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Ahmed Hamdo Abeyd es uno de los 1,7 millones de refugiados sirios que viven en Turquía en muy precarias condiciones. Es por esto que el niño, que no debe tener más de 10 años, intenta ganar algo de dinero vendiendo pañuelos desechables en las calles de la ciudad de Izmir.
Hace unos días, Ahmed quiso ofrecer su producto a clientes de un restorán, lo que provocó el enojo del dueño del local, quien con la ayuda de sus empleados lo tiraron al suelo y golpearon sin piedad. "Sólo estaba vendiendo pañuelos desechables. Cuando estaba a punto de venderle un paquete a una señora, ellos me hicieron a un lado y me golpearon", relató el niño a los periódicos locales según reportan varios medios.
La escena fue fotografiada por clientes del restorán y transeúntes, quienes no demoraron en difundirla a través de las redes sociales.
Por su parte, el dueño del local se defendió diciendo que el niño estaba molestando a los comensales. Según testigos, cuando Ahmed se negó a abandonar el lugar, el hombre comenzó a golpearlo.
Además de causar la furia en internet, la imagen de Ahmed llorando y con su nariz ensangrentada llegó a ojos del Primer Ministro turco, Ahmet Davutoglu, quien exigió que el niño fuera encontrado para recibir ayuda.
Y así fue. La policía turca halló a Ahmed y su madre, y le sugirió que presentara una queja en contra del responsable de la golpiza de su hijo. Sin embargo, la mujer desistió y afirmó que "Dios los castigará".
Gusun Ubaid relató que ella y su familia escaparon de la guerra en Siria, y que desde hace cuatro meses estaban en Izmir. Ahmed y su grupo familiar -12 en total- no tienen dinero y viven de la caridad en una casa de dos habitaciones que está en muy malas condiciones.