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Las cosas que heredaste de tu madre y que no te gustan tanto

Lo importante es que no sean un obstáculo para tu crecimiento y evolución. Son comportamientos y hábitos que imitamos por amor. Conoce qué hay de tu mamá en ti.

02 de Enero de 2015 | 15:27 | Por Francisca Vargas V.
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“Mi madre, aunque falleció hace muchos años atrás, me dejó varias herencias que van desde la forma de vivir la vida hasta el cómo realizar las tareas domésticas. Son cosas que jamás pensé que haría. Es lindo, pero hay varias de esas que quiero cambiar, porque recién a mis 40 años me estoy dando cuenta que mi vida es otra y no quiero seguir arrastrando sus penas ni resentimientos”, comenta Lorena Aguilar, sobre la herencia emocional que le dejó su mamá.

Es que hay cosas que son maravillosas y otras que definitiva no lo son. El abanico de posibilidades es amplio y depende de los talentos, virtudes y debilidades que tenga nuestra progenitora, el cómo seamos en el presente, de acuerdo a lo que explica Gabriela Rodríguez, experta en psicogenealogía, rama que estudia los comportamientos que se transmiten de generación en generación en forma inconsciente.

“No solo heredamos de la madre también del padre, ambos son los pilares esenciales de nuestra vida, porque conforman el material psicológico y emocional que en forma inconsciente, uno reproduce en las relaciones que establece en el mundo”, afirma.

Pero también, agrega que el cómo sea la madre y lo que se herede estará relacionado con las vivencias, emociones y relaciones que hayan sucedido en toda la familia de la rama materna.

“Por ejemplo, si tienes una pésima relación con tu mamá vas a incubar, secretamente, el deseo de no ser madre. Aunque, los mandatos de la sociedad son tan fuerte que puedes llegar a serlo, pero tendrás un vínculo difícil, distante o serás muy posesiva, porque no manejas la información esencial, de lo qué es ser una buena madre debido a que tu mamá ni tu abuela lo tuvieron”, declara.

Es que tener o carecer de una madre te marca mucho en la vida y cómo haya sido tu mamá se notará en tus conductas, carácter, formas de relacionarte y tus hábitos. En otras palabras, todo tu vida está teñida por el cómo fue tu madre y la relación de ambas.

Lo que se hereda

Para evitar estas herencias hay varias terapias de reparación tanto desde la psicología tradicional, como las técnicas complementarias, donde cualquiera sea, tendrá por objetivo, poner en orden las relaciones, las herencias y hacer justica para el afectado.

Sobre todo, cuando son cosas que no te hacen la vida feliz o impiden la evolución, el crecimiento. Sin embargo, también habrán herencias maravillosas. Por ejemplo, si tu mamá es o era simpática, energética, encantadora y con cualidades sociales excepcionales, esas virtudes también serán asimiladas y vaya que te ayudarán. En ese mismo sentido, están los talentos, habilidades, gustos y creencias que fomentarán las capacidades que uno trae.

Para que revises qué heredaste de tu madre, reproducimos una lista que te puede servir para construir el modelo que recibiste. Si bien, son hábitos y costumbres también pueden alumbrar aspectos profundos de tu personalidad.

1. Gritar o conversar: Hablar pausadamente, explicar con atención lo que se quiere expresar es lo opuesto de gritar y perder los estribos para ser escuchada. ¿Tu mamá gritaba o era tranquila? ¿y, tú?

2. No rendirse jamás: ¿Cómo se enfrenta la vida? Con energía y optimismo para sacar adelante cualquier desafío o te rindes y deprimes fácilmente.

3. La cartera: ¿Qué llevas en tu cartera? Es una mochila con más de lo necesario y te cuesta tarea encontrar lo que quieres. O eres de las que piensas que con menos haces todo. ¿Eres practica o precavida?

4. Independiente o mantenida: Si bien los tiempos cambian, las mujeres hace rato que trabajamos. ¿Tu mamá, trabajó fuera o sólo en su casa? Y ahora, qué haces tú. ¿Te molesta que te mantengan o no es algo que te cause ruido?

5. Conversar sobre todo: Más que una herencia es una condición de género. El hablar sobre lo qué nos sucede, sentimos o pensamos es una buena costumbre, que heredada o no, la mantenemos. ¿Tu madre era así de expresiva o se guardaba todo?

6. La disciplina con la crema de la cara: Cuidar la piel son cosas que aprendemos con el ejemplo. Si tu mamá no dormía sin limpiar su cara es algo que jamás se olvida. Es como lavar los platos a penas se ensucian, guardar la ropa en el clóset a penas se saca o hacer el menú para la semana. Es hacerse la vida fácil en el presente para un mejor futuro. ¿Eres precavida o vives el momento?

7. El orgullo de ser distinta: Tu madre fomentó tus intereses o plasmó en ti aquello que no pudo realizar. ¿Te alegra ser cómo eres o sientes que algo te falta?

8. Ser agradecida: Eres feliz con lo que sientes, te rodea y tienes. O siempre te estás quejando y ya eres una mujer amargada, sufriente. Recuerda cómo era el estado emocional que habitualmente andaba tu madre y te llevarás una sorpresa.

9. Cómo se viven los cambios: Uno los acepta o los rehúye. Los busca o te encuentran. Sea como sea, son un símbolo de cómo se vive la vida, con miedo o valentía. Con coraje y esfuerzo, con confianza y autoestima elevada o con pavor, desconfianza, angustias y penas. Si tu reacción no calza con lo que anhelas, de seguro hay trabas que soltar con lo que tu mamá te heredó y que ya no quieres sostener. Anímate que cambia, todo cambia.
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