ROMA.- Los nuevos estilos de vida, la globalización y los cambios en el sistema productivo están alterando la dieta mediterránea, hasta ahora considerada un modelo de alimentación sano e integrado en la cultura local, según un informe difundido hoy por la FAO.
El estudio destaca que la región del Mediterráneo vive una "transición nutricional" que la aleja de la antigua dieta, ya que ganan peso productos como la carne y los lácteos frente a otros tradicionales como las frutas y las verduras.
Realizado por la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Centro Internacional de Altos Estudios Agronómicos Mediterráneos (CIHEAM), una organización intergubernamental formada por trece países, el informe insta a tomar medidas para apoyar dietas más sostenibles en la zona.
Considera que la globalización, la mercadotecnia y los nuevos estilos de vida -incluidos cambios sociales como la incorporación laboral de la mujer- alteran los modelos de consumo en el Mediterráneo.
Mientras que los países ribereños del sur siguen su lucha contra la desnutrición, en toda la región hay un combate creciente contra la obesidad y el sobrepeso, y aumentan los casos de enfermedades crónicas debido a la alimentación.
El coordinador del programa de sistemas alimentarios sostenibles de la FAO, Alexandre Meybeck, señaló en un comunicado que la "dieta mediterránea es nutritiva, integrada en culturas locales y sostenible ambientalmente, y apoya las economías locales", por lo que "es esencial promoverla".
Sin embargo, cada vez más productos de fuera de la región se consumen dentro y los monocultivos ganan terreno en unas tierras agrícolas antes dedicadas a distintos productos, lo que modifica los hábitos alimentarios, según el estudio.
Se calcula que solo el 10% de los cultivos locales tradicionales siguen produciéndose en la región, ya que muchas variedades han sido sustituidas por un número limitado de cultivos procedentes de otros lugares.
La reducción de la diversidad genética también está motivada por el aumento del turismo y del desarrollo urbano, el agotamiento de los recursos naturales y la pérdida de conocimientos tradicionales, apunta el estudio.
La FAO y el CIHEAM llaman a los gobiernos y a la industria alimentaria a colaborar para entender mejor las tendencias en la alimentación y conservar los recursos y los conocimientos locales.
Además, abogan por mantener los sistemas agroalimentarios y lanzar campañas de sensibilización para que el consumidor reclame productos mediterráneos tradicionales.