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La Corte Suprema de Gran Bretaña rechazó el intento de una mujer de usar los óvulos congelados de su hija fallecida para engendrar a su propio nieto, un caso sin precedentes que los medios de comunicación
hicieron público en febrero pasado.
La mujer, conocida sólo como "señora M", buscaba ser autorizada para trasladar los óvulos de su hija -quien murió en junio de 2011 a los 28 años producto de un cáncer- hasta una clínica de fertilidad ubicada en Estados Unidos, donde serían fecundados por un donante de esperma.
La idea de la mujer ya había sido rechazada en tres ocasiones por la Autoridad de Fertilidad Humana y Embriología (HFEA, por su sigla en inglés) de Gran Bretaña, que consideraba que la dueña de los óvulos no había dejado el consentimiento requerido para ello. Y la Corte Suprema coincidió con este punto de vista, por lo que también negó la solicitud de la "señora M" y su marido.
"Debo desestimar este reclamo, aunque lo hago consciente de la angustia adicional que esto traerá a los reclamantes, cuyo objetivo ha sido honrar el último deseo de su hija", sostuvo el juez Justice Ouseley, quien además le ordenó a la pareja a pagar 10 mil libras por concepto de costos legales.
"Nuestra comisión consideró este caso en tres ocasiones distintas, tomando en cuenta con mucho cuidado la nueva evidencia que se entregó cada vez, pero decidió que no era el tipo de consentimiento plenamente informado requerido por la ley", explicó una vocera de la HFEA, quien agregó: "La decisión del comité era la correcta".
De haber ganado el caso, la "señora M" se hubiera convertido en la primera mujer en el mundo en embarazarse con los óvulos de su hija muerta. Y aunque aún puede recurrir a un tribunal de apelación, es difícil que obtenga un fallo a su favor.