El "pink viagra" actúa sobre transmisores como la dopamina y la serotonina.
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SANTIAGO.- Una enorme expectación mundial ha causado la
aprobación el martes pasado, por parte de la FDA, del medicamento Addyi (más conocido como el “viagra femenino”), atrayendo a millones de curiosos que ven en la flibanserina, verdadero componente de esta pastilla, la solución para las complicadas vidas sexuales de incontables mujeres. ¿Será tan exitoso como hace 20 años lo fue la versión azul masculina?
Recordemos que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por sus silgas en inglés), había rechazado en varias ocasiones la aprobación de Addyi, debido a sus efectos secundarios y restricciones: combinado con alcohol puede provocar una peligrosa presión baja, náuseas y hasta desmayos, y existen otros problemas asociados si se mezcla con tratamientos para infecciones por hongos.
Por otro lado, y a diferencia del viagra real que está enfocado a los genitales masculinos y su mecánica, la flibanserina apunta a lo que vendría a ser el principal órgano sexual femenino y, muchas veces, causante de algunos desórdenes en la vida íntima de una mujer: el cerebro.
Addyi, o “viagra femenino” o “pink viagra”, como también se le conoce, actúa sobre transmisores como la dopamina y la serotonina, ayudando a estimular la libido; y tal como se hace con cualquier fármaco que actúa a nivel cerebral, debe ser tomado todos los días, sin importar si se tendrán o no relaciones sexuales.
De hecho, la flibanserina había comenzado a investigarse en pacientes, como un tratamiento para la depresión, pero luego se comenzaron a ver buenos resultados en el plano sexual de los sujetos de estudio.
No mejora el aburrimiento conyugalSe estima que hasta un 14% de mujeres estadounidenses sufren lo que se llama Trastorno del Deseo Sexual Hipoactivo, es decir, la deficiencia o ausencia de deseo sexual, producido por factores como la diabetes, cáncer, artritis o aspectos psicológicos, como abusos sexuales que se hayan vivido, depresión, baja autoestima o estrés.
Lo que este trastorno no menciona, porque parece no poder nombrarse como causa –según reflexionan en The Guardian-, es el aburrimiento, resentimiento y cansancio que podría provocar una relación conyugal carente de pasión entre sus miembros. “Decir que el cerebro es el principal órgano sexual, implica entender que el sexo es mucho más que la sola habilidad de estar ‘siempre listos’, y que hay una infinita variedad de impulsos que van y vienen, pero que la mayoría parece complicar a la gente a largo plazo; y que la vida sexual de casi todos no se parece a la pornografía, por más que se esfuercen para que sea así”, concluyeron.