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Muestras de cariño en público: cuando lo romántico pasa a ser de mal gusto

A través de una serie de hilarantes fotografías, una mujer quiso explicar la diferencia entre cómo creen las parejas que se ven en público cuando hacen demostraciones de afecto y cómo serían vistas por el resto.

13 de Marzo de 2015 | 15:00 | Por Ángela Tapia Fariña, Emol.
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Tom Kibik, Thebolditalic.com
SANTIAGO.- El amor, ese hermoso sentimiento que es posible ver en las calles, plazas, restaurantes o dondequiera que una pareja enamorada pasa tomada de la mano, besándose y a veces, en situaciones más pasadas de tono. ¿Dónde está el límite de una linda muestra de afecto al mal gusto en público?

Una mujer quiso graficar de modo hilarante cómo una pareja cree que se ve desde fuera sus tiernos momentos amorosos y cómo son vistos por los que la rodea, como una forma de aclararles a los enamorados que a veces puede llegar a ser desagradable tanto jugueteo amoroso en la vía pública.

Jessica Saia, colaboradora en el sitio Bold Italic le pidió al fotógrafo Tom Kubik que la ayudara a dar forma a esta idea, que acompañó con una columna en la que explica por qué  existen instancias –lugares, situaciones, horarios- en los que el exceso de muestras de cariño puede incluso ser de mal gusto.

“En un día bueno, ver personas en la calle tomadas de la mano o dándose un piquito me puede sacar incluso una sonrisa”, aclara Saia, antes de relatar su aparentemente desagradable experiencia en un almacén, donde “las muestras de afecto estaban fuera de límites”.

“Entré y en la mitad de la sección de comida para llevar, una pareja ya estaba mezclando sus lenguas con tal fervor, y de forma increíblemente extensa (…) Al principio pensé: ‘Ok, lo entiendo; los macarrones con queso, lo empañada que está la cubierta entiestornudos de la barra… Nadie puede negar que es un ambiente sexy”, ironizó.

“Pero luego, esa misma vez, otra pareja se estaba besando justo al frente de los embutidos y de verdad necesitaba llegar hasta ahí (para comprar). Dios, era como si la boca de él fuera el mortero y la de ella, el pistilo. Traté de evitar entrar en la zona en que podía salpicarme saliva, mientras agarraba a ciegas un paquete de jamón, apenas siendo capaz de ver qué opción era la más barata. Pero ellos ni se enteraron de mi presencia”, comentó Saia.

“Con sus ojos cerrados y pegándose a la cara del otro, evidentemente ellos se imaginaban una escena de lo más romántica (…) con trozos de queso azul desintegrándose a su alrededor como copos de nieve (…) Pero no fue así, no para mí”, dijo Saia, antes de explicar que tras esto decidió pedirle a Kubik que la ayudara a retratar la chistosa serie de fotos.

Un llamado al sentido común

“Las normas sociales o reglas de urbanidad indican que las muestras de afecto, cariño, amor, amistad, etc. en espacios públicos deben mantenerse en los límites de la prudencia y el respeto hacia los demás”, dijo a Tendencias & Mujer Carlos J. Redondo, editor de Protocolo.org, un sitio español dedicado a la etiqueta, “buenas maneras, ceremonial, urbanidad, buenos modales y temáticas afines”.

Redondo recordó que incluso existen lugares en el mundo en los expresar cariño físicamente a una pareja no es común e incluso está prohibido. Así, mientras en Japón no es muy frecuente ver muestras públicas de amor, en Dubái se puede ser encarcelado o hasta deportado por darse un beso en público.

Incluso en Chile, si bien no se corría el riesgo de pena de cárcel, hace unos 4 años, varios letreros fueron pegados en los pilares del Mall Plaza Los Ríos de Valdivia, en el que se veía la silueta de una pareja dándose un beso bajo el signo de prohibido. Bajo la imagen se podía leer: “No pierda la compostura y las buenas costumbres; niños mirando”. El hecho genero polémica por ser considerado demasiado pacato.

Quien sí fuera detenido en el país, pero por un acto algo más encendido, fue el ex diputado René Alinco, quien fue sorprendido el año 2010 manteniendo relaciones sexuales con una mujer al interior de su camioneta, a las afueras de Coyhaique. Las razones de su arresto habrían sido las “ofensas al pudor”, que recoge el artículo 495 inciso 5 del Código Penal.

“Los límites deberían estar en la prudencia y el sentido común de las personas”, concluye, por su parte, Redondo.
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