“El metrosexual ha muerto… ¡Larga vida al ‘spornosexual’!”, así tituló Mark Simpson un
reciente artículo en el que dio a conocer un nuevo tipo de hombre que vino a destronar a quien David Beckham se transformó en su bandera, gracias a la llegada de las redes sociales y por su obsesión por un cuerpo ultra sexualizado que desea tener y exhibir.
Fue precisamente Simpson el que acuñó el término metrosexual, pero ya hace 20 años, en 1994. Desde entonces, mucha agua ha corrido bajo el puente; la industria de revistas para hombres promocionando los abdominales perfectos, así como los productos cosméticos “for men” crecieron como espuma, y ya poco queda de ese viejo prejuicio social de que la vanidad debía solo ser algo femenino o exclusivo de un comportamiento masculino homosexual.
Tal ha sido el auge y popularización del metrosexual, que una de las más grandes empresas de acciones del mundo, como lo es HSBC, presentó en marzo pasado un informe en el que rescató el desarrollo que ha tenido el comportamiento metrosexual durante este tiempo, y que lo ha llevado a convertirse hoy en uno de los principales motores del consumo.
Pero algo ha cambiado. HSBC prefiere llamarlos “YUMMY” (por la sigla YUM: young urban male –joven urbano masculino), y asegura que cada vez serán menores en edad los hombres que se unan a esta tendencia ligada a la compra de artículos de lujo. Y entre los culpables están las redes sociales, la mayor accesibilidad a riquezas y a conocer las distintas marcas que existen gracias a internet. “Esto ha sido impulsado por las tendencias psicológicas y sociales por las cuales, los consumidores prefieren mostrar estatus social de manera más temprana”, explicó, respecto al informe del HSBC,
New York Magazine.
Pero, ¿qué es mostrar estatus hoy en día para un hombre? ¿Bastan los clásicos autos y casas? ¿Queda sujeto a las más lujosas marcas de ropa, como en antaño lucieron los metrosexuales?
Más que porno, más que sexual: El ‘spornosexual’De forma resumida y simple,
The Telegraph, medio en el que Simpson presentó su nuevo término, el “spornosexual” fue descrito como: “un hombre obsesionado con las redes sociales y las selfies, que toma como referencias para su apariencia a personajes del deporte y la pornografía. Mientras los metrosexuales se preocuparon más de sus armarios y su aspecto, el interés principal del ‘spornosexual’ es su cuerpo”.
“Con sus cuerpos minuciosamente inflados y esculpidos, tatuajes que realzan sus músculos, piercings, barbas adorables y escotes pronunciados, está claro que a esta segunda generación de metrosexuales no le interesa tanto la ropa como a la primera”, explicó Simpson, agregando: “Sus propios cuerpos se han transformado en el último accesorio de moda, convirtiéndolos en un producto codiciado gracias al gimnasio, y luego, compartiéndolos y comparándolos en el mercado online”.
Para Simpson, mientras en el pasado, los anuncios del estereotipo metrosexual se retocaban digitalmente para la publicidad, hoy, los ‘spornosexuales’ se “photoshopean”, pero en la vida real para verse perfectos.
“La revistas de papel cuché cultivaron en un comienzo la metrosexualidad, y la cultura de las celebridades la disparó. Pero para la generación de hoy, las redes sociales, las selfies y la pornografía son los parámetros principales del deseo masculino por ser deseado. Ellos (los ‘spornosexuales’) quieren ser apreciados por sus cuerpos, no por su ropa. Y claramente, no por sus mentes”.