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La independencia de los niños, ¿cuándo pueden hacer qué?

Los padres sobreprotectores tardarán su autonomía, pero existe el movimiento norteamericano “Niños sin barreras”, que enseña los beneficios de “darles alas”.

06 de Junio de 2014 | 14:50 | Por Francisca Vargas V.
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El 2009, un niño de 9 años en Nueva York viajó solo en Metro. El hecho fue noticia cuando su madre, Lenore Skenazy, publicó el libro “Free Range Kids” (o niños sin barrera) y creó el blog www.freerangekids.com, donde contó esta experiencia, que revolucionó la sociedad norteamericana.

“Le di un mapa y dinero de más para algún imprevisto y monedas para llamar por teléfono”, contó.

El pequeño resultó airoso de su primera aventura personal y según la mamá, ganó mayor autonomía. Sin embargo, en ese instante ella se condecoró como “la peor madre de América”.

Desde esa fecha, Skenazy quien también es periodista cuestiona la crianza que sobreprotege a los hijos y defiende la idea de darles libertad, para que sean los chicos los que asuman sus propios riesgos y exploren por sí mismos. Ahora el chico tiene 15 años y ella dirige el programa en el canal Discovery, “La peor mamá del mundo”.

¿A qué se debe tanto éxito?

“Creo que el movimiento ‘Niños en libertad’ o ‘Niños sin rejas’ son mejores traducciones que ‘sin barreras’ que denota sin límites o sin reglas, me parece clave porque entrega información y herramientas a los niños y jóvenes para que vayan desarrollándose en ciertos ámbitos de forma independiente”, responde Federica Brauer, psicóloga clínica del Centro Médico Integrativo CasaFEN.

Para la especialista, el aporte que hizo Lenore Skenazy fue aceptar la petición de su hijo, que llevaba meses pidiéndole que lo dejaran hacer el viaje solo en metro. Un viaje que había hecho varias veces acompañado de sus padres, por lo que le era familiar.

“En otras palabras, había una búsqueda activa del niño por explorar su independencia, éste fue evaluado por los adultos responsables, se le dio la información y herramientas necesarias para que pudiera hacerlo efectivamente”, afirma.

En cuanto al “riesgo”, en la experiencia de Lenore Skenazy éste estaba controlado y limitado, dice Brauer, y no como lo quisieron plantear algunos medios.

Pero, ¿cómo saber si un niño está preparado para semejante travesía? La psicóloga, Federica Brauer piensa que como en casi todos los aspectos del proceso de crianza, no hay una sola receta ni regla que sea posible dar a todos por igual. Pero que en estos casos hay que considerar que no todas las sociedades son iguales, ni las familias, ni los padres, ni los niños. Hay lugares que son más seguros que otros, como también hay niños que son más responsables que otros.

“Lo que sí se puede considerar es si un niño de 9-10 años que está listo para hacer ciertas cosas solo, como por ejemplo, ir al almacén de la esquina, ya que es lo suficientemente responsable para cruzar la calle mirando ambos lados, no aceptar cosas de extraños o sabe volver a su casa. No dejarlo ir, impedir que él ponga a prueba sus habilidades de independencia, responsabilidad y confianza en sí mismo puede no ser el camino”, explica.

Por lo tanto, el beneficio que aporta ir dando libertades, acordes al nivel de desarrollo del niño se debe hacer a través de un proceso de observación de los padres, que dé cuenta de que el hijo haya adquirido las capacidades para actuar responsable e independientemente.

“Es un aprendizaje de cómo funciona el mundo desde la experiencia y no desde la teoría. Fortalece el autoestima, la auto regulación y permite al niño experimentar el sentimiento de la auto realización, crucial para el desarrollo de cualquier individuo de forma independiente”, anima.

Edades y sus responsabilidad

Como una guía de educación, la psicóloga especialista en niños, adolescentes y familia, Federica Brauer, entrega las claves para salirse de la sobreprotección y formar a niños más seguros, confiados y responsables.

“No debemos olvidar el significado de crecer en libertad significa ir aprendiendo de tus propios errores, de aprender con tus pares, de responsabilizarse por los actos de uno mismo, es un aprendizaje que se logra tempranamente, y es esencial para la vida adulta”, reflexiona.

Además, llama a confiar en los hijos, para ello se les enseña, da herramientas y se comprueba que las hayan entendido y asimilado, es tiempo de confiar en que van a poder diferenciar y decidir si una situación es peligrosa o no. Es decir, acompañar, amar, enseñar y luego soltar sería el aprendizaje que deben hacer los padres.

¿Quedarse solos en casa?: A fines de la pre adolescencia desde los 13-14 años en adelante, habría que ver si está listo para quedarse solo y que no le de miedo, que sepa cómo actuar frente a emergencias, sea responsable, en el fondo que quiera y tenga la capacidad de discernir si algo es peligroso o no. Para prepararlos: Es bueno hacer escenarios en caso de emergencias, por ejemplo qué hacer si hay un temblor, o si un hermano chico se cae y se corta, si hay un incendio. Obviamente dejarles los números de emergencia y lugares a los cuales acudir si sucede algo. Las primeras veces es recomendable que sea por periodos cortos para ir fortaleciendo el sentido de auto suficiencia del niño y tranquilizando los miedos de los padres.

Manejo de dinero: Es una buena instancia para trabajar los temas de auto regulación, riesgos, responsabilidad e independencia. Para prepararlos: Si el niño decide gastarse toda la mesada en un juguete y a la semana quiere otro, darle más dinero es entregarle señales confusas. En cambio, si el niño se da cuenta que no hay más dinero, aunque se frustre o enoje, irá aprendiendo por su propia experiencia las consecuencias que tienen ciertos actos. Otra acción positiva es que el dinero se lo ganen con pequeños trabajos extra en la casa, como limpiar vidrios, o ayudar en el trabajo de los padres. La sensación de haber recibido dinero por algún pequeño trabajo es también un aporte muy positivo al desarrollo de la independencia y libertad del niño.

Ir a fiestas, al cine salir solos con los amigos: No es lo mismo ir a una fiesta en la casa de algún compañero que ir a una discoteque. Es positivo para los niños salir en grupo y tener recreaciones donde interactúan fuera del colegio y sin tanta supervisión adulta. En el caso de pre-adolecentes, digamos a los 13 años que tengan fiestas en casa de compañeros donde puedan interactuar tranquilos, pero que haya supervisión adulta. No veo problema que un grupo de esta misma edad quiera ir al cine, los vayan a dejar y a buscar. Cuando ya son más adolecentes, 16 años, y quieran ir a fiestas solos, la mejor regla es la información y que sepan claramente cuáles son los límites, sobre todo el por qué de esos límites. Para prepararlos: Hay que ayudarlos a entender y recordar como padres, que también fuimos jóvenes, con curiosidad de probar y conocer cosas nuevas, preguntarse cuáles hubieran sido las informaciones útiles para ellos en esos momentos. La sobreprotección de los padres suele producir que sus hijos les escondan las cosas que les suceden y/o no sepan como comunicarlas, más que cualquier beneficio de seguridad que produzca.

Pololear, salir con el pololo, tener una relación: Siempre hay que preguntar a los niños que es lo que significa lo que están diciendo porque no siempre el significado de algo para un adulto va a ser el mismo significado para el niño. Ahora en cuanto al pololeo de pre adolecentes y adolecentes, lo que más preocupa a los padres más que pololear, es el tema de las relaciones sexuales. Si uno considera los últimos datos públicos del embarazo adolecente del Minsal, donde la edad de inicio de actividad sexual es entre los 16 y 17 años y el 14% de los niños nacidos el 2012 fueron embarazos adolecentes. Para prepararlos: Dándoles información y herramientas no sólo a cómo cuidarse, sino de qué se puede esperar de una relación sexual, cuáles son los sentimientos y emociones que trae. Si los padres sienten que no tienen los conocimientos para conversarlo o que sus hijos reaccionan con vergüenza y/o rechazo, pueden intentar buscar talleres o alguna ayuda profesional para orientarlos mejor.

Irse de vacaciones solo con los amigos: Aquí se trata de conocer a sus hijos. Por ejemplo, un joven de 17 años que tiene amigos que los padres conocen, además es un joven responsable que conoce sus límites y que ha demostrado en actos ser capaz de tomar decisiones maduras, quiere ir a acampar al bosque con sus amigos, ¿por qué no debiese poder hacerlo? Para prepararlos: Para conocer a sus hijos tiene que haber habido desde la primera infancia espacios de comunicación y respeto mutuo, lugar para que los niños desarrollen capacidades de auto suficiencia y auto regulación. Si fueron capaces de internalizar consecuencias y responsabilidades, serán jóvenes que son capaces de valérselas por sí mismos y entender que hacer en caso de que algo salga mal.

Tener panoramas culturales: Sean musicales o de otro tipo, son positivos en varios sentidos tanto para adultos como para niños. Generan espacios de acercamiento a la comunidad, de cultura, aprendizajes de cómo piensan y viven los otros. En lo que hay que poner atención y cuidado es que en estos eventos generalmente hay muchas personas y puede que ocurra algún tipo de disturbio. Para prepararlos: Si un niño es llevado desde temprana edad por sus padres u otras figuras significativas a eventos donde haya muchas personas, y en estos se le ha transmitido que se debe hacer cuando está en una situación así, va a ser un adolecente que tiene las capacidades de ir solo a un concierto, museo u otro evento cultural.
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