicen que es aplicable en niños desde 1 año, hasta ancianos de 80, 90 años. La ceremonia Se reza, canta y llama al Kambó. Es una ceremonia ancestral que sintoniza a la sabiduría del pueblo de Katukina. Para tener una sesión se requiere de una preparación el día anterior.
Lo primero, es tener claro el propósito, ya sea espiritual, mental-emocional o físico, por el cual se decidió tomar el tratamiento; descansar la noche anterior y si está bajo tratamiento medico, continuar con él, y mantener un ayuno por 12 horas antes de la ceremonia. Ahora, al momento de la ceremonia, más bien 15 minutos antes, tomar 2 litros y medio de agua.
“La toma es un momento de alto impacto, la gente vomita, no es muy agradable pero es porque se hace una limpieza fuerte del intestino, recorre todo el cuerpo, te va escaneando y en los puntos más débiles se deposita y va a quedar en cuerpo como 1 a 2 meses como mínimo”, cuenta María Luna.
La catarsis puede durar cerca de 3 minutos, pero después viene un sudor frío y una sensación de ligereza. Se siente calor en la sangre, en la cabeza, el corazón y todas las extremidades. La sesión dura 3 horas y después que se vivencia, hay que ir a descansar, comer y seguir tomando agua, nada de alcohol ni productos artificiales o químicos.
Los cambios serán graduales en el tiempo. “No es un alucinógeno y no hay prohibición, está científicamente probado sus beneficios pero sigue siendo medicina ancestral con una base espiritual”, afirman. El único riesgo, que han visto y escuchado es que se aplique en sobredosis, pero eso declaran, que no sucede.