Claudio Parra, El Mercurio
Por años, el trabajo se ha asociado no solo con logros personales, sino que también con estrés. Pero lejos de lo que se creía, un nuevo estudio vino a contradecir lo que la opinión pública cree del mundo laboral, al asegurar que las personas presentarían más niveles de estrés en sus hogares que trabajando.
Así lo señaló la socióloga Sarah Damaske, quien fue una de las participantes de una investigación realizada por la Universidad Estatal de Pensilvania, y cuyos resultados fueron revelados por Damaske, el pasado 23 de mayo en el sitio del
Council on Contemporary Families de Estados Unidos.
La socióloga, junto a otros dos investigadores midieron la presencia de cortisol –hormona que se libera con el estrés- en 122 personas, hombres y mujeres, algunos padres, otros sin hijos, y de distintos niveles socioeconómicos, al tiempo que les pidieron que calificaran sus niveles de felicidad, tanto en sus casas como en sus trabajos.
Damaske, quien ya había participado en otras investigaciones que corroboraban el pensamiento común de que el hogar es un oasis para recuperarse del esfuerzo laboral, quedó sorprendida con los resultados, que reflejaban que las personas sentían más estrés allí que en sus lugares de trabajo.
Según la socióloga, este hallazgo podría explicar lo que otras investigaciones han concluido, y es que aquellos que trabajan tendrían mayor plenitud que los que no. Y hasta entrega un dato: “Las mamás que trabajaron a tiempo completo entre sus veintitantos y treinta y tantos, obtuvieron mejores reportes de salud mental y física a los 45 años, que las madres que trabajaron medio tiempo, que fueron amas de casa o que tuvieron tiempos reiterados de cesantía”.
Tal es el caso de las mujeres, que en el estudio de Damaske, fueron ellas las que aseguraron ser incluso más felices en sus trabajos que en sus casas, a diferencia de los hombres, quienes –pese a presentar también más estrés en sus horarios laborales-, dijeron sentirse mejor en sus hogares.
Sobre este último punto, Jessica Grosse, del sitio
Slate.com, asegura que la investigación bien podría reflejar el estrés que significa para muchas mujeres continuar con las labores del hogar cuando terminan sus horarios de trabajo. “Pese a que cada vez más hombres ponen de su parte cuando se trata de cuidar a los niños y de las tareas domésticas, las mujeres siguen haciendo más labores hogareñas que ellos. En todo el mundo, independiente de si tienen hijos o no, los hombres tienen más tiempo libre que las mujeres”, aseguró Grosse.
Por su parte, Damaske aprovechó de decir que de su investigación podría concluirse que renunciar o disminuir las horas de trabajo podría no ser la mejor solución para alguien que tiene problemas al equilibrar su vida laboral y familiar.
“En cambio, las empresas debieran adoptar políticas que sean amigables con las familias y que permitan a los trabajadores continuar obteniendo los beneficios de salud que entrega un empleo, sin perder la capacidad de responder a sus responsabilidades familiares”, comentó la socióloga.