Ingenuidad, demasiado ego, la falta de empatía recíproca y los juegos de poder son algunas de las amenazas que el psicólogo de la Universidad de Penn State,
Kelly Flanagan describió como las amenazas que acechan un matrimonio.
Sus ideas las posteó en su blog hace algunos días y gracias a The Huffington Post y otros medios se ha viralizado, con muy buenos comentarios.
Es que su experiencia en “matrimonios” es su especialidad desde hace una década, destacando en el área por estudiar cómo las parejas utilizan el humor para resolver conflictos y cómo influyen las necesidades emocionales básicas en la creación y resolución de diferentes problemáticas al interior de la pareja, donde asegura que una mala comunicación no es lo central para tener un buen matrimonio.
Flanagan también es distinguido en el medio norteamericano por su constante contribución como terapeuta a y escritor en diferentes medios de comunicación, donde usa la palabra “terapear” a sus lectores.
Una prueba de ello es que a todos quienes visiten su blog, pueden descargar en forma gratuita, su libro “El manifiesto del matrimonio” y comentar las entradas que en forma periódica renueva en su web.
Para el psicólogo, Marco Antonio Campos (
psicologo.marcoantonio.campos@gmail.com ) el aporte que hace el experto que trabaja en Illinois, sirve para darse cuenta del grado de candidez y desconocimiento con que se asume una relación tan compleja como el matrimonio.
“Tenemos que aceptar la realidad de que el matrimonio es una relación viva y dinámica, sujeta a cambios internos y sobre todo que requiere el respeto de la individualidad de los miembros de esa unión”, afirma.
En ese sentido, llama a ver a la “dupla” como una relación horizontal donde ambos tienen los mismos derechos y que los habituales ejercicios de poder deben ser flexibles e intercambiables, porque las personas cambian.
Por lo tanto, anima a ver estas 9 amenazas escritas por el norteamericano como una ayuda para entender que el matrimonio tiene reglas y que vamos a entrar en conflicto con ellas, por lo que requerirá de nuestro esfuerzo para resolverlos cada vez que aparezcan.
Las amenazas
Kelly Flanagan llama a luchar por la relación que se quiere tener, pero antes invita a sacarse la venda de los ojos y ser realista con quién es uno, sus intereses y cuáles son las principales dolencias emocionales que intervienen en una relación. Así que toma nota, estas son sus “verdades” sobre el matrimonio y la fuente de sus conflictos.
1. Se casan porque le gusta cómo es la persona: La gente cambia. No te cases con alguien por ser quienes es, o quieras transformar. Cásate con alguien que esté decidido a ser y pasar toda una vida en ese devenir, y que ese camino lo hagan juntos.
2. El matrimonio no elimina la soledad: Estar vivo es estar solo. Es la condición humana. El matrimonio no cambia la condición humana. No puedes culpar a tu pareja porque no calma esa sensación. El matrimonio está destinado a ser un lugar donde dos seres humanos comparten la experiencia de la soledad y, en el compartir, crean momentos en los que la soledad disipa, pero por poco tiempo.
3. La vergüenza: Todas la tenemos, aunque pasemos la mayor parte de nuestra adolescencia y primera juventud tratando de fingir que no existe así. Cuando la persona que amamos la activa, le echamos la culpa y luego exigimos que la arregle. A veces la mejor terapia de pareja es una terapia individual donde se trabaje el sanar la propia vergüenza. Así podemos dejar de transferir nuestra vergüenza a quien amamos.
4. El ego gana: Todos tenemos uno. El ego es una buena cosa, pero es hora de darle menos importancia. ¿Cómo? Mediante la apertura en lugar de una actitud defensiva, el perdón en lugar de la venganza, disculpa en vez de la culpa, la vulnerabilidad en lugar de la fuerza, y la gracia en lugar de poder.
5. La vida es desordenada y el matrimonio es vida: Así que el matrimonio es desordenado también. Cuando las cosas dejan de funcionar perfectamente, empezamos a culpar a nuestra pareja por los inconvenientes. Añadimos peleas innecesarias a la vida y el amor. Debemos dejar de señalar con el dedo y empezar a entrelazarlos. Y entonces podemos entrar juntos en el desorden de la vida. Sin culpa y sin vergüenza.
6. La empatía es difícil: Por su propia naturaleza, la empatía no puede suceder de forma simultánea entre dos personas. Uno siempre debe ir primero, y sabiendo que no hay ninguna garantía de reciprocidad. Pero necesitamos aceptar ese riesgo. Es un sacrificio que puede recibir una respuesta negativa. La verdad es que la gente que amamos son seres humanos falibles y que nunca serán el espejo perfecto que deseamos. ¿Podemos amar de todos modos?
7. Nos preocupamos más de nuestros hijos que de la pareja: Los niños nunca deben ser más importantes que nuestro matrimonio, y nunca debería ser menos importantes. Pero si los pequeños bribones detectan que son muy importantes van a manipular. Y si son menos importantes harán todo para ser prioridad. La familia es un trabajo constante por encontrar el equilibrio.
8. La lucha por el poder oculto: La mayoría de los conflictos en el matrimonio son una negociación en torno al nivel de interconexión entre los amantes. Los hombres por lo general quieren menos. Las mujeres por lo general quieren más. A veces, esos papeles se invierten. En cualquier caso, cuando se lee entre líneas en la mayoría de las peleas, esta es la pregunta que encontrarás: ¿Quién decide cuánta distancia mantenemos entre nosotros? Si no hacemos la pregunta en forma explícita lucharemos en ello implícitamente y para siempre.
9. No sabemos cómo mantener el interés por una cosa o una persona más: Vivimos en un mundo donde nuestra atención se fija en un millón de direcciones diferentes. La práctica de la meditación sirve para mantener la atención en una cosa y luego volver nuestra atención a ella cuando nos distraemos, una y otra y otra vez. Cuando se nos anima constantemente a poner nuestra atención en la superficie brillante de las cosas y seguir adelante cuando lleguemos a la parte aburrida podemos hacer de nuestra vida una meditación y hacerlo sobre la persona que amamos es un acto revolucionario. Pero es absolutamente esencial hacerlo para que cualquier matrimonio pueda sobrevivir y prosperar.