Los granos, las semillas, las legumbres y los cereales son algunos de los alimentos que no pueden faltar en la dieta macrobiótica.
Son muchas las mujeres famosas que se dice que la siguen, entre ellas las actrices Julia Roberts y Gwyneth Paltrow, y la cantante Madonna. Se trata de la dieta macrobiótica, "una estrategia filosófica para alcanzar niveles superiores de salud y felicidad", según describe el doctor Martin Macedo. El médico agrega que ese regimen alimenticio tiene como propósito general el cargar al máximo de fuerza vital a todas las células y con esa energía lograr que las personas vivan de acuerdo a su "ilimitado potencial".
Esta forma de alimentación, explica el experto, proviene de culturas asiáticas del extremo oriente, que durante miles de años basaron su alimentación en cereales en granos y harinas de granos, tal como lo hicieron las culturas americanas nativas que vivieron en zonas templadas y subtropicales.
"La idea es nutrirnos con aquellos alimentos que son para los humanos fisiológicamente idóneos, esto es básicamente granos integrales, como arroz, trigo, maíz, quínoa y otra gramíneas, pero también vegetales, legumbres, algas, pescados y un poco de fruta dependiendo del clima", detalla el doctor que viene a Chile a dictar un curso de Autocuración, en www.fenomenologia.cl.
¿Qué beneficios tiene la macrobiótica? Para Martin Macedo lo principal es que otorga un funcionamiento óptimo -por no decir perfecto- de las células y los tejidos. Pero también lograría una armonía energética y biológica con el entorno.
"Si el practicante comprende sus principios y tiene la suficiente fe y voluntad para practicar por el tiempo suficiente esta forma de alimentarse, en el 90% de los casos se produce una gran mejoría o curación", asegura.
¿Es muy restrictiva? Para nada. Simplemente, se eligen los alimentos que biológica y fisiológicamente son óptimos, donde lo ideal es lo simple: granos, verduras, algas, pescado, legumbres y semillas. Y para saber cómo usarlos se recomienda estudiar los principios Yin y Yang, y su aplicación a la cocina.
"No podemos decir que la nutrición de un leopardo es 'restrictiva' porque se limita a comer carne de venado y a beber agua del río. Simplemente elige aquello que es natural para su salud", ejemplifica.
Para los humanos, acota, hay suficiente material para crear, variar y preparar manjares saludables.
Ahora, como no es una dieta seriada, sólo se elabora con un orientador macrobiótico que tenga experiencia en personalizar el consejo sobre nutrición óptima y estilo de vida.
No obstante, el médico revela que un 60% del plato "balanceado" debe tener cereales, un 30% vegetales cocidos y crudos, y un 10% proteínas animales y vegetales, semillas y frutos secos.
"Las algas se usan a diario y también se pueden preparar varios tipos de farináceos. Si el cocinero tiene habilidad y lo hace con pasión, la macrobiótica se convierte en una fiesta. De lo contrario es una triste 'dieta'", advierte el doctor uruguayo.
¿Para quiénes sirve? El doctor Martin Macedo responde que sirve para todos los que quieran construir y cuidar su propia salud, y busquen su vitalidad y pasión por la vida.
"El propósito de la macrobiótica no es curar la enfermedad o prevenirla, sino la creación de una 'súper salud', como la que disfrutan los leones, los antílopes y los halcones", detalla.
A propósito comenta que un caballo de carrera puede correr a 88 km/h; un guepardo a 104 km/h y un halcón peregrino volar en picada a 256 km/h. Si los animales que son fisiológicamente menos equipados que los humanos hacen estas proezas, ¿cuánto más podríamos hacer nosotros?
"Pero estamos por debajo de nuestra salud potencial debido a una forma de vida antinatural. Esto no es un plan alimenticio. Es la forma de comer bio-lógica-mente óptima o el intento de hacerlo. Y para ello copiamos a las culturas milenarias de oriente y occidente que son campeonas de la salud y la nutrición", explica.
Por esa razón, es también una nutrición terapéutica porque entiende que el alimento es la mejor medicina.
"Si la medicina es excelente el resultado es excelente. Una buena medicina no se puede preparar pensando en el dinero como ocurre en las industrias de medicamentos. La medicina superior alimenta el cuerpo, el alma y la mente", reflexiona.
En ese sentido, alienta a que la comida debe ser preparada con mucho amor por los seres que nos aman sin esperar nuestro dinero a cambio. "La cocina en oriente tradicional es considerada como una labor sagrada reservada a las sacerdotisas sabias y abnegadas, que protegen la vida, la belleza, la salud y la perfección de las especies y las razas. Pero ahora todo degeneró en un comercio despiadado que sólo busca rentas y se vale de todas las argucias para seducir, tentar y crear adictos", reclama.
Por lo tanto, asegura Martin Macedo, esta "bendita" macrobiótica es más necesaria ahora que en los tiempos de Leonardo da Vinci o del Gengis Kan. "Es hora de un cambio y éste ya ha llegado. Nada es más poderoso que una idea cuyo momento ha llegado", dice el médico parafraseando a Víctor Hugo.