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¡Ojo! Los antitranspirantes podrían ser en realidad los causantes del mal olor axilar

Modifican los microorganismos que ahí habitan y hacen que las bacterias que provocan el mal olor se vuelvan dominantes.

14 de Noviembre de 2014 | 14:59 | Emol
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"Doctor Axila". Así se hace llamar Chris Callewaert, master en biociencia y asistente en la Universidad Ghent de Bélgica, quien se ha especializado en investigaciones sobre la microbiología de esa zona del cuerpo todo con el objetivo de encontrar soluciones para evitar un problema que afecta a personas en todo el mundo: el mal olor axilar. Y aunque para muchos la respuesta parece ser clara -usar desodorantes y antitranspirantes-, los estudios que ha realizado este científico han demostrado que en realidad no es tan así.

Según explica "Doctor Axila" en su página web, las axilas pueden compararse con una selva tropical donde habitan una enorme cantidad de bacterias. De ellas las dominantes son los estafilococos y las corinebacterias, y se sabe que estas últimas son las causantes del mal olor en esa zona.

"Las axilas femeninas son generalmente dominadas por los estafilococos, mientras que los hombres tienden a tener más corinebacterias. Esto probablemente se debe al hecho de que los hombres tienen una piel más gruesa y secretan sustancias más grasosas, que son el plato favorito para las corinebacterias", explica Callewaert.

Teniendo claro este panorama, el "Doctor Axila" y otros tres investigadores decidieron realizar un estudio para determinar los efectos que los desodorantes y antitranspirantes tienen en la comunidad bacteriana axilar. Para ello les pidieron a ocho personas, todos usuarios diarios de esos productos, que dejaran de aplicárselos durante un mes. En tanto, a otro voluntario, quien no utilizaba ni desodorante ni antitranspirante, le solicitaron que lo hiciera por el mismo período de tiempo.

"Cuando el desodorante o antitranspirante era usado de una manera constante, el microbioma era bastante estable en el tiempo. Pero cuando repentinamente el uso se detiene o reanuda, vemos grandes cambios en el microbioma axilar", señala el investigador.

Callewaert agrega que sobre todo los antitranspirantes modificaron significativamente el ambiente axilar: la diversidad de microorganismos que ahí habitan aumentó, pero especialmente las actinobacterias que son las que contienen las especies de corinebacterias causantes del mal olor.

Según el "Doctor Axila", los compuestos de aluminio presentes en estos productos cosméticos, cuya función es bloquear el sudor, pueden ser los culpables de estos cambios. ¿La razón? Matan las bacterias menos olorosas (los estafilococos) y permiten que las “malas” (las corinebacterias) dominen.

El estudio realizado por Callewaert y su equipo sirvió para concluir que aunque los desodorantes y antitranspirantes son ampliamente utilizados, sólo son una solución temporal. "Las medidas que utilizamos hoy en día no se hacen cargo de la fuente original del problema: las bacterias causantes del mal olor (…) Los desodorantes sólo enmascaran los aromas desagradables", señaló al sitio Real Clear Science.

Otros perjuicios para la salud

Modificar el ambiente axilar no es el único efecto que los antitranspirantes tienen para la salud. También se dice que su uso inhibe la capacidad que tiene el organismo de eliminar ciertas toxinas a través del sudor.

Un ejemplo de esto son metales como el arsénico, cadmio, plomo y mercurio, que ingresan al cuerpo a través del medio ambiente o de la alimentación, afectando el sistema nervioso, el corazón, el cerebro y los riñones. Sin embargo, pueden eliminarse a través de la transpiración, lo que no se lograría con el uso de antitranspirantes ya que estos productos crean una capa de gel que cubre las glándulas sudoríparas.

Asimismo, en 2012 científicos de la Universidad de Michigan descubrieron que estas mismas glándulas no sólo son responsables de secretar sudor y, en consecuencia, enfriar el cuerpo, sino que también ayudan a curar las heridas. ¿Cómo? Almacenan una gran cantidad de células madre adultas que son vitales para el proceso de cicatrización de raspaduras, quemaduras y úlceras.

"Descubrimos que los humanos curan su piel en una manera única, diferente de otros mamíferos (…) El potencial regenerativo de las glándulas sudoríparas ha sido uno de los secretos mejor guardados de nuestro cuerpo", sostuvo Laure Rittié, autora principal del estudio.

De esta manera, intentar detener la transpiración también dificultaría el trabajo que realizan las glándulas sudoríparas a favor de la cicatrización de las heridas, lo que perjudicaría de manera especial a las personas diabéticas, quienes por su condición presentan mayores dificultades para manejarlas.
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