Siempre se habla de las consecuencias negativas que tiene el sedentarismo, entre ellos aumento de peso, debilitamiento de músculos y huesos, problemas cardíacos producto de la acumulación de grasas, diabetes e incluso depresión. De ahí que los especialistas animen a las personas a ponerse en movimiento y hacer actividad física por lo menos tres veces a la semana.
Sin embargo, al parecer algunos no están tan de acuerdo y afirman que el deporte no es tan beneficioso como se dice. Es el caso de Michael Mosley, el cerebro detrás de la
dieta del ayuno intermitente -aquella que propone comer normalmente durante cinco días y reducir la ingesta de calorías los otros dos-, quien aseguró que existen innumerables mitos en torno a la actividad física, que a la larga pueden hacer que ésta no sea tan positiva para la salud como se dice.
"Muchas personas piensan que cuando hacen ejercicio, pueden comer lo que quieran y que el gimnasio las hará sentirse felices", afirmó Mosley en el programa "This Morning" de la cadena británica ITV. El problema -según él- es que no es tan así.
En primer lugar, el médico argumenta que muchos de quienes van al gimnasio, se otorgan ciertas "recompensas" luego de ejercitarse, erradamente convencidos de que la actividad física los hará adelgazar. Pero -afirma Mosley- si bien hacer deporte es una buena herramienta para mantener el peso, no lo es para bajarlo.
"Al ir al gimnasio se queman calorías, pero muchas menos de lo que se piensa. Una libra (casi medio kilo) de grasa equivale a 3.500 calorías, de manera que para quemarla es necesario correr alrededor de 48 kilómetros", explicó, y graficó su punto con un ejemplo concreto:
"Si se corre una milla (1,6 kilómetros), se queman más o menos 100 calorías. Un muffin tiene alrededor de 500 calorías, de manera que se deben correr cinco millas (8 kilómetros) o caminar 10 millas (16 kilómetros) para quemarlo".
"He ahí la razón de por qué la gente nunca pierde peso al ir al gimnasio en el largo plazo", puntualizó.
Mosley sostuvo además que no todas las personas logran ponerse en forma haciendo ejercicio. Y esto se debe a que simplemente no tienen los genes correctos. "Es verdad, algunos tienen una composición genética que hace que no puedan perder peso. Puede ser muy desmoralizante y esas personas pueden sentirse fracasadas", indicó.
Otra afirmación que suele escucharse es que el deporte sirve para combatir el estrés, ya que durante él se liberan endorfinas, también conocidas como hormonas de la felicidad. "El ejercicio mejora tu salud en general y tu sensación de bienestar, lo que te da más energía todos los días", asegura un artículo publicado por la Clínica Mayo en 2012.
Pero, Michael Mosley no piensa igual. "Siempre nos han dicho esto, pero no existe evidencia científica de ello", sostuvo, y añadió: "Personalmente considero que el ejercicio no mejora mi estado de ánimo en absoluto".
En este sentido, el médico aseguró que lo que en realidad da energía no es el deporte en sí, sino que el hecho de estar al aire libre. "Se trata de salir, aclarar la mente paseando al perro, jugando golf o lo que sea", dice.
Por último, Mosley echa por tierra la idea de que ejercitarse por largos períodos de tiempo es mejor, y asegura que -por el contrario- las evidencias demuestran que las actividades de corta duración pero alta intensidad son mucho más beneficiosas.
Así, el médico plantea el concepto de "ejercicio rápido", según el cual tres series de 20 segundos de entrenamiento de alta intensidad tres veces a la semana, son suficientes para mantenerse delgados y saludables.
De hecho, Mosley escribió el libro "Fast Exercise", en el que sostiene que ese tipo del entrenamiento es muy utilizado por los atletas y fanáticos del fitness, pero aún no ha sido incorporado a las rutinas de ejercicio de la gente común. Según el médico, este tipo de actividad física tiene tres ventajas:
- Aumenta el número de mitocondrias (que transforman en energía la grasa y el azúcar en la sangre) y su eficiencia.
- Promueve la liberación de catecolaminas, sustancias entre las que está incluida la adrenalina y que ayudan a quemar grasas.
- No produce sensación de hambre posterior, como sí ocurre con los ejercicios que se realizan durante largos períodos de tiempo.
La rutina de entrenamiento que Mosley propone en su libro se divide en dos: una parte cardiovascular (por ejemplo dos o tres pedaleos en bicicleta intensos de 20 segundos de duración, dos veces a la semana) y otra de fuerza (que se realiza tres veces a la semana e incluye sentadillas, trabajo de tríceps en silla y bíceps en una barra instalada en una puerta, etc.).
"Espero que esto cambie la manera en que las personas se ejercitan (…) La gente debería ser capaz de incorporarlo a su rutina diaria", señaló el médico.