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En 2011, la británica Candice-Marie Fox se encontró un bulto sobre su clavícula izquierda y un ultrasonido reveló que tenía cerca de 20 carcinomas papilares de tiroides. Los médicos le advirtieron que si no se los extirpaba, perdería la voz y moriría en el transcurso de un año, así que no le quedó otra alternativa que someterse a una operación de cuatro horas y media.
Dos meses después, y tras someterse a un tratamiento radioactivo para eliminar cualquier resto de cáncer que hubiera quedado, un escáner arrojó que la enfermedad se había expandido a su hígado y a la parte de atrás de su cuello, y que habían células pre cancerosas en su pulmón. El pronóstico médico fue que le quedaban cinco años de vida, que podían eventualmente ser más con un tratamiento de quimioterapia que debía comenzar en seis meses.
Pero Candice no quiso. Su mejor amigo y un primo habían muerto de cáncer, y ella culpaba a la debilitante quimioterapia de ello. "Decidí que tenía cinco años de vida o seis meses para deshacerme de esta porquería, y demostrarles que podía hacerlo por mi cuenta", contó la mujer de 31 años, cuya historia ha sido recogida por varios medios.
Así, Candice resolvió darle un vuelco total a su vida y librarse del estrés, los químicos y los productos animales que -afirmó- "alimentan el cáncer". De esta manera, se deshizo de productos de belleza y sprays de limpieza altos en químicos; dejó el cigarrillo y el alcohol; comenzó a practicar yoga; se unió a un grupo de baile de pensamiento positivo; adoptó la meditación; dejó un trabajo que no la satisfacía, e incluso se separó del hombre con quien llevaba dos años de matrimonio.
Sin embargo, la mayor modificación la hizo en su dieta. "Comencé a comer mucha fruta", relató, pero no cualquiera. La mujer optó por las piñas -de las que llegó a comer tres al día-, los pomelos, los limones, las manzanas, los kiwis, los plátanos y las papayas. ¿La razón? Todas esas frutas son ricas en bromelina, una enzima que se cree tendría un alto poder anticancerígeno.
Con su nuevo estilo de vida, Candice regresó al médico seis meses después y para su sorpresa los exámenes confirmaron que había erradicado el cáncer casi por completo.
"Cambié toda mi visión de la vida. En lugar de vivir para fiestas y fines de semana, y trabajar y hacer las mismas cosas todos los días, cambié toda mi visión", explicó.
"Decidí vivir para mí y amar la vida por lo que es. Suena tan lejos de los cuentos de hadas, pero es la única manera de vivir y funcionó", agregó.
Según Candice, su triunfo sobre el cáncer se debe a lo que ella denomina la "ciencia de la comida" y a adoptar una actitud positiva. "Ahora estoy viviendo la vida en mis términos. No estoy molesta, no me despierto triste, me levanto eligiendo qué es lo que quiero hacer en mi vida", concluyó la mujer, quien hoy tiene su propio sitio web para ayudar a otros.