Macarena Pérez, El Mercurio (imagen referencial)
En los últimos años, la cantidad de embarazos ha aumentado en los dos extremos de la vida: adolescentes menores de 15 años y mujeres mayores de 40. Y en ambos casos se trata de gestaciones de mayor riesgo.
Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en 2011 las mujeres mayores de 40 años fueron las responsables del 4% de los nacimientos, mientras que en el año 2000 correspondían sólo al 3. "Este crecimiento ha sido lento pero sostenido en el tiempo", afirma Rogelio González, gineco-obstetra de Red de Salud UC CHRISTUS.
En general, la mujer que se embaraza por primera vez después de los 40 años es profesional, con una carrera consolidada e inserta en el mundo laboral, por lo que el médico hace hincapié en las precauciones que deben tomar en este ámbito.
No trabajar más de ocho horas o permanecer de pie más de cuatro horas seguidas -como es el caso de las profesoras y muchas trabajadoras del ámbito de la salud-, y evitar el trabajo estresante y extenuante -ya que puede aumentar el riesgo de parto prematuro y bajo peso al nacer-, son las principales recomendaciones de González.
Enfermedades de base
El especialista también advierte que la mujer mayor de 40 años tiene más probabilidades de presentar enfermedades de base, como hipertensión, obesidad y diabetes, lo que pone en riesgo tanto al feto como a la madre.
Además, esa edad edad se asocia a enfermedades obstétricas como pre-eclampsia y diabetes gestacional, entre otras.
Asimismo, comenta que una mujer que se embaraza por primera vez alrededor de los 40 años, corre más riesgos que aquellas embarazadas de la misma edad, pero que ya han sido madres.
"El embarazo es un poco más seguro y expedito cuando ya se ha tenido más hijos. La primigesta, en cambio, tiene mayor riesgo de cesárea y ésta es una resolución de parto más complicado", indica.
Evaluaciones adicionales
Para asegurar un embarazo saludable durante la cuarta década de la vida, Ricardo González, enfatiza en la importancia de los controles médicos y, especialmente, monitorear las enfermedades crónicas como la hipertensión, diabetes, hiperlipidemia, entre otros.
"En Chile tenemos la cultura de controlar muy bien los embarazos, por lo que las mujeres acuden periódicamente a realizarse sus evaluaciones con la matrona o ginecólogo y no tienen problemas para realizarse las ecografías. Por lo tanto, los protocolos se cumplen bien tanto en la salud pública como privada", afirma.
El médico señala, además, que alrededor de los 5 meses, este tipo de embarazadas debe realizarse una evaluación como embarazo de alto riesgo para descartar la posibilidad de complicaciones. En muchas instituciones esto implica la realización de más exámenes orientados a pesquisar patologías crónicas.
"Esto último depende de la situación histórica de la madre, por lo tanto, lo más frecuente es descartar diabetes pregestacional y gestacional, realizar un perfil lipídico y evaluar si la paciente tiene obesidad", finaliza.