Piropos, comprar flores o bombones… ¿Dónde quedaron las viejas técnicas de conquista masculina? ¿Sirven en el siglo XXI? Para Mike Tabaschek, éstas están lejos de ser útiles para seducir a una mujer actual, y así lo intenta enseñar en sus clases de coaching para seducción dirigidas a hombres que quiere aprender a acercarse al sexo opuesto con éxito.
Desde hace unos 15 años, Tabaschek viene estudiando investigaciones y conocimientos del tema, y hace 8 decidió comenzar
LevantArt, la primera escuela de seducción para hombres de Argentina, siguiendo así el ejemplo que ya existía en Estados Unidos y distintas ciudades de Europa.
Hoy ya cuenta con sedes en Uruguay y Colombia, y desde marzo de este año, Chile también forma parte de su cadena, con clases “para la vida” -como dice Tabaschek- en Providencia, basándose en la teoría que así como una persona toma clases de piano o salsa, también puede aprender a conquistar a través de un profesor del rubro.
Tal como informó Tabaschek a Tendencias & Mujer, las clases impartidas en Santiago son igual a las de los otros países donde su escuela tiene sedes, es decir, con materias teórica, que luego son llevadas a la práctica, con salidas de los alumnos a discoteques, acompañados de los instructores, para probar las habilidades que están desarrollando.
“En nuestra educación, a los hombres no se nos enseña a ser mejores hombres”, comentó Tabaschek desde Buenos Aires, haciendo una dura crítica a la única fuente de información de conquista para los hombres: el cine y la tv: “Toda esa idea azucarada del hombre de Hollywood es falsa. Ni siquiera George Clooney es George Clooney en realidad. Y creo que ésa es una carga muy pesada para los hombres, y para las mujeres, ni hablar, porque nos aleja unos de otros”.
Para el argentino, lo que las mujeres buscan hoy en día es lo mismo que han querido desde hace siglos de siglos: que el hombre sea un hombre. “Ellas terminan escogiendo al que tiene mayor habilidad, al galante. No quiere al amigo, ni al amigo gay, ni al metrosexual que pasa diez horas frente al espejo. Quiere un hombre que ocupe el lugar de hombre”, señala.
Se trata de un sujeto que maneje códigos sociales e inteligencia emocional, que sea líder en su grupo y sepa cómo vestirse o cómo comportarse en determinados momentos. Pero, por sobre todo, que tenga sentido del humor. Para Tabaschek, esto responde a un requerimiento prácticamente de supervivencia, que se basaría en cómo podría reaccionar un hombre en momentos difíciles.
“El atractivo físico queda en los últimos lugares, si le preguntas a una mujer qué busca sentimentalmente. Pero en el caso de los hombres, el cuerpo femenino está entre sus principales intereses, y tiene que ver con lo evolutivo, por la imagen de fertilidad que proyectan la cintura y la cadera, por ejemplo”, explicó.
¿Qué le falta aprender a los hombres?Según Tabaschek, tanto a los chilenos como a los hombres de todo el mundo, la hora del acercamiento es donde más fallan, algo básico para conocer a una futura pareja.
“Lo que les aconsejaría es no demostrar interés sexual de inmediato. No andar invitando tragos o regalar flores o bombones, y mucho menos utilizar piropos. Un piropo que viene de un hombre que es invisible a una mujer, significa nada”, recalcó. “Si los piropos funcionaran, los trabajadores de la construcción serían sex symbol”, agregó.
En cuanto a la compra de bebidas alcohólicas en bares o discoteques, el argentino hizo un llamado a dejar de facilitárselos a las damas, ya que –según él-, “es la manera de aprovecharse de un pobre hombre que no sabe qué hacer, y lo utilizan”. La idea, dice, es desmarcarse de lo que hace la mayoría a la hora de la conquista, porque, generalmente, es un acto incorrecto.
Al ser consultado sobre alguna recomendación para las mujeres, en materia de seducción, Tabaschek fue enfático: “A los hombres nos gustan las mujeres que son fáciles para nosotros pero difíciles para el resto. Si una mujer me lo está poniendo muy difícil, quiere decir que no soy lo suficientemente bueno para ella, y eso no es atractivo, así que bajen el nivel de histeria, el nivel de exigencia”.
