¿Quién recuerda esos almuerzos de entre semana, sin poder levantarse de la mesa hasta que no se terminara el plato de comida, generalmente compuesto algún alimento "poco atractivo" para un menor (cochayuyo, brócoli, etc.)? ¿Alguien lavó el auto o hizo algún trabajo hogareño para aumentar la mesada, o pasó una semana entera ingeniándoselas para no aburrirse en la casa, luego de ser castigado sin poder prender la tele? ¿Estamos muy lejos de esos años en que los niños sabían que eran niños y, por ende, acataban órdenes, eran amables y no levantaban la voz?
Para
Liat Hughes Joshi, periodista y autora e investigadora de temas de padres y crianza, algo parece haber ocurrido en el transcurso de los años que hoy los niños, en general, están en una especie de pedestal, teniendo a sus padres como sirvientes (en sus vidas "niñocéntricas", como lo llama), dándoles en el gusto en todo, sin modales ni incentivo a ser proactivos con las labores de la casa, que se duermen a la hora que quieren después de hacer rabietas, que no saben pedir por favor ni dar las gracias y gritan sin culpa a sus padres; criando niños egoístas y antisociales, buenos para las pataletas privadas y públicas, y creando "una generación entera de pequeños emperadores (mini narcisistas) que serán incapaces de funcionar en el mundo real", sin poder hacer amigos ni mantener un trabajo.
"Sus padres, con esa actitud de 'laissez-faire' en la disciplina y modales son los culpables", concluye la escritora, para quien, la respuesta a este conflicto estaría en regresar a la vieja usanza paternal, esa de los 70 u 80, en la que los niños conocían su lugar en la casa, y así lo explicó en su libro
"New Old-Fashioned Parenting" (algo así como 'nueva paternidad a la antigua'), un texto que más bien parece ser un llamado a recuperar la disciplina -obviamente, sin violencia de por medio-, aprender a mantener los castigos, potenciar los modales y que sepan hacer las labores de la casa.
"En el momento en que tu hijo está listo para abandonar tu casa, debe ser capaz de planchar una camisa, cambiar sábanas, coser un botón, cambiar una ampolleta…",
ha comentado Hughes.
La difícil tarea de pensar a largo plazo
Quitarles el iPad, desconectar el WIFI, apagarles la tele y darles menos mesada si no obedecen; ordenarles que ayuden con los quehaceres del hogar y, simplemente, dejar de buscarles mil quinientas actividades y clases que hacer en vacaciones y permitir que se aburran un poco para que desarrollen su creatividad… Sin duda son actos que poco ayudarán a sacarle una sonrisa a los menores, pero Hughes llama a ser inteligentes y, basados en el amor a los hijos, sopesar qué es lo mejor para su vida adulta.
"Siempre que puedan, piensen a largo plazo", recomienda desde Londres, consultada por Tendencias & Mujer acerca de qué consejos le daría a aquellos padres que, para evitar discusiones, insisten en darles en el gusto en prácticamente todo a sus hijos. "Es difícil ser un 'nuevo padre pasado de moda', pero se trata de pensar en qué es lo mejor para ellos a largo plazo y no en lo que los hace felices aquí y ahora. Puede ser difícil, pero vale la pena y, generalmente, ellos comenzarán a responder mejor con los límites y con su comprensión de las reglas de lo que pueden y no pueden hacer".
-¿Qué pasa con los castigos, como quitarles horas de tele por no obedecer, y las probables pataletas que pueden desencadenar?"Mantenerse firme y seguir pensando a largo plazo. No hay que asustarse con convertirse en alguien menos popular con tus hijos solo porque te pones firme. Ellos pueden ponerse sumamente tristes en ese momento, y realmente romper tu corazón cuando te dicen que te odian, pero si estás haciendo lo mejor para ellos a largo plazo, que así sea.
"En cuanto a las rabietas, no hay que torcer el brazo. Si no, les darás el mensaje equivocado, de que pueden obtener lo que quieran a través de una rabieta. O que con un grito, el papá y la mamá les comprarán otro dulce o un segundo helado. Nuestros hijos deben saber que cuando decimos 'no' es no y que la respuesta será la misma aunque hagan una pataleta".
Al respecto, Hughes pide casi como favor a los padres que son víctimas de una pataleta pública, no dejar que los niños griten y lloren en medio de un gentío, que probablemente se sentirá incómodo con el menor haciendo el berrinche a sus anchas. Se trata de ser considerado, recalca, y propone llevar al niño a un lugar más privado y tratar de calmarlo.
-Siguiendo la línea de los "niños en pedestales", una crítica popular en Chile es que hoy los padres parecen acudir más con los niños a especialistas -psicólogos, psiquiatras, etc.-, dándoles pocas oportunidades de resolver por ellos mismos sus conflictos. ¿Qué opinas?
"Curiosamente no tenemos ese mismo problema en el Reino Unido, de acudir tanto a los psicólogos con los hijos. Lo que sí, tenemos el concepto de 'padres helicóptero', que revolotean alrededor de ellos resolviéndoles todos los problemas, que sería algo similar. Obviamente debemos tratar de ayudar a nuestros hijos a resolver conflictos, pero al mismo tiempo, ellos deben aprender a solucionarlos cuando papá y mamá ya no estén a su lado para intervenir por ellos. Sin embargo, algo que encuentro bueno de la paternidad de nuestros tiempos es que cuando hay un problema realmente serio, un trauma infantil importante como la muerte de un padre o un hermano, buscamos la ayuda de profesionales, en vez de hacerlo como antes, que se solía esconder 'la mugre bajo la alfombra'".
Guía para los neo padres pasados de moda |
Algunos simples consejos de Hughes para recuperar algo de la vieja usanza parental son:
-Recompensas y castigos: Si obedece, premia a tu hijo con algo que le guste, una ida al cine, etc. Si no, simple; menos tele y menos mesada.
-Recuerda qué pasaba si no te comías toda la comida: Antes, en la vieja escuela, los niños solían comer lo mismo que el resto de la familia -que, por lo general, no era pizza, ni vienesas con puré o cualquier alimento de fácil acceso hoy en día- y, a la hora de no querer comerse todo, solían ser amonestados no pudiendo levantarse de la mesa hasta que el plato no estuviera acabado.
-Un problema del siglo XXI, "mi hijo no suelta el iPad": Enséñale que hay momentos y momentos para estar jugando o conectado a una pantalla –antes de dormir no lo es, por ejemplo-. Desconecta el WIFI si es necesario, y que aprenda que en la mesa no se juega ni se whatsappea.
-"Con por favor y gracias todo resulta mejor": Si tu hijo olvidó las palabras mágicas para ser amable, simplemente, no hagas nada de lo que te pida –llevarlo a algún lugar, ayudarlo con algo-, hasta que no pida las cosas como corresponda y hasta que no aprenda a dar las gracias después.
-Que aprenda desde chico a ayudar en la casa: "Eres su padre, no su sirviente", es una de las frases que destaca la escritora. Si vas tras tu hijo limpiando y ordenando todo lo que usa, crecerá pensando que la limpieza es una tarea ajena a él. Hughes aconseja desde niños inculcarles las actividades hogareñas de aseo. Pueden partir doblando los calcetines recién lavados y más adelante trapeando pisos o secando platos. Pronto, deberías ver cómo hacen estas actividades por iniciativa propia. |