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La mesada, un tema cada vez más complicado para los padres

La solución, mesadas responsables conversadas y explicadas.

26 de Diciembre de 2014 | 15:37 | Por Francisca Vargas V.
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Hace algunas generaciones dar mesada no era tema. Hoy, los padres se ven presionados por sus hijos y el medio a entregar medios económicos a estos para que puedan desarrollar sus actividades en forma independiente.

Y es ahí donde surge la primera pregunta: ¿a qué edad se debe dar la primera mesada?, pero a éstas siguen muchas otras como cuánto.

La psicóloga y magíster en clínica infanto juvenil, Patricia Silva Gibson (psilvagibson@gmail.com ), afirma que el asunto es ir educando a los hijos en torno al valor de la plata, pero que ello no debe ser antes de los 8 años, porque hasta esa edad son los padres quienes deben hacerse cargo de las necesidades de los niños.

Ahora, ¿qué hacer para que comprendan su sentido más amplio, generoso y responsable?

Para ella, es sólo entregando información clara, concisa y dar respuesta a sus dudas. “Ojalá hacerlo con ejemplos cotidianos y que para el niño sean conocidos, por ejemplo cómo hacemos las compras que hacemos en el supermercado, explicar acerca de lo que cuesta ganarse el dinero, el trabajar por una remuneración mensual y sobre todo conversar acerca de la realidad financiera de cada familia”, explica.

Sin embargo, la indicación debe ser dejando claro que las “responsabilidades” son exclusivas de los padres y no de los hijos, esto para que no se convierta en una preocupación de ellos si la familia tiene o no suficiente dinero para subsistir, gastar.

Entonces, cuando llega el momento en que comienzan a pedirlo, la experta dice que se debe consensuar el monto, tener claro para qué lo necesita y qué queremos inculcarles con este nuevo presupuesto o “mesada responsable”.

“Ayuda bastante que la mesada sea una retribución de ciertas ‘obligaciones básicas’ establecidas en una especie de contrato familiar y creadas en conjunto padre/hijos, hacer una lista de ‘labores domésticas’, como por ejemplo, como cortar el pasto, lavar el auto”, anima.

En esto, algunos expertos afirman que no se debe pagar por otras labores como hacer la cama u ordenar la pieza porque ello cae dentro de las responsabilidades de un niño, al igual que estudiar y sacarse buenas notas.

Pero lo más importante, dice Patricia Silva no es saber solo cuánto darles, sino para qué y lo que queremos inculcarles con eso.

“Se recomienda hacer un presupuesto en conjunto con el hijo y así llegar a un acuerdo. Los hijos pueden y deben administrar esta mesada como ellos estimen, sin embargo, los padres deben orientarlos y también incentivar el ahorro”, enseña.

El costo del dinero

Para Daniela Carrasco, académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Diego Portales y experta en adolescencia y psicosomática, el valor del dinero hay que ir introduciéndolo de a poco y conversando sobre el sentido que hay detrás de una acción, un gasto y lo que valen las cosas, para que cuando sea la época de una mesada sepan que se puede manejar y organizar su propio presupuesto.

“Esto les sirve también para hacerse responsable sobre sus actos y las consecuencias que tienen sobre otros, y así programarse, aprender a cómo se reparte y que no se gasta en un solo día. Además con este ejercicio irán organizando su cabeza y emociones y trabajarán el autocontrol a través del control de sus platas”, afirma.

Es que sabemos, el dinero no cae del cielo. Por eso mismo, los chicos poco a poco debieran aprender que esta sociedad funciona en base al dinero.

“Pero, dándole un sentido positivo y que sirve para una vida más cómoda pero también enseñándole que es un medio inserto dentro de los valores que se manejen dentro de la familia”, alienta Carrasco.

Para ello, dice, que las mesadas deben acordarse dentro del vínculo de padres e hijos, como una mediación económica que vaya acompañada de afecto y responsabilidades y que se converse su utilización y que no sea como “la obligación” de los padres sino como un intercambio sano y práctico de retribuciones mutuas y acordadas.

“Es interesante inculcarles que en la familia todos cooperamos, nos ayudamos, somos un sistema y que el dinero es un medio para. Esto los hace ser más solidarios, comprometidos y se den cuenta lo que pasa en el mundo”, aconseja la académica de la Universidad Diego Portales.

Qué no hacer

La psicóloga Patricia Silva aconseja que la mesada nunca debiera ser utilizada para premiar ni castigar por las notas, ni por su buen o mal rendimiento, y manejar siempre con inteligencia los aumentos o disminución de la mesada.

“Retirar la mesada a modo de castigo no es lo más aconsejable, creo que se debería suspenderse sólo si el hijo no respeta el ‘contrato’ inicial, o las obligaciones básicas”, alerta.

Esto, porque el monto que reciba en forma semanal, mensual o diario, debe ser reconocido por los jóvenes, es decir, saber el costo que implica conseguirlo en el seno familiar antes de recibirlo, que sepa que su origen es honorable y responsable, y que haya un compromiso entre padres e hijos para generar confianza y transmitir modelos de responsabilidad.

En ese sentido, Patricia Silva indica que la educación financiera debe estar basada en el ahorro, esfuerzo y recompensa, pero también en el ejemplo. “Siempre debemos orientar a nuestros hijos al cómo o en qué gastar esta mesada, poner ciertos límites y sobre todo incentivar al ahorro o bien, si la familia pensaba pagar por cortar el pasto o lavar el auto el fin de semana, perfectamente puede ser el hijo quien lo haga y así sea recompensado monetariamente, acordando de antemano el monto con los padres”, ejemplifica.
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