Niños y adolescentes son los principales pacientes de estos tratamientos, y representan la población vulnerable, por el acoso escolar que además sufren.
El Mercurio
Mientras esta semana el Presidente Barack Obama condenó las conocidas terapias de “reparación” realizadas a jóvenes homosexuales –y promovidas por grupos conservadores o religiosos-, con el supuesto fin de “transformar” a sus pacientes en personas heterosexuales, en Chile se espera que a fin de mes, el Colegio de Psicólogos entregue los resultados de una investigación que por 4 meses reunió los datos de la situación “bastante caótica” que se vive en el país, según señaló a Tendencias y Mujer la presidenta de la Comisión de Género y Sexualidad, Janet Noseda.
Niños y adolescentes son el principal foco de estos tratamientos, también llamados “de conversión”, que fueron precisamente traídos al país desde EE.UU., y siguen operando en Chile, pese a que ya el año 2012, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) las prohibió.
“Los supuestos servicios de ‘curación’ de personas con orientación sexual no heterosexual carecen de justificación médica y representan una grave amenaza para la salud y el bienestar de las personas afectadas’, comunicó ese año la OPS, en el Día Internacional contra la Homofobia, el 17 de mayo. “Ya que la homosexualidad no es un trastorno o enfermedad, no requiere cura. En consecuencia, no existe indicación médica para el cambio de orientación sexual”, dijo la entonces directora del organismo, Mirta Roses Periago, advirtiendo de las serias consecuencias que esta práctica puede tener, asociándose con “sentimientos de culpa y vergüenza, depresión, ansiedad, e inclusive suicidio”.
Y fue precisamente a raíz de un lamentable caso, el de Leelah Alcorn –joven de 17 años que se quitó la vida luego de escribir una nota de despedida que explicaba cómo terapeutas religiosos habían tratado que volviera a identificarse como hombre- que se logró reunir más de 120 mil firmas en una petición a la Casa Blanca para que el gobierno estadounidense prohibiera estas terapias, tal como se ha hecho en varios Estados de esta nación (California, Nueva Jersey).
“Compartimos su preocupación por los efectos potencialmente devastadores (de las terapias) en la vida de las personas transgénero, así como gays, lesbianas, bisexuales y transexuales (…) Como parte de nuestro compromiso con la juventud de América, este gobierno apoya los esfuerzos para prohibir el uso de terapias de conversión para las minorías”, señaló el comunicado de la Casa Blanca, según informó el New York Times.
Adolescentes LGBT, la población más vulnerable
“Lo único que está comprobado de estas terapias es que provocan depresión, suicidios y problemas de toda índole en trastornos de la sexualidad. No cambian la orientación sexual, y es más, en Chile, las personas que las promueven no tienen ni siquiera un paper que avale lo que señalan”, denunció Janet Noseda.
La preocupación del Colegio de Psicólogos de Chile y lo que en gran parte motivó al equipo de Nóseda a su investigación, es que los niños y adolescentes, los principales pacientes de estos tratamientos, representan precisamente la población vulnerable, ya que además deben lidiar con el acoso escolar que su orientación desencadena, en la mayoría de los casos.
Si bien el Colegio de Psicólogos puede sancionar solo a los profesionales colegiados, se espera que una vez que den a conocer los resultados de su estudio, soliciten a la población denunciar estas prácticas y al Estado, que intervenga, sobre todo cuando los afectados sean menores de edad.