Lo que nadie nos contó es que el estar casados es un factor de protección para la salud masculina, pero no lo es necesariamente para las mujeres, ya que a nosotras no nos basta estar casadas para vivir más y mejor, sino que nuestra salud dependerá de la calidad del vinculo.
Así lo señalan diferentes estudios que han demostrado que el matrimonio a gran parte de los hombres los hace vivir más, tener una vida sexual más activa, ser económicamente más estables y añadir años a sus vidas. Sí, aunque no lo crean los hombres solteros tienen una tasa de mortalidad dos veces más alta que los casados porque los solteros son más susceptibles a asumir conductas de riesgo, fumar y beber en exceso, involucrarse en actividades violentas y peligrosas, sufrir con más frecuencia enfermedades como la diabetes, enfermedades respiratorias, infartos y estrés. Y como si eso fuera poco, en promedio la vida sexual de un hombre casado es más satisfactoria que la de un soltero ¡sorprendente! ¿No lo creen? La razón de ello sería que el estar casado ahorraría el trabajo, costo y energía de tener que conquistar y seducir a una mujer para llevarla a la cama y además de proveerle cierta frecuencia sexual a la mayoría, les permitiría vivir su vida sexual libre del estrés de tener que demostrar su virilidad en el ring de cuatro perillas al tener una relación de confianza con su compañera.
Por otra parte, variados estudios han demostrado que los dos grandes beneficios que buscan las mujeres a través del matrimonio son la seguridad económica y seguridad emocional, siendo un buen matrimonio un elemento protector contra la depresión femenina.
En este sentido, teniendo en cuenta que los tiempos han cambiado y ya muchas “se rascan sus propias pulgas” e incluso hay varias que son las que aportan más al hogar, queda concluir que la gran motivación hoy en día para quedarse en una relación es la calidad del vínculo emocional y va a depender de éste el decir quedarse o separarse, ya que a diferencia de los hombres a las mujeres no les bastaría con estar casadas para verse beneficiadas per se, sino que los beneficios serían el resultado de la calidad de la misma.
Por ende, cuando el vínculo emocional se descuida o desatiende de forma prolongada aparecen en ellas -con mayor facilidad que en el hombre- ansiedades, rabias, angustias y penas que pueden desembocar en enfermedades anímicas, físicas y sexuales. Con esto, no quiero decir que ellos no somaticen los problemas de pareja, pues eso sería falso ya que en la consulta he podido comprobar cómo el estado de la relación de pareja es clave en muchos trastornos sexuales masculinos secundarios; lo que quiero señalar es que la gran diferencia entre ellos y ellas es que las mujeres suelen enfermar más a causa del empobrecimiento de la conexión emocional, detectan antes problemáticas en esta área de la intimidad y con mayor frecuencia deciden poner fin a una relación que no les aporta bienestar sino que las enferma.
¿Qué puede llevarlas a pensar en el divorcio como un camino para sentirse mejor y ser feliz?
• Sentir que su pareja es egoísta y/o egocéntrico.
• Considerar a su pareja poco empático.
• Sentirse no escuchadas.
• Sentirse no valorada.
• Sentirse desatendidas.
• No sentirse prioritarias en comparación a trabajo, amigos, hobbies, etc.
• No sentirse deseadas.
• Desconfiar de su pareja.
• Sentirse explotada y/o poco apoyada por su pareja.
• Sentir que es irresponsable e inmaduro.
• Si él es avaro.
• No admirarlo.
¿Cuándo sienten que el divorcio es “la” única alternativa?:
• Cuando ya le es imposible negar que algo de fondo anda mal.
• Cuando no ven el problema como una crisis momentánea sino como una situación crónica.
• Cuando perdieron la fe de que las cosas vayan a cambiar o en las promesas de cambio.
• Cuando creen que no hay motivación de parte del compañero a tratar de generar cambios o buscar ayuda alguna.
• Cuando el temor a la soledad, a perder su seguridad económica, a cómo le afectará a sus hijos pesa menos que su insatisfacción y la idea de seguir viviendo así.
• Cuando ya ha evaluado el impacto que tendrá sobre sus hijos y considera que podrán superarlo o que éstos la apoyan.
• Cuando considera que sus demandas y expectativas son justas, validas y reales.
• Cuando cree que no hay otros caminos para solucionar el tema.
En general las decisión femenina de separarse no lo toman de un día para otro, al contrario el híper análisis que realizan hace que muchas hagan el duelo de la relación al interior de la misma y que una vez tomada la decisión no sólo sea su decisión definitiva sino que seis meses más tarde se sientan seguras y felices de haber dado el paso.
Por ello, escuche a su mujer y no minimice, ni evite hablar de “los problemas” que como dice la sabiduría popular “si el río suena es porque piedras trae” y “más vale prevenir que curar” Invertir 15 minutos a diario para conversar sobre ustedes y la relación, es asegurar años de armonía y salud.
Saludos,
Constanza del Rosario, psicóloga experta en relaciones de parejas y sexualidad @consdelrosario