"He sabido aceptar que en el mundo no todos son perfectos, que hay gente malintencionada que te quiere hacer daño", dijo el modelo sobre los rumores que han inventado de él en la prensa.
Macarena Pérez, El Mercurio
Pese a sentirse protegido en su hogar, junto a su mamá, su tía y su abuelita Chicha, a los 14 años William Levy (34) decidió salir de Cuba y probar suerte en Estados Unidos. Buscaba nuevos horizontes en esas tierras que prometen el éxito si uno se esfuerza lo suficiente. Y por ganas, Willy no se iba a quedar atrás.
Bueno para el béisbol, logró que después de cursar High School, lo becaran para una universidad, donde estudió Administración de Negocios, hasta que tuvo que abandonar la carrera para trabajar y ayudar a su mamá. El destino le tenía preparado otro camino, ligado al espectáculo, las cámaras y las fans.
“¡Gracias, brother!”, le dice a un hombre que le trae un vaso de agua antes de empezar esta entrevista. Vestido de punta en blanco, se encuentra en Santiago presentando una fragancia de Esika, “Magnat”; y está sorprendido de que por más que sea primera vez que pisa suelo chileno, tuvo un grupo de veinte mujeres que esperaron desde las 9 de la noche, hasta las 4 de la mañana –cuando el vuelo al fin llegó a Santiago-, al exitoso modelo.
Recordemos que Levy, tras haber hecho pasarela para Dolce & Gabbana, ha participado en al menos diez producciones dramáticas mexicanas y estadounidenses, además de comerciales y películas, que incluyen el mercado hollywoodense. Pero varias de sus seguidoras comenzaron su fanatismo por él, luego de su aparición en el video de Jennifer Lopez, “I’m into you”, con generosas tomas del físico del cubano. Y tal fue el impacto que generó, que al poco tiempo, cuando Lopez se separaba de Marc Anthony, la prensa internacional culpaba a Willy de ser la razón del quiebre de la pareja de músicos –algo que él ha negado desde siempre, al igual que los otros romances que le han achacado con distintas mujeres del espectáculo-. “Es difícil aceptar estas cosas, pero son parte de la humanidad y sobre todo de esta carrera”, dice resignado. “Es parte de los sacrificios que he tenido que hacer”.
-¿Qué cosas has sacrificado?
“A los 14 años me fui de Cuba. Elegí abandonar a mi familia y perseguir un sueño en otro país. Vivía con mi familia y no tenía idea qué pasaba en el mundo fuera de Cuba. Me fui a un lugar donde hablaban otro idioma, pero no me importó, con tal de perseguir mis sueños. Extrañaba muchísimo a mi abuelita, a mi familia, a todo el mundo.
“He sacrificado mucho tiempo que podría pasar con mis hijos para verlos crecer. Me ha tocado estar en foros de televisión, grabando 15 horas al día, de lunes a sábado, por diez meses seguidos. Y a veces digo: ‘¡Cómo he perdido tiempo de estar con mis bebés!’. Pero son cosas que hay que hacer si quieres ser exitoso y no quieres que les falten cosas a ellos como te faltaron a ti. Son mi vida esos dos”.
William se refiere a Christopher (Tophy) y Kailey, los dos hijos que tuvo con la actriz mexicana-estadounidense Elizabeth Gutiérrez, y a quienes ha traspasado la adoración que el modelo provoca en sus fans, quienes siguen las actividades de los menores apenas uno de sus padres sube alguna foto de ellos en una red social.
-¿Te criaste solo con mujeres?
“Sí, porque mi papá fue padre muy joven, a los 18 años –mi mamá tenía 17 años cuando nací-. Así que él era un poco más loco y no tuvo la madurez como para criar un hijo, de cómo ser padre. Y yo lo entiendo, todo el mundo es un poco alocado cuando es joven, así que no le guardo rencor para nada. Lo que sí, nunca tuve una imagen de padre conmigo. Tenía un tío, pero él trabajaba y estudiaba en Rusia cuando yo era pequeño. Y mi papá, bueno, hoy en día tengo una relación muy linda con él. Es un hombre que se ha enderezado por el camino correcto”.
-¿Qué se aprende de vivir rodeado de mujeres?
“Mucho. Vi mujeres trabajadoras, muy luchadoras, que me inspiraban a ser mucho más de lo que podía ser. Las vi saliendo adelante por sí mismas, a mi mamá, mi abuelita y mi tía, sin la ayuda de ningún hombre. Obviamente tenían hermanos pero todos en cuba trabajan a la par. Entonces, nunca vi a una mujer en mi familia ser mantenida por nadie. Eran todas trabajadoras y eso me inspiraba a ser más trabajador que ellas. No podía aceptar que en la casa una mujer trabajara más que yo”.
-¡Qué machista!
“Al contrario. No me gustaba ver que ellas se esforzaban más que yo; quería que se relajaran, que disfrutaran más, y sentir que el proveedor era yo. No me gustaba ser el mantenido mientras ellas trabajaban.
“Yo quise ser exitoso en mi vida, porque sabía que eso me iba a dar la oportunidad de poder darles una casa, de poder decirle a mi abuelita que no trabajara más y que disfrutara la vida”.
-Conociste el lado bueno y malo del éxito. Te han relacionado con actrices, incluyendo a JLo, culpándote de la separación con Marc Anthony.
“(Ríe) Al principio me resultaba muy incómodo, pero hoy en día he sabido aceptar que en el mundo no todos son perfectos, que hay gente malintencionada que te quiere hacer daño; que le duele el éxito de otra persona, que no tiene principios, y se sienta atrás de un micrófono, sin valores ni educación, y empieza a hablar mal de ti sin siquiera conocerte en persona. Pero para que haya buenos, tiene que haber malos”.
-Siempre se critica que entre las mujeres hay mucha envidia. ¿Pasa eso con los hombres?
“No lo he sentido de las amistades que tengo, pero sí de otras personas y compañeros de trabajo. Hasta he visto en entrevistas que han comentado cosas de mí, mis propios compañeros. Les agradezco por tenerme en sus mentes, pero ellos no están en la mía. Nunca he hablado mal de nadie. Veo lo que tengo y no me importa lo que los demás hagan”.
-Habiendo conocido ya lo bueno y malo de ser exitoso, ¿qué quieres enseñarles a tus hijos?
“A trabajar fuerte en la vida, a merecerse lo que quieran. Si Tophy quiere un bate de beisbol, primero que lo merezca; que saque la basura por 5 días o lo que sea. Así que trato que todo el tiempo, ellos luchen por lo que quieren y se esfuercen por eso. No les voy a pedir que trabajen porque son muy chiquitos, pero tienen que aprender a ganarse las cosas. A veces me duele cantidad tener que hacer eso. Son mis bebés, pero sé que les estoy enseñando un bien”.