Tener un comportamiento cálido y cariñoso. Crear climas de confianza e intimidad que permitan la emocionalidad y la comodidad para la expresión son algunas de las características más importantes que presentaron diversos matrimonios estudiados por la ciencia a través de los años.
Es que a veces se vuelve preocupante la gran cantidad de separaciones y divorcios que ocurren todos los días. Incluso, son pocas las parejas que se mantienen realmente unidas a pesar que están juntas.
Pero, ¿qué es lo que realmente une a las pareja y qué los separa?
En un artículo publicado Emily Esfahani Smith para The Atlantic revisó tres diferentes estudios científicos realizados desde la década de los ’90, donde el prestigioso psicólogo norteamericano
John Gottman junto a su esposa, Julie son los estudiosos más destacados. Uno de los primeros análisis que realizaron fue en el año 1986, misma fecha en que creó “El Laboratorio del Amor”, con su colega Robert Levenson en la Universidad de Washington.
El experimento que llevaron a cabo consistió en medir mediante electrodos, el flujo sanguíneo, la frecuencia cardíaca y el sudor que producían cuando diferentes parejas de recién casados, hablaban sobre su relación, cómo se conocieron, los conflictos y un recuerdo positivo.
Los resultados fueron nuevamente analizados 6 años más tarde y dividió a las parejas en “maestros” y “desastres”, según su estabilidad. Los primeros, fueron aquellos que estaban todavía juntos y felices, y los segundos, los que se habían separado o eran infelices en sus relaciones.
¿Qué los distinguió? Su fisiología.
Los “maestros” mantuvieron signos estables a pesar de las peleas. Los “desastres”, en cambio, mostraron ritmos cardíacos altos, glándulas sudoríparas activas, y su flujo sanguíneo rápido. Es decir, en calma y en modo de pelea presentaban reacciones como si estuvieran frente a un tigre atacándolos.
La conexión apasionadaEn la misma línea, la segunda investigación comentada en el periódico norteamericano, surgió en 1990 y tuvo seis años de seguimiento. El objetivo fue averiguar como los “maestros” creaban una cultura de amor e intimidad.
En la Universidad de Washington, replicaron una cama y un lugar cómodo de veraneo. En ese espacio, las parejas pasaron un día de vacaciones y los psicólogos los miraban cocinar, limpiar, escuchar música, conversar, pasar el rato, comer.
¿Qué descubrieron? Lo interesante, según las declaraciones de John Gottman, fueron las actitudes de conexión de uno con otro. Por ejemplo, si el marido en forma entusiasta le mostraba un ave que pasaba a su esposa, lo que hacía era no sólo hablar del pájaro sino que solicitaba una respuesta de su esposa, un signo de interés y apoyo.
Esta actitud si era recíproca y positiva, donde cada uno mostraba interés y apoyo en cualquier tema demostró que era la clave para mantenerse unidos, ya que 6 años después las parejas que tuvieron esas actitudes un 87 % de las veces, permanecieron juntos.
En tanto, que los que tuvieron reacciones un poco hostiles en un 33% de las interacciones, la mayoría estaban separados o estaban a punto de. “Hay un hábito en la mente de los ‘maestros’; al escanear el entorno social, ven las cosas que pueden apreciar y por las cuales decir gracias, construyendo una cultura de respeto y aprecio. Los ‘desastres’ al contrario, marcan el entorno social de acuerdo a los errores de sus parejas”, comentó Gottman en una entrevista.
Es decir, el acento está en cuánto criticas o reconoces los méritos de tu pareja. “Ser indiferente es la sentencia a muerte de las relaciones”, sentenciaron los investigadores norteamericanos.
Las clavesY finalmente, una investigación más reciente del año 2006, efectuada por la psicóloga
Shelly Gable también entregó nuevas señales sobre cómo mantener una buena relación.
Gable, ahondó en las respuestas que tiene una pareja frente a una buena noticia, y encontraron cuatro diferentes maneras e reaccionar: pasiva destructiva, activa destructiva, pasiva constructiva, y activa constructiva.
La más amable es la última, ya que permitiría a la pareja saborear su alegría y darle al otro la oportunidad de unirse a través de una buena noticia, en vez de “alejarse” como sería el caso de las otras 3 respuestas.
Por lo tanto, la gran conclusión que emerge de estas 3 investigaciones se podría resumir en que la bondad, la amabilidad y el interés por el otro son las 3 grandes claves para mantener una buena relación según la ciencia.
La búsqueda del otroDesde otro ángulo, el psiquiatra de la Clínica Universidad de los Andes, el doctor Cristóbal Adriasola cree que lo principal está en asumir la decisión permanente de buscar acceder a la interioridad del otro y de abrir con valentía el mundo interior propio hacia el otro.
“Esta actitud no depende del carácter de cada uno, porque se puede ser muy tranquilo y poco confrontacional, y a la vez dejar de buscar al otro. En ese momento, la relación deja de crecer y empieza secarse”, explica. Por otro lado, añade, puede tenerse una personalidad con rasgos más impulsivos, pero si se conserva esta actitud de búsqueda del otro en su interioridad, y no se pierde el respeto, la relación se nutre y vive.
Ahora, el cómo se construya una pareja, dice Adriasola, debe considerar integrar con realismo lo bueno y lo malo de cada uno. “Es ahí donde la relación potencia lo bueno y acoge con amor lo malo, y en mutuo acuerdo construye sobre eso”, dice.
Ahora, respecto al papel que juega la intimidad y la confianza afirma que éstas son la consecuencia de una buena comunicación, que se logrará con diálogos ricos en contenido afectivo y el mantener la preocupación por una vida sexual plena.
“La comunicación de pareja que enriquece a la relación es la que nos abre la realidad interior del otro. Es decir, no sólo interesarse por saber lo que mi pareja hizo en el día, sino especialmente llegar a enterarme de cómo se sintió con cada una de las cosas que hizo y poder vibrar con ella en este plano, incluso cuando esto signifique acompañar en el sufrimiento al otro”, detalla el psiquiatra.
Entonces será en ese momento, cuando cada uno se sentirá verdaderamente acompañado y en sintonía en la vida de pareja. “En este punto la confianza y la intimidad nacen espontáneamente como una consecuencia", aclara.
De esta manera, reflexiona, que la amabilidad, la generosidad y la estabilidad emocional son características altamente deseables en una relación, pero por sobre todo, apunta que es necesario saber que es posible trabajarlas y desarrollarlas por la vía del amor, que busca incansablemente lo mejor del otro y lo mejor de mí para el otro.
“Esto es lo que permite que desde un punto de partida muy humano y real, podamos aspirar a una realidad trascendente como es la del amor matrimonial que hoy en día es a veces percibido como inalcanzable o irreal”, concluye Cristóbal Adriasola.