La estadounidense Yasmin Eleby hizo una promesa hace algunos años atrás: si para el día de su cumpleaños número 40 no encontraba a su alma gemela o alguien con quien casarse, lo haría de todas formas aunque fuera con ella misma.
Y lo cumplió. El pasado sábado 3 de enero celebró su matrimonio consigo misma en una gran fiesta en el Museo de Cultura Afroamericana de Houston, Texas, al igual como si lo hiciera una pareja convencional, con 10 damas de honor, torta, baile, comida y luego un viaje de luna de miel a Camboya, Laos y Dubai.
Para la ceremonia, la hermana de Yasmin, quien es ministra, oficializó un servicio espiritual ya que en Estados Unidos casarse con uno mismo no es legal.
"Realmente no tengo palabras para describir la gran cantidad de emociones que he sentido durante las últimas semanas, sobre todo el sábado 3 de enero. Estaba impresionada con el derramamiento de amor y apoyo que me demostraron durante mi celebración al amor y la vida (…) Estoy haciendo tantas cosas que sólo yo soñaba y nunca pensé que sería posible", escribió Yasmin en el álbum de fotos del matrimonio en su página de Facebook.
Muchos podrán pensar que esta mujer tiene un trastorno de personalidad o un acto psicótico. Al respecto, el psicólogo Rodrigo Nieto describe que este fenómeno psicosocial puede ser mirado desde muchas dimensiones y niveles de profundidad y "podría construir un 'síntoma' social que nos invita a reflexionar sobre nuestra cultura en la actualidad y, en especial, sobre las exigencias culturales hacia la mujer moderna".
Además, el especialista asegura que la promesa que hizo Yasmin indica un grado de desesperanza en la posibilidad de encontrar pareja para construir matrimonio. "No visualizo este acto como patológico, sino más bien como un acto simbólico contenedor de significados, como lo podría ser cualquier tipo de ritual cultural convencional, solo que en este caso es personal", asegura.
"Esto se puede explicar desde muchas hipótesis tales como dificultades para consolidar vínculos de pareja o reiterados fracasos relacionales que generaron algún grado de desesperanza aprendida en ella y la necesidad de hacer un duelo respecto a la propia maternidad y al hecho de constituir una familia", explica.
"Desde el punto de vista instintivo, nuestro narcicismo (amor propio o instinto de auto conservación) siempre se repliega al Yo, al no encontrar una fuente vincular donde ser depositado (amor objetal). Lo anterior, aporta a la comprensión de este caso, pudiendo representarse en los siguientes términos: 'el casarme con un Yo imaginario, me ayuda a enfrentar el abandono de un otro ideal que nunca llegará'", agrega.