Los nietos de Kay Stickle no viven en su ciudad, así que entrega su cariño y sus abrazos de abuela a Cincaid y las otras guaguas prematuras del hospital.
Thestarpress.com
MUNCIE, INDIANA.- Por los próximos minutos, Kay Stickle será la abuela de Cincaid. Ella lo sostiene contra su pecho, y le dice que tiene unos hermosos ojos y cabello. Ella le pregunta que cómo ha sido su día, y ella misma se responde que ha sido bastante bueno, excepto por el hipo.
Con una de sus manos, le frota la espalda, mientras le promete que el hipo se pasará, mientras Cincaid la mira de reojo y se estira. Su manito de solo 6 semanas es del tamaño de la huella del pulgar de Stickle. Es entonces cuando él hace algo que entusiasma a la mujer; la mira fijamente y parece escuchar su voz. De esta forma, Stickle ha tenido más de 100 nietos en los últimos 10 años.
Son las 9.30 am del miércoles en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales, o UCIN, del IU Health Ball Memorial Hospital, y en lo que va del día, todo ha sido tranquilo, excepto por un corto llanto que tuvo una de las 12 guaguas que están en esa habitación de luz tenue. Allí están en camas que les llegan al nivel de la cintura a las enfermeras, y rodeadas de tecnología.
Cada guagua tiene su pantalla, con tres números ahí; números importantes, que les indican a las enfermeras que les duele y qué necesitan, porque ellas no pueden expresarlo. De hecho, Cincaid tiene su propia pantalla con números, pero Stickle ni la mira. Es la única persona mayor en esa sala que no tiene por qué preocuparse de andar mirando esas cifras. La misión de ella es estar ahí para proporcionar "extra amor".
Stickle es una de las 16 “abrazadoras” oficiales que fueron entrenadas de forma voluntaria para trabajar en turnos de 4 horas semanales, para sostener y abrazar a las guaguas del UCIN, donde las enfermeras, que atienden a unas dos o tres guaguas, apenas les queda tiempo después de lavar y cambiar ropa, botar pañales y tener a los pequeños cómodos. Así que los "abrazadores" son manos que vienen en ayuda.
La idea se le ocurrió a Sindee Fry, que había visto un programa similar en un hospital de Arizona y, habiendo sido ella misma una enfermera de Cuidados Intensivos Neonatales, sabía que sería de gran ayuda. "No soportaba escuchar guaguas llorando y que nadie pudiera atenderla", comentó la mujer, que se transformó en una de las cuatro primeras "abrazadoras" del hospital, y que hoy trabaja junto a la directora del UCIN, Vickie Stanley, manteniendo el programa, la capacitación y horarios de los voluntarios.
Tal como señaló Fry, muchos padres no pueden estar las 24 horas, todos los días de la semana en el hospital e incluso, algunas mamás se toman el post natal, una vez que su bebé dejó la unidad de cuidados intensivos. De esta manera, se hace necesaria una dosis de amor diaria para los menores y que ellos sepan que alguien está ahí para abrazarlos.