“Es que tienes que salir para conocer al amor de tu vida”, “No puedes decirle que no, anda conócelo primero, anda a cenar con él”, “El amor a primera vista no existe”.
Uf! Son tantos los consejos que las mujeres solteras tenemos que escuchar para dejar de estarlo, que finalmente uno se termina confundiendo y lo peor, que muchas veces, acepta salir con alguien que no le tinca para nada.
Es que no tener citas, se ha convertido en el último tiempo, en un estigma social, y ya nadie quiere asumir que, simplemente, no le interesan. Porque cuando lo dices, te miran raro y te condenan con la mirada, a ser una solterona amargada y rodeada de animales.
Pero la realidad es distinta. Una prueba de ello, es este experimento social que viene a demostrar que las “citas” son en sí, “antinaturales”, y menos sinónimo de la forma segura de encontrar una pareja.
La autora y osada investigadora fue la escritora de 50 años,
Susan Winter una comentarista norteamericana de TV y radio, especializada en temas pareja y que se destaca por plantear formas más evolucionadas de relación. Su objetivo fue exponer como las uniones espontáneas son mucho mejor que las acordadas en forma intencional.
Para ello, accedió a salir con diferentes hombres 98 veces y en sólo nueve meses. Su experiencia, la publicó en un artículo en el Huffington Post, donde declaró que el experimento también lo hizo porque no está de acuerdo con el actual concepto de citas que se maneja en el mundo entero.
Ahora bien, vale aclarar que para ella las “citas” son solo encuentros de cortejos y no significa, que durante el experimento haya dormido con los 98 tipos. “Me di cuenta que los encuentros en el mundo de hoy se parecen más a un deporte extremo que un encuentro de dos personas abiertas a conocerse”, aseguró.
¿Qué descubrió?Lo primero, es que las famosas citas son la oportunidad para que ambas partes y en forma superficial, hagan un desfile de sus talentos y bienes. “Las mujeres van de tacón alto y hacen alarde de sus tarjetas, o que son salvajes en el sexo para tener la atención de un hombre, pero lo peor es que luego, se quedan esperando a que las vuelvan a llamar y se obsesionan con lo que dijeron o no en la cita”, escribió.
En cuanto a su experiencia, Susan Winter dijo que muchas de sus salidas fueron “citas a ciega” hechas por insistentes amigos y colegas, y otras a través de anuncios personales en páginas web del rubro. Aunque también recurrió a un casamentero profesional.
“Sin embargo, una y otra vez, a pesar de la variedad de citas, encontré que las experiencias eran muy aburridas”, constató. En particular, observó, que los hombres desfilan haciendo gala de sus bienes, viajes al extranjero y demostrando el nivel de poder e influencia que han alcanzado.
“Ellos cuelgan sus juguetes en frente de nuestros ojos, con la esperanza de que vamos a morder el anzuelo. Pero, esto demuestra que, curiosamente, ellos no son el cebo sino que son sus posesiones”, distinguió.
Mientras que las mujeres, a juicio de la escritora, parecen ser animales como “vacas”, “cerdos” y “caballos” que desfilan por una “cinta azul de aceptación” y ellas, a pesar de esa situación, agregó, se comportan de lo más natural, sin ninguna crítica al respecto.
Suena fuerte, incluso hasta puede doler. Pero es que también el salir con un desconocido se puede sentir como ir al matadero, tal cual Susan Winter lo describe. ¡Si le gustas, te come!
Por estos motivos, la experta llama a recuperar la “vieja escuela”, es decir, que el deseo mutuo por compartir debe ser sincero porque el querer salir con alguien para impresionar es “antinatural”.
“Es un gran mito que a todas las mujeres les parece divertido tener cita y que como mujeres debemos gustar. Estoy convencida de que esas ideas son una conspiración diseñada para garantizar una forma permanente de ingresos económicos, porque las mujeres se ven obligadas a comprar ropa nueva y maquillaje, y los hombres son incitados a gastar en restaurantes caros para demostrar su éxito”, reflexionó.
En ese sentido, llamó a entender que para formar una pareja tiene que ser fluido, natural, espontáneo y cómodo. “Después de haber probado la mano a 98 hombres, puedo decir honestamente que estoy exhausta de tanto intento. Le di la oportunidad justa a las buenas intenciones de mis amigos y familiares, pero yo prefiero conocer a alguien especial por casualidad, en un lugar donde quiero estar y si lo encuentro y existe esa chispa, nos conectaremos y fusionaremos”, declaró.
