Nicole Mowbray es una periodista freelance británica que este año publicó el libro "Sweet Nothing", en el que cuenta su experiencia de dejar de consumir azúcar, revela los efectos que esto tuvo en su vida y entrega consejos para quienes deseen seguir sus pasos, todo con la colaboración de expertos como nutricionistas, cardiólogos y psicólogos.
Y esta semana en una columna que publicó en el "Daily Mail", la reportera se lanzó en contra de la miel, poniendo en duda sus reales beneficios para la salud y asegurando directamente que "puede ser peor que el azúcar".
"Es comúnmente aceptado que la miel es mejor para nosotros, pero ¿es realmente el caso? La respuesta corta es que porque está hecha de un 55% de fructosa (el azúcar de la fruta), comer miel es un poco más beneficioso para nuestros cuerpos que comer azúcar granulada", afirma.
¿Cuáles son sus argumentos? Primero, Mowbray sostiene que al igual que la azúcar refinada, la miel hace que el azúcar en sangre se eleve, estimulando al páncreas a producir insulina, lo que lleva al cuerpo a almacenar grasa y subir de peso.
Luego, la periodista argumenta que la miel es alta en calorías, incluso más que la azúcar y, como la gente en general no lo sabe, la usa libremente en yogurt, cereales, aguas de hierbas, etc.
Además -dice- a pesar de que se asocia con algo saludable, la miel aporta pocas vitaminas y minerales; provoca caries, especialmente en los niños; y la mezcla de glucosa, fructosa y carbohidratos daña el colágeno de la piel.
Por último, Mowbray sostiene que la miel no tiene reales beneficios nutricionales, por lo que sencillamente las personas no necesitan consumirla.
¿Será tan así? Para responder esta pregunta conversamos con la nutricionista Dawn Cooper, quien asegura que si bien la miel es un alimento saludable, es importante consumirlo con precaución.
"Usar miel como endulzante es mucho mejor que usar azúcar", afirma Cooper, quien destaca que al ser natural conserva sus enzimas, lo que mejora su absorción, y además contiene minerales como potasio, fósforo y otros importantes para el cuerpo humano. "Es decir, no es solamente un montón de hidratos de carbono", explica.
Asimismo, la nutricionista resalta que la miel es aséptica y tiene algunas propiedades antibióticas. "Por eso que también se usa muchas veces sobre heridas, porque tiene un poder curativo. Desde ese punto de vista, tiene propiedades ancestrales", dice.
Otro punto a su favor, es que es una muy buena fuente de energía muscular, que puede ser aprovechada por deportistas cuando necesitan una mayor cantidad de hidratos de carbono, por ejemplo, mezclándola con algún cereal saludable como avena o quínoa.
Sin embargo, tal como dice Mowbray en su columna, efectivamente la miel tiene su lado negativo. "Viene como pre digerida, entonces es de muy fácil absorción y, por lo mismo hay que tener mucho cuidado con ella en casos de personas que tengan resistencia a la insulina o que sean diabéticas", advierte Dawn Cooper. Además, los niños menores de 2 años no deben consumirla, ya que podría contener esporas de una bacteria llamada Clostridium botulinum que causan el botulismo.
La nutricionista coincide en que es un producto alto en calorías -100 gramos tienen alrededor de 304 calorías, dice-, pero añade que éstas no son tan "huecas" como las que tienen los alimentos refinados. Además, no es recomendable que sea consumida por personas con problemas lipídicos o de triglicéridos, porque estimula la formación de estos últimos.
En resumen, la miel es buena siempre y cuando sea consumida por personas -adultos y niños- sin problemas de peso ni de otro tipo. "Una persona saludable puede endulzar su té, agua de hierba o lo que sea con miel. En el caso de los niños, en lugar de darles cereales refinados llenos de azúcar, quizás es mejor darle avena o quínoa endulzada con miel, y ahí consumirían un desayuno mucho mejor", asegura Dawn Cooper.
La especialista agrega que mezclar frutas y miel no es aconsejable, porque se suman las fructosas de ambas. "Pero, por ejemplo, si vas a endulzar una limonada porque estás resfriada, es bueno hacerlo con miel porque aportaría sus propiedades antisépticas", sostiene.
Asimismo, señala que es importante buscar la más natural o menos intervenida posible, y aclara que aunque hay de diferentes tipos dependiendo del lugar desde donde las abejas extraen el néctar, todos son más o menos similares.
En relación a la cantidad que se debe consumir, la nutricionista afirma que "con una cucharadita basta y sobra, porque o si no las cosas quedan muy dulces y hay que desacostumbrarse a que todo debe ser demasiado dulce, especialmente en los niños".